Capítulo 17

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Massimo.

Llego a la oficina seguido de mis secretarias las cuales me están informando sobre un cargamento que irá a Noruega.

— Janeth eso es todo, puedes retirarte, Serena te quedas.

La castaña desaparece dejándome con la rubia, ella me sonríe y se me intenta acercar, pone sus manos en mis hombros y me intenta besar, la detengo antes de que toque mis labios.

— Serena, no quiero problemas con mi esposa.

Aparto sus manos de mi cuerpo y pongo una distancia prudente entre nuestros cuerpos, voltea sus ojos haciendo un puchero.

— Yo se que tarde o temprano regresaras a mis brazos, ella no te da el placer que yo te doy.

— Ya te dije que no, quiero hacer bien mi matrimonio

— Así que quieres jugar al hombre de familia, Massimo por favor, tú y yo sabemos que pronto te cansarás y vendrás conmigo, con una verdadera mujer. Ella no es como yo.

— Exacto, por eso estoy casado con ella y no contigo, y te pido que respetes a mi mujer.

— ¿Y ahora qué vas a hacer? ¡¿Despedirme?! Vamos hazlo, te reto.

— Se muy bien que tu eres el único sustento de tu hija, por eso no te pienso despedir. Pero no me tentare el corazón si mi mujer me lo pide debido a un percance que tuvieran.

Dejo las cosas claras, quiero hacer bien mi matrimonio con Lizzie y tener una amante no es lo preciso para iniciar bien, Serena es madre soltera, razón por la que contrate, el primer mes pasó seduciéndome hasta que caí en sus encantos.

— ¿Qué te sucede, Massimo? Antes no hiciste lo mismo, ¿Por que con ella sí me dejas y con Samira seguías conmigo?

—Porque ella no es Samira, por eso Lizzie es mi esposa y Samira está muerta, esa es la diferencia, Serena. Retírate ya, quiero estar solo.

Se molesta pero no dice nada y agradezco por ello, sale y yo me tiro en la silla, rebusco en los cajones y encuentro la foto. Busco en otros cajones un encendedor y cuando lo encuentro me dirijo a la papelera, prendo en fuego la foto mirándola una última vez antes de dejarla caer, cuando camino de nuevo al escritorio entra Stefan seguido de Dalton.

— Jefe, lo extrañe.

Abre los brazos y me rio, me acerco a darle un pequeño abrazo mientras que Stefan se asoma para ver qué provoca el humo, cuando lo ve hace una mala cara pero no dice nada.

— Afuera lady teñida esta que explota del enojo, ¿Que le dijiste? —pregunta Stefan regresando a donde estamos.

— Lo que debí hacer hace tiempo, deje en claro que de ahora en adelante nuestra relación iba a ser estrictamente profesional.

— Que bueno, la vez pasada la señora lo estaba sospechando.

— ¿La nueva señora? — Dalton pregunta y yo asiento.

— Si, no te invitaron a la boda porque no te querían ahí.

— ¡Stefan!

— Déjelo jefe, ya me acostumbre a sus comentarios pasivos agresivos.

Stefan sonríe agradecido, en eso alguien le llama y atiende.

— Entendido señora, en media hora estoy ahí —cuelga el teléfono y me mira, le dejo ir y se va.

— Al parecer la señora lo tiene bien mandado.

— Ni me lo digas, parece un perro faldero detrás de ella, incluso lo defiende.

Odio, Amor y PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora