Capítulo 13

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Eso no puede ser, ¡Faltaba una maldita hora y media!

— Madre, pensaba que vendrías en una hora y media.

Stefan lo único que hace es huir con unos sirvientes con floreros, suertudo, que me lleve con él si no quiere harina.

— Tu sabes que el tiempo nunca debe ser importante. Así que estás es tu esposa ¿Estoy en lo correcto?

— Mi madre, ella es Lizzie Russo.

— Hola querida, lamento que no pudiéramos conocernos formalmente en tu boda. Mi nombre es Margareth Bagarella y él es mi esposo — se hace un lado dejando ver un señor un poco mayor que todavía conserva un buen físico — Brandon Bagarella.

— Querida ya nos conocíamos — le informa él a su esposa — en la misma fiesta donde Massimo la conoció

— Sí, pero igual un gusto conocerlos a ambos, si me lo permiten, me iré a cambiar para la cena.

Bajo sus miradas corro escaleras arriba, maldito Stefan, hubiera avisado así inventaba una excusa y me desaparecía. Se ganó un saco de harina por esto.

Dios, ¿Que se te puedes poner para conocer a tus suegros, cuñados y familia de tu marido? Lo sexy y provocador se va, lo informal también, ¿Mierda y entonces?

— Lizzie, ey Lizzie — los susurros de Stefan hacen que salga del clóset encontrándome con su cara y en sus manos una tela negra brillante.

— Idiota, ¿Tanto te costaba avisar que venían?

— Después te quejas, mejor ponte este vestido y ve a hablar con tus suegros.

Me lanza un vestido negro con brillos que atrapó rápidamente, es perfecto, mezcla lo sensual con lo formal y no es muy revelador.

— Maldito imbécil, me salvaste, te odio, gracias.

— También después me agradeces diciendo lo maravilloso que soy, pero ponte esto y baja rápido antes de que tu marido me maté.

— Si no encontraba que ponerme era yo la que te mataba.

— Stefan, ¿Puedes venir un momento? — Hasta acá se oye la petición de Massimo la cual hace que Stefan trague grueso.

— San Pedro ahí te voy.

Desaparece haciendo que rápidamente me ponga el vestido negro brillante con un escote en v, en la pierna izquierda hay una abertura la cual se rellena por una cascada de cadenas muy finas y brillante, el vestido se ciñe a mi cuerpo luciendo lo, es pegado lo cual no me permite llevar ropa interior. Un poco de maquillaje y un par de tacones y estoy lista.

Tengo los nervios de punta ¿Les voy a agradar?

— Si les vas a agradar — la voz de Massimo hace que de un respingo, ¿Cómo diablos supo lo que estaba pensando — tu cara me lo dijo, mejor bajemos que se pondrán de intensos.

Respira Lizzie, al estar fuera de la habitación vislumbró el primer piso donde están ellos hablando, Massimo enrolla nuestros brazos y bajamos la escaleras, las cuales cuando bajo cada escalón se siente como si me advirtieran de un ataque de asma. De los cuales no tengo desde los nueve años.

— ¿Se puede saber porque no se te marca el vestido como debería por la ropa interior? — la pregunta susurrada de Massimo mientras llegamos con sus padres los cuales platican con un hombre jóven, el cual se parece físicamente a Massimo.

— Querida, te presento a Antoni, el hermano menor de Massimo.

— Quizás porque no traigo — le susurro a Massimo para luego acercarme a su hermano — un gusto conocerlo, creo que mi nombre ya lo sabes así que no será necesario presentarme.

Odio, Amor y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora