capítulo 27

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—Ahora no son nadie…—señaló Naruto— el feudal del país fue asesinado y cada uno de ustedes no tiene señor ni destino. Yo simplemente quiero crear una villa cuya fuerza y economía no dependa más que de nosotros mismos. Este país está aislado del resto, los ejércitos del feudal combatirían en la máxima desventaja. Podemos hundir sus barcos, podemos acabar sus tropas sin que pongan un solo pie en la tierra del remolino.

—Deberán respetar el antiguo dueño de estas tierras…—señaló desafiante el anciano— somos país del agua, y así nos vamos a quedar.

— ¿el antiguo dueño? –sonrió la Mizukage sumándose al debate— que interesante…

—hace ya muchos años….la familia Uzumaki ayudó a fundar esta villa y dio provisión de sellos, alimentos y medicamentos a los pobres clanes que conformarían Kirigakure. Soy descendiente directo de los Uzumaki del remolino. Los padres de esta aldea y las demás. Un clan que ustedes exterminaron hace años, por ambición y poder. –Todos se paralizaron al oír esto— sé que todos son hombres de honor aquí, sé que matarían por honor, que morirían por la misma causa. ¿Qué creen que un Uzumaki como yo deba hacerles, por lo que ustedes hicieron hace años?

Era oficial, el silencio glaciar había ganado terreno y muchos de los más jóvenes ya pensaban en manera de escapar con sus familias de esa destrucción. Porque si los rumores eran ciertos sobre Naruto, eran mejor escapar del país antes que ser pulverizado completamente. Tal el poder del hijo de los Uzumaki antiguos.

—Puedes tomar mi cabeza si te place…—desafió el anciano del clan Ozuna— pagaré la deuda de mi familia.

—mataron a mis hermanos Shinobi, incendiaron la aldea y robaron mi herencia. Violaron a mis hermanas, mataron a los niños y exterminaron todo buen nombre del clan. Todas las villas se unieron contra mi familia por ambición. Muchas veces me dije desde que lo supe, que debería liderar yo mismo ese ejército del feudal. Venir aquí como a cada villa y exterminarlos a todos. Matar a sus hijos o nietos, violar a sus mujeres y esclavizarlas. Robar todas sus herencias y finalmente hacer que nadie jamás se acuerde de ustedes. Pero no lo hare….respetaré la última voluntad de mi clan. Una familia que buscaba la paz, por sobre todas las cosas. ¿Realmente piensa que un par de cabezas rodando por el suelo pagaría mi humillación?

— ¿Qué se supone que harás? –Preguntó otro líder neutro

—como no confió en ustedes, y claramente ustedes no confían en mí… usare mi herencia para convertir en hermanos a cada Shinobi que pise este país. La marca del remolino no influye en ningún aspecto ninja de las personas. Su única función es hermanar a cada sellado con el otro. Todos seremos una familia, un solo pueblo que unidos lucharemos por nuestra libertad. Daimyō no podrá con todos nosotros, Daimyō no podrá con la aldea del remolino. Una aldea que no tendrá divisiones ni traidoras. La verdadera fuerza del clan Uzumaki, la lealtad….esta en su sangre.

Nadie replicó más el asunto, la Godaime Mizukage le pidió a Naruto que abandonara la sala de reuniones y se dedicó a limar las asperezas que quedaran. Les hizo entender a los líderes que Naruto no podía ser vencido, les contó lo que el rubio había hecho en el combate de hacía días, y finalmente les instruyó sobre las bases de un acuerdo comercial que podía sacar a la aldea de la pobreza que estaba sufriendo por causa de la muerte del feudal. Ella iba a convencerlos o someterlos, era su misión, su amo se la había dado y Mei Terumi no iba a fallarle. Sabía que de no cumplir, jamás podría disfrutar del placer carnal más salvaje que había conocido. Mei estaba entregada, estaba controlada y haría lo que Naruto le había ordenado. En pocas horas, comenzarían a sellar cada Shinobi de Kiri. Cada mujer o niño también recibiría la marca del remolino, todos serían sellados, todos serían una gran familia con Naruto Uzumaki.

Contracara  (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora