Mind (Evan Peters)

2-Banca

Al amanecer, Sky emergió de un sueño inacabado, su frente aún marcada por las hojas del guion que había estado revisando hasta altas horas de la noche. Con la mente aún enredada en los hilos de la ficción y la realidad, recordó que debía visitar el estudio para asegurarse de que su visión se había materializado fielmente.

Descendió al comedor, donde el aroma del café recién hecho la recibió como un abrazo materno.

—Hija, luces agotada, ¿dormiste mal? —la voz de su madre rompió el silencio matutino.

Sky se dejó caer en una silla, exhalando un suspiro que parecía cargar el peso del mundo.

—No exactamente... Mamá, ¿crees que hice bien al aceptar este trabajo?

La preocupación se dibujó en el rostro de su madre, que frunció el ceño mientras le servía una taza de café.

—¿Por qué lo dudas ahora?

Sky se sumió en un silencio elocuente, y su madre comprendió sin necesidad de palabras.

—Entiendo... temes que las familias de las víctimas no aprueben la serie, ¿no es así?

Con un asentimiento, Sky confirmó sus miedos mientras jugaba con la comida en su plato.

—Es un desafío dar vida a una historia real sin cruzar la línea del respeto...

La madre se sentó junto a ella, tomando su mano con ternura.

—¿Has considerado hablar con esas familias? Conocer la verdadera esencia de las víctimas más allá de los documentales podría ser esclarecedor.

La idea resonó en Sky, aunque sabía que necesitaría el consentimiento de sus superiores.

Tras un breve momento de reflexión, se preparó para el día y se dirigió al estudio, donde se encontró con Ryan.

—Hola, Ryan, necesito hablar contigo sobre algo importante.

—Claro, pero primero, ven a ver esto.

Ryan la condujo al set en construcción, el futuro apartamento de Dahmer. Sky quedó sin habla ante la precisión del escenario.

—Es asombroso, han capturado la esencia del lugar original.

—Así es —confirmó Ryan—. Hemos añadido un caos calculado y, en pantalla, los tonos amarillentos intensificarán la sensación de insalubridad.

Sky se adentró en el set, su mirada fija en el contenedor azul, un macabro recordatorio de los horrores pasados. Un vértigo momentáneo la asaltó, y al tocar el contenedor, sintió el peso de las vidas truncadas.

—Sky, esto no es más que un escenario —la voz de Ryan la devolvió a la realidad.

Ella respiró hondo y, con una sonrisa decidida, compartió su deseo.

—Ryan, necesito hablar con las familias. Quiero que la serie refleje la humanidad de esas personas, no solo su trágico final.

La sonrisa de Ryan era de un mentor orgulloso.

—Sabía que llegaría este momento —dijo, entregándole una libreta—. Aquí tienes los contactos. Aunque inicialmente reticentes, confío en que lograrás ganarte su confianza.

Con la libreta en sus manos, Sky exhaló un suspiro cargado de determinación.

—Gracias, Ryan —murmuró, antes de abandonar el set y buscar refugio en una banca cercana al estacionamiento. Allí, sumida en la contemplación de los nombres y direcciones, se debatía por dónde comenzar su misión.