CAPÍTULO 15

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Aaron

1, 2, 3

Vamos Aaron, intenta calmarte.
Me lo repito muchas veces. Cuento para intentar regular mi respiración errática por la furia viva dentro de mí.
1, 2, 3. Vuelvo a iniciar.

Gruño dentro de mi.

Contar no sirve de nada.

Mientras voy caminando por los pasillos de este inmenso palacio mi cabeza no deja de darle vueltas a una Freya tirada en el duro y frío suelo de la sala del trono por causa de un fuerte golpe contra su cabeza por un guardía. Aprieto mis puños intentando contener la furia dentro de mí. La cara de ese guardía no escapa de mi mente ya que se la tengo jurada y no me va a importar nada.

La impotencia que sentí al verla como se la llevaban y no poder hacer nada me sigue carcomiendo. No podía permitir que me descubrieran.

Al verla luchar y dar todo de si contra el licántropo solo me a terminado de confirmar lo que tanto tiempo ronda por mi mente y es que esa chica es mucho más de lo que yo pensé. La agilidad al moverse, el manejo de la espada, verla en posición para enfrentarse contra él me ha dejado claro que no es una chiquilla común y corriente, pero lo que más me ha impresionado, fue el rugido de su voz, tan imponente, tan oscuro, que un escalofrío recorrió mi nuca en el momento en que salieron de sus labios.

Los lobos no obedecen a nadie, hacen lo que ellos quieren, y al ver cómo con unas simples palabras le ha obedecido me ha dejado frío en mi sitio. No solo puede ver los tatuajes de todos, si no que los lobos parecen obedecerla, y ahora todos los jodidos Malditos saben que puede hacer tal cosa, algo que alguien jamás entre nosotros había hecho.

Ella no es como nosotros.

Esa voz en mis pensamientos me lo repite constantemente.

Sigo caminando por los pasillos del ala oeste desolados por completo, con el único sonido del lugar es el repiquetiar de mis botas al pisar el oscuro suelo de marmol.

Cruzo en una esquina para encontrarme directamente con un guardía.

Apenas me nota hace ademán de sacar su espada, no obstante, soy mucho más rápido acercándome a él y reventandole el cuello en un santiamén. Cae inerte en el suelo. El olor profundo de la sangre inundando el ambiente ya que empieza a salir de su boca. Inhaló profundamente.

—¡Ups! al parecer no estaba tan sólo como creí —suelto con ironía, sarcasmo y un toque de indiferencia.

Pasó encima de él para continuar con mi camino y luego de algunos pasillos más arriba y aún con la rabia corriendo por mis venas me detengo frente una puerta, veo hacia ambos lados para luego sambullirne dentro de ella.

Es una habitación con pequeños muebles de un color rojo oscuro, cuadros colgando de las paredes color perla.

Al fondo hay un escritorio y en la silla de este se encuentra sentado de espaldas el idiota al que quiero matar.

Meto mi mano dentro de mí saco sacando una daga filosa de ella.

Una sonrisa de lado se extiende por mi rostro al verla, le doy una pequeña vuelta en mi mano para luego lanzarla contra él, rozándole muy cercana de su oreja y clavándose en el cuadro que observaba.

Aún así, sigue sin darse la vuelta, como si no hubiera pasado nada, no se mueve, no articula palabra en su boca.

El fuego interno de la rabia empiezas a surgir mucho más dentro de mí al ver que no tiene intenciones de hablar, así que no me lo pienso más para empezar a decirle todo lo que quiero. ¡Este hijo de puta me va a escuchar!

Sol Y Luna - Venganza Y Sangre ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora