Capítulo 21

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Lizzie.

Idiota, piensa que iba a dejar que durmiera junto a mi cuando esas... cosas lo toquetearon y besuquearon, lo miro alzando una ceja esperando que responda. Dalton se queda pálido mientras mira a Stefan y este solo intenta contener la risa.

— ¿Qué sucede, cariño? ¿Esas gatas te comieron la lengua? —pregunto con burla mientras me cruzo de brazos mirándolo.

Me mira incrédulo, como si nunca lo hubiera visto venir, luego mira a Stefan y este inmediatamente quita su gesto burlón aclarándose la garganta.

— Dalton, antes de que empieces a comer con un animal, te quería mostrar las nuevas luces que trajo Lizzie...

Dice mientras le hace señas a Dalton y salen del comedor dejándonos solos.

— ¿Es enserio? ¿Me mandarás a dormir a otra habitación? ¡¿Me vas a echar de mi propia habitación?! —pregunta intentando mantener la calma, pasa una mano por su rostro respirando profundo.

— Sí.

Digo simple, ¿Qué más quiere que diga? Un «No claro, ¿cómo podría echarte de la habitación?» Que se joda, me pidió a mi, pues me tiene y se tiene que aguantar.

Se nota que se empieza a cabrear, mientras que por mi parte empiezo a comer tranquila, sin importarme si se enoja o no. Porque la enojada debería ser yo, pero soy un ser paciente.

— ¡¿Sí?! ¡¿Solo eso piensas decir?! —pregunta frustrado.

— ¿Y qué carajos quieres que te diga? Vete a la mierda Massimo y quedate ahí, vengo y te encuentro lleno de pintalabios y a tres mujerzuelas con tres vestidos que dejan poco a la imaginación ¡¿Y crees que tienes el puto derecho de reclamarme por qué te mando a dormir a otra habitación?! —pregunto exhausta mientras me cruzo de brazos para mirarlo.

Se queda callado, se pasa las manos por el cabello mientras suelta un bufido molesto antes de intentar hablar con un tono de voz calmado.

— No pienso dormir en otra habitación, es mi casa, yo decido —dice mientras levanta la vista para mirarme serio.

«Maldito ser idiota cinico, descarado e imbecil»

Levanto una ceja haciendo un sonido incrédulo mientras ruedo los ojos con algo de ironía.

— Quédate tú en tu maldita habitación si no quieres salir de ella, yo me voy a la de invitados —digo con un resoplido frustrado mientras tiro los cubiertos en la mesa y me empiezo a levantar.

— No te vas de esta mesa hasta que termines de comer y dormiras en mi habitación conmigo, en nuestra habitación —ordena serio mientras me mira.

Lo reto con la mirada mientras tiro la servilleta a un lado del plato sin quitar la mirada de él.

— Se me fue el apetito al tener que lidiar con un imbécil, quizás lo conozcas —digo con sarcasmo mientras le doy una pequeña sonrisa falsa— Ah, sí eres tú.

Digo antes de empezar a caminar para salir del comedor, se levanta tomándome fuerte del brazo, rápidamente me suelto y le doy una bofetada que le gira la cara, se nota que está más que encabronado pero me importa lo mismo que me importa la vida de Dalton; nada.

— Antes de que vengas con tus mierdas de querer darme órdenes, recuerda; no soy una de tus putas, ni mucho menos uno de tus empleados, soy tu igual. Me pediste a mi, me querías a mi, hiciste que nos casaramos. Así que déjate de estupideces de querer que me someta ante ti, por que si hice esto y estoy aquí, es por mi padre.

Le suelto y empiezo a salir, me encuentro con Stefan y Dalton afuera escuchando, disimulan cuando me ven, no estoy de humor asi que no les digo nada, camino rápido hacia la habitación de Massimo y saco una mudada de ropa para unos dos días junto con unas botas, salgo de la habitación y me encuentro con Massimo terminando de subir los escalones, me mira mientras frunce el ceño al ver la ropa, lo ignoro y camino hacia la habitación en frente y abro la puerta encontrándome a una mucama terminando de arreglar la habitación, con un gesto le pido que salga y lo hace. Massimo se acerca a grandes zancadas y cierro la puerta en su cara poniéndole seguro.

Odio, Amor y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora