capítulo 5

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"La tarde caía delicadamente en la naciente aldea de la hoja. Los clanes Uchiha, Senju y tres familias llegadas de las colinas conformaban un grupo de casas entre las arboledas verdes. Habían talado los árboles junto a la colina y conformado una estructura básica de cuartel. Había empalizadas rústicas que Hashirama personalmente había reforzado con su manejo del Mokuton. Había también cierto aire de desconfianza entre los clanes, ciertas rivalidades que se reflotaban en los "encuentros amistosos" de los campos llanos.

Tobirama Senju llegó a la nueva aldea con unas decenas de aldeanos para la mudanza. Trajo comerciantes, cocineros, maestros de escuela, músicos y cualquier viajante que quisiera asentar su negocio en la naciente aldea. Por supuesto estaban los Senju que escoltaban a esas personas para protegerlas de bandidos y demás malhechores.

Parte de la familia Uzumaki también se encontraba en la zona de la nueva villa. Estaban de paso, no pensaban unirse a la población general pero por acuerdos con el señor feudal, habían traído alimentos, medicinas y pertrechos necesarios desde el país del remolino.

Madara se encontraba parado sobre el monte desde el cual se veía toda la villa. De brazos cruzados, admirando el trabajo conjunto de familias que hasta hacia algunos meses, se mataban unos a otros. Algo lo tenía preocupado, en realidad muchas cosas pero algo en particular lo molestaba más, porque simplemente no estaba dentro de su control. A pesar de la buena voluntad de casi todos los ninja y civiles. Había palpable tensión entre los Uchiha y los Senju. Parecía una guerra de palabras y política en lugar del kunai. La familia Uzumaki, esos pelirrojos cuyas habilidades de sellos los hacían poderosos, eran el equilibrio que mantenía la farsa.

La familia Uzumaki, los acuerdos con el clan Uzumaki…

—Nii-san… —Madara miró a su lado y tenía al joven Izuna allí— ¿tuviste oportunidad de acordar el compromiso con los Uzumaki?

— ¿Hablaste con esa chica? –Preguntó el mayor— ¿Cómo se llama?

—Mito… —señalo Izuna mirando el paisaje— Mito…Uzumaki.

—Da igual…—indicó Madara aburrido— al menos podré descansar más tiempo. Cuando te cases, y al fin dejes de rondarme.

Ambos hermanos sonrieron apenas, Madara no era muy afectuoso pero quería a su hermano. Haría todo lo posible por lograr ese matrimonio para Izuna. Ambos estaban por iniciar el regreso a la llanura cuando Madara comenzó a caminar más lento. Su vista se nubló apenas, veía borroso, solo fue un instante. Pero se detuvo para comprobar que no era algo para preocuparse. Aunque cada vez, tenía esos problemas visuales más frecuentemente.

—Hermano… ¿otra vez? –Preguntó Izuna molesto— ¿otra vez tus ojos?

—No es para preocuparse…—indicó Madara desdeñando con un gesto— estoy cansado por el viaje y demás cosas. Mis ojos están bien.

—Debería verte un médico.

— ¿Debería? Apenas confió en ti. El resto de…— dijo despectivo Madara—"la familia". Ya están deseando que Hashirama sea el líder general. No me sorprende que intenten asesinarme mientras duermo.

—Lo odias demasiado Nii-san, —dijo Izuna preocupado— deberías dejar de usar el Magenkyo para todo entrenamiento. Ya eres fuerte, no sobrepases el límite.

—Ahora mi Ototo cuidara de mi…—señalo Madara burlesco— que patético soy".

XXX

Dos días después, luego que Naruto saliera de prisión. Hiashi y el consejo de ancianos tuvieron que retroceder en sus pretensiones de encerrar al Uzumaki. Los líderes de clan tenían toda la ambición de congraciarse con el heredero de Minato Namikaze. No tenían ni media intención de sentenciarlo, sino más bien emparentar con él. Los ancianos consejeros sin embargo, tenían una carta más para jugar. Legalmente Naruto era Gennin de la aldea. Sería humillante para el rubio tener que cumplir con los exámenes Chunnin junto a los niños o esperar meses por la oportunidad de un ascenso a Jounnin. Había aun algunas herramientas para negociar.
Hiashi lo esperó en su oficina, acomodó sus documentos al ver entrar a Naruto. Y los consejeros Koharu y Homura se sentaron a los lados del Hokage. El rubio no exhibía nerviosismo o apuro, de brazos cruzados esperó respuestas frente al moreno líder. Acababa de venir de la prisión, a pesar de estar libre seguía visitando a Anko Mitarashi. Era el único que se atrevía a entrar a ese bajo sub—suelo.

Contracara  (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora