capítulo 11

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"Corrió como loco, la desesperación se apoderó de él cuando los malos presentimientos lo inundaron como tropel. Algo le decía que estaba por suceder una desgracia. Algo no estaba claro en lo que había escuchado y solo podía significar que venían grandes problemas, muy graves.

Uchiha Madara había seguido viviendo durante meses en la aldea del remolino.

Era un lugar pacifico, ideal para entrenar y fortalecerse además de luchar contra increíbles rivales Uzumaki. Sin embargo, aunque la familia Uzumaki era una aldea de paz. Los rumores de grandes guerras ganaban terreno incesantemente. País de rayo había constituido a su villa Shinobi. Enviaron emisarios imponiendo condiciones territoriales a todas las agrupaciones y clanes en los países vecinos. Konoha le contestó firme, no cedería territorios y esa orden emanaba del mismísimo feudal.

País del rayo se estaba preparando para la guerra, buscaba aliados, entrenaba Shinobi, se fortalecía. Kumogakure iría a la guerra para conquistar el mundo conocido. Konoha, con Hashirama Senju al mando provisionalmente, busco alianza de guerra con la familia Uzumaki. Los guerreros pelirrojos se negaron a participar. No entrarían a conflicto rompiendo la neutralidad que los cobijaba como una villa poderosa, pero pacífica. Konoha insistió tratando de comprometer el honor de los Uzumaki. Después de todo Mito Uzumaki, una princesa del remolino era actualmente la esposa del líder Senju. Uzugakure contestó con una nueva negativa.

Pasaron los meses, se siguió comerciando entre villas pero se sabía que en varios clanes de Konoha no había sido visto con buenos ojos la negativa de los Uzumaki. Por lo tanto, se rumoraba que en una reunión extraordinaria de clanes, decidieron enviar un emisario importante para tratar de convencer a los habitantes del remolino de adherirse a Konoha. Para esto, aprovecharon a la embajadora Kotoko Uzumaki que vivía en la aldea de la hoja y la escoltaron acompañada de un Shinobi de renombre entre sus pares. Nada menos que Izuna Uchiha. Quien oficiaría de embajador por Konoha.

Kotoko e Izuna habían entablado una especie de amistad. El Uchiha ya no formaba parte de los ninjas en activo por su ceguera, pero había entrenado duramente para aumentar la sensibilidad de otros sentidos a su mano. Era dominador del Katon, muy poderoso usuario del fuego que usaba con certeza basando la ubicación de sus enemigos por los sonidos a su alrededor y el sus chakra. Izuna sin embargo tan solo entrenaba por mantener su estado físico. Su interés en Kotoko Uzumaki era más que el puramente llamado "amistad". Cenaron varias veces, pasearon y se divirtieron juntos. Eran muy unidos y Kotoko tenía la firme intención de presentar a Izuna directamente con su padre, justo al volver a su casa en Uzugakure.

Madara se enteró de esas novedades por cartas de Kotoko. Su padre no era otro que Raito Uzumaki el líder del clan. Estaba contento porque volvería a ver a su hermano Izuna y le demostraría que se había vuelto un hombre más pacífico. Estudiando la historia de Rikudō y entrenando tan solo para mejorar personalmente. Madara estaba además, bastante interesado en la propuesta de Raito para que sea sellado y por lo tanto entre a la aldea como habitante regular de ella. Para que al menos, de una manera figurativa, se trasforme en otro Uzumaki más de la familia. Como un miembro honorifico podríamos decir.

Pero el carruaje con la embajadora y su hermano se retrasó. Pasaron una, dos y tres horas. Paso casi medio día desde que deberían haber llegado. Madara comenzó a sospechar alguna trampa. Así que convenció a Raito que lo dejara liderar un escuadrón de ninjas del remolino para rastrear a los viajantes por el camino. Si los encontraban sin contratiempos, tan solo le servirían como escoltas. Raito sonrió confiado.

—Si…—contestó Madara serio y pensativo

—pues bien…—reafirmó el líder pelirrojo— vete con el escuadrón 3. Ellos son buenos rastreadores.

Contracara  (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora