Capítulo 16

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Lizzie.

Me despierto, Massimo todavía está durmiendo así que todavía es muy temprano, tengo sed entonces me siento en la cama, en ese momento siento un dolor en las piernas, pero nada comparado a lo demás. Cuando intento levantarme mis piernas flaquean y caigo al suelo.

— Maldita sea.

Escucho una risa ronca detrás que hace que un escalofrío me recorra todo el cuerpo. Me toma de los brazos desde la cama y me sube con él, se nota que le divierte verme en esta situación.

— ¿Algun problema, ljómandi smaragður?

— Algún día te disparare.

— Si es que lo logras.

Me da un beso en los labios y yo se lo sigo.

— Hoy saldré —aprovecho para avisarle.

— ¿Puedo saber a donde?

— A visitar a Jane.

— Deja que Stefan vaya contigo.

Si Stefan va conmigo, tendré que matarlo. Y me cae bien el chismoso.

— No será necesario, Jackson irá conmigo. Pero si lo llegare a necesitar así que lo llamo y no es necesario que esté conmigo.

— ¿Y para que necesitarás a Stefan?

Me siento en su cadera mientras él sigue acostado, con mi dedo delineo los tatuajes de su pecho.

— Pronto será navidad, y quiero comprar adornos.

A Massimo no parece gustarle tanto la idea aunque intente ocultarlo.

— Tesoro, no me molesta que gastes mi dinero, pero todavía falta más de un mes para navidad. Aparte de que hay muchas cosas guardadas de los años pasados.

— Lo sé, Antonella me mostró las cosas cuando le dije que pensaba decorar la casa, pero eso ya está muy anticuado y es muy poco.

— Pareces un elfo navideño.

Lo golpeo en el pecho y solo se ríe mientras yo bajo la cabeza para poder besarlo.

— Me vuelves a decir elfo, y te despierto con agua.

— Tranquila, elfo.

— Me caes tan mal.

Respiro tan cerca de su boca que creo que siente mi aliento, pone su mano alrededor de mi cuello dejando mi boca a un centímetro de la suya.

— Tú me caes peor.

Me termina de jalar y une nuestras bocas, siento que su miembro se empieza a poner erecto y por inercia muevo mis caderas gimiendo sobre su boca.

— No querrás que te duela más, ¿O sí?

— Llegarás tarde al trabajo y yo a casa de Jane.

Le doy un último beso y me levanto de la cama, hago una mueca de dolor al quedarme parada y su risa está presente. Suspira tirándose en las almohadas mientras voy hacia el baño, si no me levantaba no me dejaría salir de la cama en todo el día.

Mientras me duchaba Massimo decidió entrar conmigo, lastima que yo tengo el tiempo contado. Un vestido azul marino un poco arriba de las rodillas con escote en V, unos tacones blancos de ocho centímetros y estoy lista.

Llego al comedor cuando Antonella todavía está organizando el desayuno así que decido ayudarle.

— Antonella, ya lo convencí de que me dejara comprar nuevos adornos navideños. Si deseas, puedes botar los viejos, ya que están muy sucios y desgastados.

Odio, Amor y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora