Capitulo 6

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Lizzie Russo.

Mierda, se que dormiríamos juntos pero no tan pronto.

—No tengo aquí mi ropa y esto es poco cómodo, será que esta vez dormimos separados.

—¡Antonella!—dice y entra una mujer.

—Dígame señor.

—Puedes traer las maletas de la señora a esta habitación —ella sale de la habitación dejándonos solos.

—Es mejor que te acostumbres—dice mirándome y luego camina hacia unas puertas, abre una que creo es el closet.

Después de unos minutos entra la mujer con mis maletas que al parecer su nombre es Antonella.

—Gracias —digo cuando me las entrega.

A los minutos sale Massimo con un pantalón de dormir y sin camisa.

—Ve a cambiarte, o puedes hacerlo aquí, delante mío.

—Púdrete —digo tomando mi maleta y entrando al closet.

Me decido por un camisón, al salir lo veo organizando la cama. Camino como si nada al lado derecho, pongo unas almohadas en medio y me acuesto sin decir nada.

Está será una larga noche.

.....

Cuando despierto no lo veo, solo escucho a alguien tocar la puerta.

—Adelante —digo y entra Antonieta con una bandeja con comida que la deja a la par de la cama, en una mesa de noche.

—Buenos días señora, el señor salió por la mañana a la empresa, le traigo el desayuno —asiento y pone una mesa en la cama y luego la bandeja —si necesita algo no dude en llamarme.

Sin decir más se retira dejándome sola.

.....

Cuando termine de peinarme y bajo, quiero hacer un postre. Mientras camino en busca de la cocina choco con alguien.

—Señora, lamento que no la ví.

—No te preocupes, y no me digas señora, mi nombre es Lizzie.

—Mi nombre es Stefan, ¿Puedo ayudarla en algo?

—Si, quiero saber dónde está la cocina.

—Está por aquí, sígame -me lleva hasta la cocina encontrándonos con Antonella.

—¿Señora necesita algo?

—No quiero molestarte, solo quiero cocinar un postre.

—Si desea la puedo ayudar.

—No es necesario, solo quisiera saber si hay algunos ingredientes.

Después de que me haya entregado todo, me pongo a buscar un bol para crear la mezcla.

—Señora perdone la curiosidad pero ¿Que hará?

—Un cheesecake.

—¿Un que?

—Un pastel de queso con fresas.

Mientras hago el relleno el se queda atento a la mezcla.

—Siento que le falta algo, prueba —con una cuchara le doy un poco del relleno —¿Que opinas?

—No lo sé, pero sabe bien —con otra cuchara lo pruebo, necesita algo fuerte.

—Lo tengo, tráeme whisky.

—¿Whisky?

—Si, tu solo confía en mí, ve.

Mientras va por una botella de whisky corto algunas fresas por la mitad.

Al cabo de unos minutos aparece con una botella de whisky.

—Este era el toque que le faltaba, prueba.

—Sabe mejor.

.....

Después de estar casi toda la mañana y parte del mediodía cocinando voy a la piscina.

Según me dijeron Massimo vendrá como a las 4:00 de la tarde, así que tengo toda la tarde para hacer lo que me apetezca.

Nado casi toda la tarde, pero subo a la habitación media hora antes que él llegue, me pongo un vestido que me llega un poco arriba de la rodilla y bajo por algo de comer.

—Según me dijeron has estado nadando toda la tarde —esa voz me detiene por unos segundos.

—Si, ¿Hay algún problema? —pregunto al oír que me sigue hasta la cocina, sin prestarle atención sacó el pastel y cortó un pedazo para mí.

—Ninguno, me parece bien que te estés acostumbrando —cuando estoy por llevarme un pedazo a la boca el se acerca y me lo quita — mmm whisky, me ire a duchar

Me quedo perpleja al ver cómo él se va como si nada.

Es un completo idiota.

Y mi apetito se fue a la patagonia.

.....

Massimo Bagarella.

La semana pasó muy rápido, y con la sorpresa que le dar no creo que discutamos en la semana que falta para la boda.

Estamos caminando por el jardín.

—¿Cuál es la sorpresa?—pregunta algo confundida.

—Estamos muy cerca, tápate los ojos.

—¿Qué?—se detiene en seco por unos segundos.

—Lo que oyes, tápate los ojos —me acerco a ella por atrás y hago que se tape los ojos, pongo mis manos en su cintura para dirigirla— no los abras —susurro a su oído.

Caminamos hasta entrar al establo, la muevo para acercarla un poco.

—Abre los ojos —los abre y la veo sonreír ampliamente.

—¿Es para mí?—pregunta con una sonrisa acercándose al caballo.

—Si, es para que le haga compañía a Mía.

—¿Cómo se llama?—pregunta mientras lo acaricia, muevo los hombros en señal de no saber.

—No lo se, es tuyo, le puedes poner como quieras.

—Se llamará Roy —dice mirándome con una sonrisa.

Pasamos cabalgando toda la tarde.

Lizzie Russo.

Me despierto en la madrugada por un dolor que siento en el vientre. Enciendo la lámpara de noche y me siento en la cama viendo que hay sangre.

—¿Lizzie que haces? Es muy temprano todavía —dice un somnoliento Massimo.

Sin escucharlo me levanto y voy al closet en busca de toallas y ropa limpia, cuando salgo veo como Massimo se sentó en la cama.

—¿Qué sucede? Son las 2:00 de la mañana.

—No es nada importante, simplemente me daré una ducha. Tú sigue durmiendo.

No es necesario que me de una respuesta ya que entro rápidamente al baño. Me ducho con agua caliente para intentar calmar un poco los cólicos.

Al salir lo veo acostado, mirando a un punto fijo en el techo. Parece que no nota mi presencia así que no lo pienso dos veces y me empiezo a cambiar, y cuando estoy por ponerme la camisa se da cuenta y levanta la cabeza mirando.

—¿Qué haces? Gira la cabeza —digo mirándolo, me mira un poco más y gira la cabeza, termino de ponerme la camisa y apagó las luces caminando a la cama.

—Es muy hermosa, mi futura esposa —ruedo los ojos y siento como me abraza por detrás pegando me a su cuerpo.

Y es así como caigo en los brazos de Morfeo mientras él me abraza.

.....

Cuando despierto veo que son las 7:40 de la mañana y en la mesa de noche hay una bandeja con fruta, mermelada, chocolates, tostadas, jugos, flores y una nota. Tomó la nota para ver qué dice.

"Te deje el desayuno, cuando termines bajas, te tengo una sorpresa. Llegaré a las 2:00 de la tarde.
Massimo"

Odio, Amor y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora