capítulo 9

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Fin del flash back:

Kakashi bajó la cabeza, resignado. El que su propio padre estuviera involucrado en la masacre del clan Uzumaki lo hacía sentir una basura. Como si se viera a si mismo matando a Uchiha Obito. Era imperdonable a sus ojos. Fue por eso que intentó ayudar a Naruto. Primero le dijo que no podía destruir Konoha el solo. Le dijo que debía volver por las buenas y así reclamar la herencia de sus padres. Minato era un hombre ordenado y seguro le había dejado legado. Naruto estuvo a punto de mandar a la mierda esa herencia cuando Kakashi le dijo que podía conseguir el Hiraishin no jutsu. Fue cuando Naruto cambio la destrucción general que preparaba, por un plan más prudente.

En realidad Kakashi no quiso ayudar a destruir Konoha. Lo que hizo fue tratar que Naruto volviera por las buenas y a través de los amigos que tenía, dejara de odiar a todos. Sakura había sido su amor de toda la vida, tenía amigos por todos lados. Seguramente Naruto controlaría su rencor y formaría una familia nuevamente. No había porque desperdiciar vidas de esa manera. Los Uzumaki no revivirían y nada cambiaria.

—Recuerda lo que le ocurrió a Sasuke –le dijo alguna vez a Naruto— no te trasformes en él.

—no pienso vengarme tan miserablemente como cualquiera lo haría. —Sonrió Naruto respondiendo sádico— lo que les hare, será mucho peor aún. Encontrare la paz en los países y resurgiré el clan Uzumaki. Todo al mismo tiempo. Ese es mi camino desde ahora…

Kakashi se dijo que tendría un duro trabajo distrayendo a Sasuke. El moreno Uchiha era muy perspicaz cuando quería, y además conocía demasiado a Naruto. Comenzaba a sospechar y si no fuera porque Kakashi se mostraba apoyando al rubio, Sasuke ya hubiera usado el Magenkyo Sharingan y habría descubierto casi todo. En cuanto a Sakura, otra de las personas que podía sospechar de Naruto. El propio rubio dijo estar "encargándose" de ella. Kakashi no tenía idea de que le estaba haciendo a la pelirosa pero cada vez se la notaba más distraída y aislada.

Naruto se había vuelto un sujeto demasiado peligroso. Imprevisible y peligroso. Kakashi sentía que debía hacer algo. Lamentablemente él no sabía que al pasar por el ANBU cuando era más joven, el también recibió el inofensivo tatuaje de bienvenida. Un poco de sangre hace dos años en su brazo fue suficiente para sentir una irresistible lealtad hacia Naruto. Una lealtad Uzumaki, y por lo tanto, imposible de traicionar.

XXX

"A la orilla de ese lago, Madara pasó el siguiente mes. Su único contacto con la civilización eran los aldeanos de la villa del remolino que cada tanto pasaban por ese lugar. Eran todas personas amables, siempre le dejaban comida, abrigo y cualquier cosa que pudiera necesitar. Madara no era muy "sociable", nunca lo fue y esas personas no lo cambiarían. Pero comenzó a desarrollar una especie de necesidad satisfecha al verlos ir y venir. Le gustaba estar solo y en silencio. Pero también le agradaba esa especie de energía positiva que parecía envolver a los lugareños.

Antes de partir de Konoha, Uchiha Madara copió en un pergamino todo el escrito que la piedra mística que Rikudō Sennin había dejado como legado. Recordaba como su familia le había llamado "loco" a sus espaldas, porque Madara afirmaba que su Magenkyo Sharingan podía ver en esa roca mucho más que el Sharingan común. De pronto se encontró estudiando las escrituras del antiguo sabio de los caminos y quiso descubrir el verdadero legado de los Uchiha. Madara sospechaba que su familia descendía del mismísimo sabio. ¿Y si sus ojos podían hacerlo aún más poderoso? ¿Y si podía acceder al poder del dios Shinobi?

Pasó el tiempo, algunas veces paseó por Uzugakure sin que nadie lo molestara. Otras veces tuvo charlas con el líder de la aldea, un tal Raito Uzumaki, sobre la necesidad de humanizar el camino Shinobi que cada vez se había corrompido más por el poder. Ese hombre era irritante de tan amable. Madara pensó que si buscara guerra podría el solo destruir la villa al completo. Cosa que divirtió mucho al líder pelirrojo. Madara lo vio reír, y veía como todos en esa aldea tenían esa extraña felicidad molesta. Eran pacíficos, demasiado pacíficos para él.

Contracara  (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora