Capítulo 5

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Me dejan unos cien metros antes, amo caminar sola así que no tendré ningún problema.

O eso creo hasta que veo un auto negro acercarse, no sé quién es pero por si las dudas pongo la mano sobre mi arma, el auto se acerca cada vez más hasta que para frente a mi y baja el vidrio.

— Sube.

— No, queda poco, no es necesario.

— Lizzie sube al maldito auto ahora, no me colmes la paciencia.

Simplemente subo, también no estoy de humor para una pelea.

— ¿Massimo porque haces esto?

— En tu casa hablaremos.

Bajo la cabeza hasta que bajamos del coche, lo último que me faltaría sería que él vea los moretones.

Entró a casa en silencio, está todo vacío.

— ¡¿Se puede saber dónde carajos te fuiste una semana?!

— No te interesa, permiso me retiro a mi habitación - cuando intento dar la vuelta me toma del brazo con fuerza, no es tanta pero los moretones hacen que duela — mierda, suelta me.

— No te irás hasta que resolvamos esto — me jala y me pega un poco en las costillas donde tengo quebradas haciendo me queje del dolor un poco fuerte — ¿Lizzie que tienes aquí? ¿Qué es esto?

Dice levantando mi camisa dejando al visto mis moretones, cuando me mira a la cara esperando una respuesta se fija en el moretón de la barbilla.

— No es nada

— Nombre, dame el maldito nombre del cabrón que se atrevió a hacerte esto.

— No te interesa.

Cuando intento irme de nuevo me vuelve a tirar del brazo.

— Que cara... — en un movimiento rápido me acerca y se inclina por la diferencia de estatura.

Une rápidamente nuestros labios sin oportunidad de que yo reaccione.
¡Me acaba de besar! Intento alejarme pero solo hace que me una más a él y antes de soltarme muerde mi labio inferior.

Al momento en que me suelta le suelto una bofetada que le voltea la cara.

— Idiota, ¿Que te pasa? ¿Es que estas demente?

— Hija que bueno que estás aquí, tenemos demasiado que hablar.

.....

— ¿Pretenden que me vaya a vivir con él?

— Princesa no lo tomes a mal, faltan dos días para la fiesta de compromiso, luego vivirás con él.

— Princesa ni que nada. Al parecer no puedo opinar.

Se quedan callados, solo ladeó la cabeza y me voy, tendré que aprender a convivir con el.

Massimo Bagarella.

Es hoy, la fiesta de compromiso es hoy. Luego ella se tendrá que ir a vivir conmigo.

— Todo listo señor.

Me arreglo una última vez el traje y salgo al jardín, las luces lo iluminan por completo haciendo se vea hermoso, recorro la vista por todo el lugar hasta parar en un cuerpo que conozco a la perfección fundado en un vestido color esmeralda que deja una abertura en la pierna, con unos tacones no tan altos.
Veo como se muerde los labios, esos labios tan rosados y suaves que besé hace dos días.

Siento como ponen una mano en mi hombro haciendo gire la cabeza y me encuentro con mis dos hermanos menores.

— Alessandro, Antoni ¿Cómo han estado?

— Algo ocupados, hemos estado teniendo alianza con la bratva que nos beneficiará en el futuro. No hemos conseguido mucho ya que según oímos la esposa del Boss no se encuentra bien, su hermana, Sasha. Ella fue la que nos atendió, todavía no tenemos una respuesta fija.

— Pero queríamos estar en la fiesta de tu compromiso, y con eso que será con Lizzie Russo mucho más. Nos encantaría ver cómo te manda a la mierda.

Ladeó la cabeza, veo como el jardín se empieza a llenar de los invitados mientras Leonardo se acerca con Lizzie.

— Llegó la hora — dice mientras Lizzie se para a la par mía y él llama la atención de todos — Familia y amigos, este día celebramos el compromiso de mi hija y Massimo Bagarella. La unión de la familia Russo y la familia Bagarella para crear una sola.

Todos nos miran, mientras yo solo miro a la dueña de esos bellos ojos esmeraldas, me inco sacando un anillo de diamantes.
Tomo su mano deslizando el anillo por su dedo, la miro a los ojos mientras me levanto.

— Esperemos que en su matrimonio esté lleno de prosperidad.

La gente llega a felicitarnos, veo su cara de aburrimiento.

— Sonríe, recuerda que somos una feliz pareja.

— Es que yo amo casarme con hombres que quiero lejos o muertos.

— Hermosa, conmigo es con el único hombre con el que te casarás.

.....

La noche pasa rápido, cuando se van los últimos invitados espero a que baje Lizzie para irnos.

Baja seguido de sirvientes que llevan todas sus cosas.

— ¿Lista? ¿Llevarás todas esas cosas?

— Eso creo, si las demás las llevarán los días siguientes.

Suspiro, está mujer. Los autos esperan afuera mientras ella habla con sus padres mientras yo entró al auto.

— Han preparado todo para la señora.

— Muy bien Stefan, tiene que estar todo listo — veo como se despide de sus padres y se acerca a la puerta haciendo que mis hombres la abran, se acomoda y el auto arranca — ¿Todo bien?

— Si, cuando estemos en un lugar privado tenemos que hablar.

Se de lo que quiere hablar, tengo planeado hacer que duerma conmigo. Se que no será inmediato pero lo lograré.

Al llegar simplemente espera a que le abran la puerta y baja, me espera en la entrada.
Abren la puerta y ella entra quedando fascinada mirando a su alrededor, camino hacia las escaleras.

— Vamos — me sigue en total silencio hasta que llegamos a mi habitación, que muy pronto será nuestra — bueno dime, ¿De que quieres hablar?

— Las reglas, siento que serán muy necesarias para que podamos convivir en paz — muevo la cabeza haciendo que inicie — número uno, quiero una habitación para mí.

— Está bien, número dos, dormirás conmigo. En esta habitación.

— Si quiero una habitación para mí es porque no dormiré contigo, genio.

— ¿Quieres que lo demás se cumpla? Tratos son tratos

— Con que así vamos, bien. Número tres, no tendremos intimidad hasta que yo lo diga o desee.

— Número cuatro, si sales me tendrás que avisar e irás con guardias.

— Lo de los guardias no te preocupes, número cinco, los guardias y choferes serán los mismo que ya tengo asignados.

— Número seis, cuando diga que no sales, no sales.

— De lo contrario saldré cuando desee, número siete, cuando quiera me darás mi espacio.

— Número ocho si digo que saldremos, saldremos.

— Número nueve, quiero un establo.

— ¿Establo? ¿Para qué quieres un establo?

— Mañana o pasado mañana traerán a mi caballo, quiero un establo para ella — le gusta cabalgar, ese dato me servirá en el futuro — también quisiera ir de compras muy pronto.

— Está bien, si eso es todo creo que podemos dormir ya.

Asiente dándose la vuelta para salir de la habitación.

— ¿A dónde vas? Recuerda el trato, dormiremos juntos.

Se congela al escuchar mis palabras, está será una larga noche.

Odio, Amor y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora