Penélope¹

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—Sí, ¿qué tipo de juego?

De repente, me di cuenta de que el Príncipe seguía sosteniendo mi mano.

Parecía haber abierto las calles como si fuera malo, pero de repente sonó un sonido de advertencia en algún lugar cerca de la calle.

—Oh, tengo que volver ahora. Estaré agradecido por los Dioses del Señor, Majestad.

Mirando la barra de calibre roja sobre su cabeza me apresuré a alejarme.

Tan pronto como estaba a punto de hacerlo, el príncipe de repente soltó su mano y agarró mis mejillas.

—¡Su alteza!

Luché con la sorpresa.

—¡¿Qué demonios es esto?! ¡¿Por qué, por qué estás haciendo esto?!

—Quédate quieta un segundo.

En ese momento, el príncipe heredero bajó la cabeza y acercó su rostro a mí. El iris al rojo vivo estaba a la vuelta de la esquina.

Me congelé mucho.

Estaba a punto de cerrar los ojos ante el rostro de un hombre que se acercaba. El aire caliente llegó de repente a los lados de ambos ojos.

—No te enfermes, princesa.

Callisto me miró e hizo un movimiento silencioso.

—Si estás enferma, no vale la pena mover todo este cuerpo.

Como si me enjuagara las lágrimas, un pulgar caliente se deslizó bajo mis ojos, lo cerré. Dejé de respirar. Mi mente se puso en blanco.

No había forma de saber por qué estaba haciendo esto tan repentinamente.

—Debes entrar.

Dijo, después de mucho tiempo de repetir el acto sin sentido, soltó mi rostro.

Fue solo después de que se dio la vuelta, con una cara orgullosa y se apartó constantemente, el aliento bloqueado estalló.

***

Durante todo el camino de regreso a la habitación, mi mente estaba confusa y complicada.

'¿Por qué demonios hizo tal cosa?'

Mi corazón todavía palpitaba, así que tuve que respirar profundamente muchas veces.

¿Como una compresa caliente en la cara durante los fríos meses de invierno, todavía caliente bajo la nieve? Sentí que la textura se había quedado atrás.

Me sentí tan extraña que iba a subir la escalera central, rascando mis dedos alrededor de ella. Me encontré con un grupo de sirvientes que habían bajado después de limpiar.

De repente se detuvieron y trataron de saludarme, y de repente me vieron y se aterrorizaron.

—¡Oye!

—¡Hik!

—Eh.

Entonces puede pasar rápidamente. '¿Qué es?'

Incliné mi cabeza.

Sin embargo, los sirvientes de esta casa a menudo me miraban y estaban asustados, así que no le di importancia.

Después de subir el resto de las escaleras, abrió la puerta 'a granel' y entró, y Emily, que estaba limpiando la ropa de cama, volvió la cabeza.

—¡Señorita, está aquí!

Por cierto, ¿por qué me gritas de repente?

Pensé que había un error, así que miré a mi alrededor y grité.