CAPÍTULO 14

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Aún en reverencia, con la mirada puesta en sus ojos, puedo sentir las pesadas miradas detrás de mí.

De repente las luces se van oscureciendo dejando la sala ligeramente iluminada, aunque, aún así, puedo ver sus ojos a la perfección, son como posos sin fondo, de un color negro que no logro distinguir muy bien de la pupila al color de su aro.

Su expresión de curiosidad es palpable, es el único dentro de la sal sin un antifaz, muy a parte de los guardias.

Entramos en una lucha de miradas, aún sin decir ni una palabra, puedo sentir como esperamos por ver quién desvía la mirada primero, y puedo asegurar que no seré yo.

Parece no aguantar y desvía su mirada hacía las personas de atrás.

Con una sonrisa en mis labios, bajo la mirada inclinando un poco la cabeza hacia el suelo, cuando escucho el estruendo de su voz.

—¡Derecha! —su voz es fuerte, gruesa, y ahora, puedo ver, que va cargada del toque de poder.

Me incorporó lentamente para volver a posar la mirada en su rostro.

Empieza a descender los escalones dejando a Seriel en su lugar y empezar a acercarce a mí.

Sus pasos son lentos, pero firmes.

Ya al descender de los escalones y estar frente a mí, estudia mejor mi rostro, sin encontrar nada.

—Dime... —arrastra sus palabras y empieza a caminar al rededor de mí —¿Por qué vendrías aquí ante mí, para pedirme algo como eso sabiendo lo que significaría?

—Quiero ver de que soy capaz.

—¿Aún arriesgando tú vida?, ¿por qué arriesgarla en algo como esto? —inquieré. Observo esa cicatriz en su ceja que pasa por su ojo y un fuego empieza a encenderse en mí.

—Porqué para convertirse en la mejor versión de uno mismo, antes tienes que ser forjado por el fuego.

—Te crees muy capaz, ¿no es así? —hay un ligero toque de gracia en su voz —¿No te importa poder morir?

—Oh, créame, no seré yo la que obtenga ese destino —lo miró fijamente. Se detiene en seco a mí izquierda, observandome con el ceño ligeramente fruncido.

Pasan unos segundos que parecen eternos mientras él aún me estudia, y yo, sigo mirando al frente con expresión neutra cuando vuelve a hablar.

—Debo admitir, que tienes muchas agallas para presentarte así ante mí y pedir tal cosa.

Me mantengo firme, aunque me esté muriendo por la expectativa de qué es lo que hará. Con esté hombre nunca se sabe.

Mi boca no pronuncia palabra alguna, me mantengo impasible, sin moverme, sin ninguna expresión.

—Veamos de qué estás hecha —chasquea sus dedos y al instante la puerta de la derecha sale un guardia arrastrando a un hombre, en su cuello hay una especie de collar de hierro, su cabeza va inclinada hacia el suelo, luce un traje de noche pero esté parece que lo carga de días, ya que luce desgastado y sucio.

Terminan de llegar hasta nosotros.

Sminoff hace una señal con su mano hacía el guardia y este agarra su mandíbula y levanta la cabeza del hombre, esté empezando a gruñir al guardia y cuando sus ojos se posan en Sminoff, parece salirse de control.

Tiene un rostro ligero aunque lleno de barro, ojos rasgados, cejas pobladas, cabello castaño y como de 1.80.

—Bueno... como sabrás estaban todos los participantes completos, así que... todo lo que tienes que hacer para entrar, es demostrarme que puedes hacer y acabar con él —su voz va cargada de gracia y autosuficiencia.

Sol Y Luna - Venganza Y Sangre ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora