Capítulo 15

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Lizzie.

La noche pasó tranquila, había uno que otro chiste acompañado de anécdotas.

— Creo que el tiempo pasó muy rápido, ya casi nos vamos. Solo quiero entregarte algo Lizzie.

Mi suegra habla con una pequeña sonrisa, le pide a un sirviente que vaya por algo al auto.

— Tú igual que la mayoría sabe que cada familia en el poder tiene una joya que lo representa — a mi mente viene el anillo de rubíes que carga mi papá y un collar similar que tiene mi mamá.

— Claro, esas joyas representan el poder que tenemos en el mundo.

— Perfecto, Massimo ya carga con el anillo que representa su poder —señala con la cabeza la mano derecha del susodicho, en el dedo medio tiene un anillo de esmeraldas—. Ahora, tú, como su esposa, usarás la joya que le sigue.

Antonella llega con una caja larga y negra, tiene uno que otro diamante incrustado en el terciopelo que la forra, se la da a mi suegra la cual la ve, luego de suspirar levanta la caja a mi dirección, la tomo no muy segura.

— Esa es la joya que te corresponde, que demuestra tu lugar en esta pirámide de poder.

Abro la caja y veo un hermoso collar de oro blanco, con una esmeralda que tiene la B grabada «Bagarella», alrededor, la esmeralda tiene oro blanco como si fueran tallos en los cuales hay pequeños diamantes incrustados.

Es... No tengo una palabra para describir la majestuosidad que desprende este collar.

— Ese collar y anillo eran propiedad de un duque y su esposa, le debían dinero a nuestros antepasados y nos dieron las joyas y una que otra joya demás como pago, desde ahí las joyas han pasado en generaciones —explica y yo sigo viendo el collar—. A Massimo se le entregó el anillo el día que se hizo cargo, espero que usen las joyas mucho más tiempo que nosotros.

Massimo se coloco en mi espalda, apartando mi cabello. Me quita la caja de las manos y toma el collar, lo pasa delante de mi cabeza y me lo coloca, antes de soltar mi cabello desprende un beso en mi cuello.

— Mía.

Mi corazón se acelera un poco, inconscientemente mi mano viaja hacia la esmeralda.

«Suya»

¡Ja!, ya quisiera que fuera suya.

— Viva la dama de la mafia italiana —habla Alessandro llenando su copa.

— La esmeralda combina con el color de tus ojos, te ves maravillosa —habla la señora Madeleine.

— Gracias.

— Con esa joya desprendes el poder que tienes, concuerdo con lo que dice mi primo. Viva la dama de la mafia italiana — ahora es Adriano el que habla.

— Entonces, hagamos un brindis familia —propone el señor Carlo—, por la nueva integrante de la familia y dama de la mafia italiana.

— Salud por eso hermano —el señor Brandon me sonríe antes de levantar su copa.

— ¡Salud!

No bebo vino con alcohol para acompañar a Giselle ya que es la única que no ha bebido por su embarazo. A ella le han dado una clase de vino rosado sin alcohol.

— Compermiso, voy al baño —Giselle se levanta de su asiento y yo hago lo mismo, me mira confundida.

— Te acompaño —asiente y caminamos en dirección al baño.

El pasillo está solo y pienso en preguntarle sobre lo que me dijo Stefan.

— ¿Cuánto tiempo tienes de embarazo?

Odio, Amor y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora