31 | Lonely

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"Por ese primero, aunque no vayas a estar a mi lado para verlo"

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"Por ese primero, aunque no vayas a estar a mi lado para verlo".

Me di una vuelta en la cama. De verdad, qué cinismo. ¿Se podía saber de qué iba? Había jugado conmigo para obtener la rescompesa (tenía que ser esa beca a USA, por supuesto) y, con todo y con eso, aún le quedaba descaro de sobra para dárselas de sentimental.

"Si eres tu, me dejo hacer lo que sea".

Me volví a girar. Acomodé la almohada. No dudaba que se dejara pero... ¡Bah!  Menudo embustero.

"Como te dije la otra vez, no me importa si me crees o no. Piensa lo que consideres".

¿Lo que considere? Me incorporé, inquieta, y eché mano del teléfono. Ya eran las seis y media de la mañana. Qué desesperación.

La secretaria de la Ciencias del Deporte me había dicho que el avión de Jung Kook saldría a las nueve con dirección a Nueva York y que estaría allí un año entero. Eso significaba que dejaría de verlo pavonearse como un rey por el campus, que dejaría de importunarme en las máquinas de la salida de mi facultad y también que dejaría de discutir con él por faltar a sus responsabilidades en el restaurante. Tampoco lo vería más por casa, con sus cestas de frutas y su talante de "yo me tiro en tu sofá porque tengo un cuerpazo de infarto que lo vale y hago lo que me da la gana" ni tendríamos encontronazos estúpidos por cosas estúpidas.

Todo ventajas. Me volví a tumbar.

"¿He hecho algo que te ha molestado? ¿La he fastidiado sin darme cuenta? Ya sabes que las habilidades sociales no son mi fuerte. Pero, si me lo dices, me disculparé y trataré de enmendarlo".

Tendría que habérselo explicado. Que me lo hubiera pedido era un signo inequívoco de su interés por mejorar.

"Por favor, no me dejes".

Y eso también. 

Volví a incorporarme. Abrí Último Deseo. Los datos de mi grado de consecución me saltaron en la pantalla.

"Deseo ser correspondida" presenta un grado de consecución de un cero por ciento.

Cero por ciento.

Increíble.

Cero... Por... Ciento...

Visto en frío, parecía excesivo. Sonaba más creíble un treinta o puede que incluso un diez, aunque solo fuera por las veces en las que había mostrado preocupación hacia mí. Pero, ¿un cero? Era ilógico y más después de haber visto el mal aspecto que arrastraba, con unos ojos casi tan rojos como los míos, y haberle pillado con mi colgante anudado en la muñeca.

"No me dejes".

No. Aquello no era normal y, en esta ocasión, no estaba aferrada a la ilusión de que hubiera un error. Había cosas que no cuadraban y signos. Signos muy claros.

ÚLTIMO DESEO 《JJK》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora