capítulo 26

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Las cadenas celestes que la sostenían de las muñecas aflojaron, y acto seguido desaparecieron en el aire. La mujer cayó de lado sin fuerzas, sobre la gran cama y se acurrucó juntando sus rodillas cerca del pecho. Los largos cabellos color fuego cubrían parte de su rostro y cuerpo. Sudaba, temblaba como una hoja. Sus ojos que antes irradiaban magnetismo sensual, ahora estaban vacíos, solo ocupados por el terror animal que la experiencia le había dejado.

—6 días…—anunció el joven parado frente a la cama donde la mujer estaba tirada— no pensé que resistiría tanto.

Naruto había usado tres Tsukuyomi seguidos, traducido al lenguaje práctico, Mei Terumi había pasado por 15 segundos de un sometimiento masivo pero lo asimilaba como la violación con 6 días de duración ininterrumpida. Sus ojos estaban perdidos, se cerraron casi automáticos y quedo inconsciente respirando con mucha dificultad.

El rubio se giró caminando con dificultad puesto que le había costado muchísimo chakra mantener esa técnica tanto tiempo. Un solo Tsukuyomi era un desgaste fenomenal para el usuario, imaginen tres consecutivos. Pero Naruto cada vez se sentía menos humano, menos carente de límites y menos dispuesto a descansar mientras sus ambiciones no se concretaran.

— ¿ha terminado? —Preguntó fríamente Yugao sentada en un sillón cercano a la puerta de salida

—si…—respondió el rubio sentándose en una silla junto a la cama— ahora dormirá algunas horas para recuperarse y yo debo hacer lo mismo. Cuando ella despierte….veremos como esta de dispuesta a obedecer.

Yugao se puso de pie mientras Naruto se recostó en la cama justo en el espacio no ocupado por Mei. El rubio se tendió largo a largo tranquilo y dispuesto a dormir hizo señas con su mano para que la kunoichi del ANBU se retirara del lugar. Yugao lo miró sin emoción aparente, aunque una parte de ella se preguntaba qué había pasado en ese Genjutsu que había dejado destruida a una ruda líder como Mei Terumi. Tenía curiosidad, pero viendo los pocos escrúpulos que Naruto demostraba últimamente, era mejor ni preguntar.

Se fue del cuarto, iría a preparar los sellos del remolino que cada ninja de Kiri recibiría en sus brazos o muslos. Naruto había dicho que sería la propia Mizukage quien los sellaría sin problemas, que Yugao no debía preocuparse más que por tener listos los sellos. La tinta con la que Sai y ella había estado creando las marcas especiales, estaba mesclada con una provisión de sangre que Naruto propiamente les había aportado. Hacía días de esta situación, todo parecía irse sobre ruedas y pronto estaría el plan concretado.

Yugao fue al cuarto de Sakura y remplazó en la guardia a la pelirosa para que fuera a dormir. La chica preguntó por Naruto y Yugao mencionó que el rubio descansaba del interrogatorio. Estaba durmiendo y había pedido no ser molestado por nadie. Sakura asintió manteniéndose callada, pero sus pensamientos cada vez se iban más precisamente a lo que la había mantenido ocupada razonando las últimas horas. Naruto—Madara, una dupla temible con poderes lejos de un simple mortal. Sakura se negaba a creer que solo Naruto pudiera planear todo y aplicarse con la brutalidad que ella lo había visto actuar. Se negaba a creer que Madara estuviera sellado completamente. Por lo tanto, decidió mantenerse alerta y esperar su oportunidad de ayudar.

Un punto a favor la beneficiaba con respecto a posibles enemigos. Todos, incluso sus amigos de Konoha, subestimaban el nivel de Sakura Haruno. Todos la creían una gran medico si, también sabían que tenía fuerza descomunal. Pero la subestimaban, no la incluían entre los ninja más poderosos y eso podía ser un craso error. Solo un golpe bien dado, y Sakura podía cantar victoria sobre cualquiera, pero solo era un recurso. Mediante sus estudios, tenía creados venenos, tranquilizantes, paralizantes, anticoagulantes y cualquier implemento que pudiera trasformar un arma común y corriente en un golpe definitivo. Su sello la protegía del Genjutsu, era una kunoichi de temer. Era por esta razón, que prefería mostrarse débil, solo para tomar por sorpresa al rival ocasional.

Contracara  (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora