6-Cena

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Sky se encontraba en la mesa, inmersa en sus pensamientos, mientras Evan, con una sonrisa, se ocupaba de la cena. La habitación se extendía amplia y acogedora ante sus ojos: un lecho prometedor al fondo, un sofá que invitaba al descanso y un televisor que parecía una ventana a mundos lejanos. La luz natural bañaba el espacio gracias a un muro de cristales que revelaba la ciudad a sus pies.

—Imagino que la luz del día te basta —comentó Sky, observando cómo la penumbra se rendía ante la claridad.

Evan rió, el sonido tan claro como el tintineo de los platos que llenaba.

—Es un placer, sobre todo cuando la lluvia danza en el vidrio. Tiene un efecto calmante.

El ceño de Sky se frunció, una sombra cruzando su semblante.

—¿Y los paparazzi? ¿No te molestan?

La mirada de Evan se posó en el edificio opuesto, consciente de que, a pesar de la distancia, los lentes curiosos podrían invadir su privacidad.

—No, la tecnología de hoy nos regala privacidad con solo pulsar un botón. Los cristales se vuelven espejos al mundo exterior, como ahora.

Sky, sorprendida, dejó escapar una exclamación de asombro.

—¡Así que nosotros vemos sin ser vistos! ¡Qué maravilla!

La sonrisa de Evan se ensanchó ante la inocente admiración de Sky. Se acercó con los platos humeantes, depositándolos con cuidado, y luego vertió el vino, el rubí líquido prometiendo una velada agradable.

—Espero que disfrutes del manjar.

Sky, con una sonrisa genuina, empuñó su tenedor.

—La comida siempre encuentra el camino a mi corazón.

La risa de Evan se unió a la melodía de la noche, pero se detuvo al ver la duda en el rostro de Sky.

—¿Hay algo que no te agrada?

Ella negó, disipando sus temores.

—No, está exquisito, superó mis expectativas.

—Me alivia oír eso —Evan exhaló, y un silencio cómplice se tejió entre ellos.

—Cuéntame, Sky, ¿el muchacho de antes... llevan mucho tiempo conociéndose?

—Sí, nuestras universidades eran distintas, pero el destino nos unió en el mismo lugar de prácticas. Nos volvimos inseparables, aunque después la vida nos llevó por caminos separados.

Evan masticaba despacio, capturando cada matiz en el rostro de Sky.

—Entiendo... ¿has tenido pareja antes?

Sky suspiró, una nube pasajera en su cielo.

—Lamentablemente, tres. Todos resultaron ser un error.

Evan tensó la mandíbula, una tormenta asomando en su mirada.

—¿Errores? ¿Por qué?

Ella tomó un sorbo de vino, buscando serenidad.

—Parece que la dedicación al trabajo y las ambiciones personales pueden alejar a los hombres, buscar consuelo en otros brazos.

Evan sonrió con ironía.

—¿Sucedió durante la universidad y tu carrera?

Sky asintió, su apetito intacto.

—Sí, el primero fue un compañero de estudios, el segundo un desconocido en un parque, y el tercero, un habitué del café que frecuentaba. Fui ingenua al pensar que entenderían mi ausencia por trabajo.

Evan suspiró, recordando sus propios intentos fallidos de acercamiento, siempre eclipsados por la presencia de Emma.

—Yo... bueno, ya sabes mi historia con Emma. Fue complicado.

Sky bajó la mirada, un lamento en sus ojos.

—Evan, lamento no haber hecho nada al ver cómo te trataba. Era evidente lo tóxico de su relación.

—Todo tiene su razón de ser —Evan observó el plato vacío de Sky y sonrió—. Veo que tenías hambre.

Ella rió, una chispa de alegría en su voz.

—Sí, suelo comer una vez al día, así que esperaba con ansias esta cena.

Evan recogió los platos, su figura erguida en la penumbra.

—¿Te apetece algo más?

Sky lo consideró, pero la noche ya reclamaba su fin.

—No, debería irme. Mañana será un día largo.

Evan se detuvo, la despedida cayendo como una cortina inesperada.

—Oh... ya entiendo. Bueno, fue un placer.

Continuó su camino y dejó los platos en el fregadero. Sky, mientras tanto, se acercó a la ventana, las luces de la ciudad parpadeando como estrellas distantes. Un bostezo se escapó entre sus labios.

—Toma, es té de limón. Ideal para la noche.

Evan le ofreció un vaso, y ella lo aceptó con gratitud.

—Gracias, Evan. Lamento no poder quedarme más tiempo.

Él sonrió, la comprensión en su mirada.

—No te preocupes. Fue un encuentro improvisado, es natural que tengas otros planes.

Sky saboreó el té, y Evan la observaba, una sonrisa en sus labios.

Poco después, la somnolencia envolvió a Sky, llevándola a un sueño profundo e inesperado.
—Evan creo que...

El joven la miraba con una sonrisa de lado a lado.

-Tranquila, ven, siéntate.

La llevó al sofá y de un momento a otro Sky quedó inconsciente.

Evan la movió un poco pero esta no reaccionó.

-Que bien, resultó.

La cargó hasta la cama, le quitó los zapatos, la tapó con una manta y se acostó al lado de ella.

-Eres hermosa.

Le hizo cariño en el pelo y la cara, para después abrazarla.

Le hizo cariño en el pelo y la cara, para después abrazarla

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Mind  (Evan Peters)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora