(Voz narrativa: Jung Kook)Con la excusa de mi precario estado mental y del bono de terapias, la Universidad no puso problemas en aceptar mi solicitud de irme a mitad de curso. De hecho, el decano lució de lo más encantado al entregarme los billetes de un avión que saldría en tan solo tres días rumbo a Nueva York. Quería perderme de vista cuanto antes porque era amigo de Hang y me la tenía jurada, aunque, por supuesto, yo a ellos también.
Tres días.
Tres días y estaría fuera de Seúl, de mi círculo de malas influencias y de mi caótica estructura familiar.
Pasaría un año entero en América.
Un año.
Sonaba a muchísimo tiempo. Muchísimo tiempo solo para hacerme valer, lograr algo útil, para variar, y, de paso, aprender a manejar mis traumas mentales y mis mierdas. Porque sí, por mucho que me pesara reconocerlo, Seok Jin había tenido razón en su particular forma de confrontarme con la realidad. Verónica no podía estar con alguien como yo. Terminaría siendo una desdichada porque yo tenía demasiadas tuercas cerebrales rotas y, en ocasiones, también demasiadas ganas de tirarme por el puente y ponerle fin a todo. La quería demasiado como para verla sufrir.
Por eso, mientras esperaba a que llegara el día de mi partida, recogí mis cosas de su casa, me despedí de su madre con una nota de agradecimiento y me largué a mi refugio en Kaisoo. Así me aseguraría de ahorrarle el dolor de tener que verme por los pasillos y por eso también dejé de acudir a las pocas clases que me quedaban en la Universidad. Solo puse los pies allí en una ocasión, con la idea de vaciar mi taquilla del gimnasio, y tuve la mala suerte de divisarla en la intersección de los edificios, con Tae Hyung pegado a su lado.
Tae Hyung.
Qué pedazo de desgraciado. Y qué puta suerte tenía de ser lo que yo no era. Verónica lucía tan cómoda a su lado... Se veían tan bien juntos...
Mierda.
Hice mi mayor esfuerzo por pasar de largo sin ser detectado y, a partir de ahí, traté de no pensar mucho y de concentrarme en el único asunto pendiente que me sentía en la obligación de resolver antes de abandonar el país: la situación de Yoon Gi.
Bien es verdad que el tipo no era amigo mío ni tampoco habíamos hablado demasiado pero se encontraba casi tan jodido como yo así que podía entenderle. Además, me había hecho el favor de asumir la identidad de Lonely ante Verónica sin hacer demasiadas preguntas y, de alguna forma, tenía que corresponderle. Y esa forma era Jimin. Yo lo conocía. Conmigo se llevaba bien. A mí quizás me escuchara.
Así que no me lo pensé y llamé a Yoon Gi o, mejor dicho, le saqué a rastras de la biblioteca, en donde, al parecer, se refugiaba cuando estaba mal, y le invité a dar un paseo por el parque y, de paso, a tomar algo en un restaurante de pollo que me inventé.
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ÚLTIMO DESEO 《JJK》
RomanceBienvenido, usuario. Por favor, ingresa nombre de usuario. Por favor, introduce fecha de nacimiento. Por favor, autoriza geolocalización. Por favor, introduce contraseña. Repite contraseña. Un momento... Generando perfil... ¡Gracias por la esp...