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'¿Qué? ¿Que no es eso?'

Pregunté, vislumbrando continuamente por encima de su cabeza.

—Y que...

—¿Por qué me llamas 'primer joven maestro'?

—... ¿Perdón?

—No importa. Has como si no dije eso.

Derrick cambió de tema antes de que yo tuviera la oportunidad de entender qué quería decir con eso.

—Vine aquí para darte esto.

Con una mano sosteniendo la bandeja, usó la otra mano para buscar en el bolsillo del pecho.

Mis ojos se agrandaron ante lo que Derrick me estaba ofreciendo.

Era un pañuelo de mujer que no le sentaba muy bien a su gran mano.

—Esto es...

—No puedes seguir luciendo así en todos los lugares a los que vayas ahora.

Murmuró con frialdad, vislumbrando mi cuello.

Mi cuello todavía estaba envuelto con vendajes para que pareciera más un paciente.

Debo verme gracioso así, pero el rostro de Derrick no tenía emociones sin siquiera una pizca de sonrisa.

—Ya hay tantos malos rumores sobre ti dando vueltas. No sabes que se formarán otros rumores cuando andes con un pañuelo un tipo que ni siquiera sabes el nombre que te dio.

—...

—Siempre considere su lugar en el círculo social y el peso que tiene sobre sus hombros antes de tomar medidas.

Mi mandíbula cayó mientras miraba de un lado a otro al pañuelo ya Derrick.

Hablaba del pañuelo que me dio Winter.

Derrick le dijo a Emily que lo tirara, pero estaba lavado y bien guardado en el cajón de mi habitación.

'¿Cómo supo que un hombre me dio esto?'

Sentí la piel de gallina en mis brazos ante su asombrosa perspicacia y perspicacia.

Pensé que me regañaría justo cuando abrió la boca...

No sabía que Derrick también sería así.

Pensé en cómo podría asimilar esto, luego hablé.

—... Gracias.

Decidí ser amable con Derrick y traté de no hacer contacto con la piel de él mientras aceptaba la bufanda, ya que odiaba tanto a Penélope.

'Oh. Parece bastante caro'.

No estaba envuelto ni empacado como lo estaría un regalo, pero me di cuenta de que era caro solo por la textura de la bufanda cuando se la pasó a mis manos.

Sonreí ante el regalo.

—Lo usaré bien, primer joven maestro.

Levanté la cabeza del pañuelo y le di las gracias.

Los ojos de Derrick vacilaron por un momento, luego su rostro inexpresivo de repente se puso rígido.

'¿Qu-qué le pasa?'

Mi corazón dio un vuelco ante su reacción.

Estaba mirando ansiosamente el indicador de interés sobre su cabeza.

—Yo... Olvidé algo importante.

Me dio la espalda y, con pasos rápidos, salió del jardín con la bandeja en la mano.

Penélope¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora