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—¡Padre!

Derrick levantó la voz de forma desproporcionada. La mandíbula con los dientes apretados.

—¡Por esa razón, una ballesta grabada con magia...!

—Después de lo de la Sra. Donna, parecía tener un gran dolor de corazón debido a su trabajo en el salón de baile.

El duque cortó bruscamente la réplica de Derrick.

—Escuché que el esclavo estranguló al caballero porque habló mal de Penélope en público. ¿Sabías eso?

—Esa es...

La boca de Derrick se cerró. Lo escuchó tarde y lo supo. Por eso fue a la base militar después de que su mayordomo le dijera que ella había ido a practicar ballesta. Para contarle la noticia de que ha despedido al profano que se atrevió a insultar a la princesa.

Pero cuando lo vi disparar la ballesta medio tocado por un cachorro de esclavo, sus ojos se volvieron al revés. Después de todo, no podía entregar nada de lo que quería decirle.

—... Ella preferiría estar segura de sí misma después de haber sido maldecida y volver, así que, ¿regañaría a un niño que no quería asistir a una competencia de caza? ¿Qué debería hacer?

—...

—Así que la consolé dándole una ballesta. ¿Debo dejar que se quede en casa para siempre?

Derrick guardó silencio por un momento ante las palabras del duque que siguieron.

—... despedí a Mark y su pandilla de inmediato.

Mucho tiempo después abrió la boca con voz fría.

—Hubiera sido fácil si nos lo hubiera dicho a mi padre o a mí, quiero decir, al mayordomo.

—...

—Pero es ella quien nos hace correr en la peor situación cada vez.

—Derrick.

Las palabras que no se habían dicho se perdieron ante la llamada del Duque.

—No la odies demasiado.

—...

—Es todo culpa mía en cierto modo que Penélope se haya convertido en una molestia. La traje aquí para satisfacer mi codicia y no la cuidé adecuadamente.

—...

—Ella parece estar creciendo ahora, así que cuídate. ¿No es ella tu única hermana menor?

Derrick rompió la última palabra del duque y apretó el puño.

—Solo tengo a Yvonne.

El sonido de una boca cerrada salió de los labios duros y congelados. El duque lo miró así, suspiró y volvió la cabeza.

—... ahora suelta a Yvonne.

—Padre.

Dio la vuelta al Duque con una cara que no podía creer lo que acababa de escuchar.

Cómo puedes decir eso? Para Yvonne, y es su padre biológico, no nadie.

—... fue un accidente inevitable perder a Yvonne.

Pero el duque no se detuvo.

—No he dejado de buscarlo ni una vez, pero ni siquiera apareció el testigo. Es hora de admitirlo. Que ella ya no está en este mundo.

—¡Padre!

—Ya han pasado seis años desde que Penélope llegó como dama de la familia.

La mirada del duque al rostro distorsionado de su hijo se llenó de angustia.

Penélope¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora