CAPÍTULO 8

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Me mira fijamente, detallando cada parte de mí, no puedo más que estar alerta por cualquier movimiento que haga. De repente, todo pasa muy rápido, intenta abalanzarse sobre mí, pero alguien pasa rápido detrás de mí y lo pega contra la pared. Me quedo sorprendida y solo me queda observar lo que esta pasando.

—Te dije que sin hacerle daño —gruñe.

—¡Ay, solo estaba jugando! —suelta sin más.

—¡Si, claro, idiota!

—¡Ya sueltame! —se jamaquea y el otro lo suelta de inmediato. Debí intentar irme desde que lo arrincono contra la pared, pero viendo como se mueven tan rápido, no hubiera servido de nada.

—¿Que es lo que quieren? —me atrevo a decir.

—Tranquila —levanta las manos en señal de paz, el que acaba de aparecer —.No pretendemos hacerte nada.

—Pues, eso no parecía hace algunos instantes —inquiero a la defensiva.

—Lo sé, lamentó mucho eso, no pretendía que eso pasará, puedes estar segura de que no volverá a pasar.

No creo en sus palabras, ni lo haré, estoy muy consciente de que por palabras no sé puede dejar guíar uno, si no por los hechos, y lo que me acaba de demostrar su amigo, a sido todo lo contrario, pero no por eso significa que vaya a desperdiciar la oportunidad para saciar mi curiosidad.

—¿Que son? —me acerco un paso hacía ellos, estando alerta.

—Bueno... —arrastra las palabras y empieza a caminar al rededor de mí —No sé si seas lo suficientemente capaz para asimilar lo que somos.

—Nunca juzgues un libro por su portada—me irritan sus palabras, ¿como puede juzgarme de que no soy capaz?

—Bueno, muchas personas dicen que somos monstruos, bestias salvajes, nacidos de la nada,  aunque yo creo, que todos venimos de algo, solo, que sigue siendo un misterio —me da una sonrisa de lado —.Hay otros que nos llaman... los Malditos— Intento lo más posible no tener ninguna reacción por las palabras que acaba de soltar, aunque por dentro todas mis alarmas me dicen que huya, no lo hago, necesito más —Tal vez, si lo seamos, aunque a nosotros no nos gusta llamarnos así, preferimos el termino Depredadores, nos sienta mejor.

No sé porqué, pero siento la necesidad de preguntar que cazan; siento que, lo que sea que me dirá, no me gustará.

—¿Que es lo que cazan? —digo con voz firme, no puedo hacer que noten debilidad en mí, cualquier cosa que noten, pueden usarla contra mí.

Se detiene, me mira fijamente para luego soltar las palabras que jamás pensé que diría —La Magia.

—¿Cómo...? Eso no existe.

—¡Oh, creeme que sí! —se mueve muy rápido, apenas parpadeo y ya lo tengo detrás de mi, susurrando a mi oído —¿O como crees que sea capaz de hacer algo así?

Me pongo rígida, esto no puede ser real, ¡esto es una jodida broma de mal gusto!

—¿Que es lo que quieres de mí? Si no quieres nada, ya puedes dejarme en paz — intento irme pero me agarra por el brazo manteniendome en mí lugar.

—Por favor, aún no acabó, es de mala educación que te vayas sin escuchar antes lo que tengo que decir.

—No tengo toda la noche —estoy irritada, molesta, solo quiero molerlo a golpes hasta ya no verle su estúpida cara.

—Intentaré ser breve, estábamos por la zona y nos pareció oler algo de poder, pero, viéndote a ti, ¿que podrías tener tú?

¡Maldito idiota! Estoy consciente que yo no podría tener tal cosa, pero la forma en que lo dijo hace que quiera arrancarle la garganta.

Sol Y Luna - Venganza Y Sangre ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora