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Los nervios se apoderan de mi a cada segundo que pasa, la incertidumbre de no saber si lograremos ocultar nuestra actual relación, o si esto llega a ser demasiado para ella y decide terminar conmigo para buscarse a una chica que le dé menos problemas; quizás de su edad, y que no sea su estudiante. O si alguno de nuestros compañeros de clase o de trabajo se da cuenta de la forma en que nos miramos, los ojos no mienten, no es algo que podamos esconder a voluntad. ¡Oh, Dios, todo se irá a la mierda, se darán cuenta!

Rosita, cálmate-la calidez de su mano contra mi muslo me trajo de vuelta a la realidad; había estado ensimismada durante más de veinte minutos y ya estamos frente a las enormes rejas metálicas del colegio. Se me detuvo la respiración cuando un par de chicas de mi salón se nos quedaron mirando un buen rato ¿se habrán dado cuenta?¿podrían contárselo al consejo de dirección?¿y si despiden a Lisa o me expulsan de la escuela?–Hey, nadie se dará cuenta, confía en mí por favor-suplicó mirándome fijamente a los ojos, asentí ante la seguridad que me transmiten sus, sé que ella hará hasta lo imposible para que esto salga bien para ambas–Eso es mi amor, solo serán unos cuantos meses, cuando acabe el curso podremos dejar de ocultarnos-se inclinó para besarme pero giré el rostro haciendo que sus labios terminaran en mi mejilla.

–Es lo mejor por ahora, alguien podría vernos-musité con la vista fija en mi regazo, «como te sientas más cómoda» contestó alejándose. Se bajó del auto mientras yo hice lo mismo sintiéndome cohibida bajo los ojos inquisitivos de todos los presentes; cuando me pude recuperar caminé hasta mi novia que esperaba en la entrada por mí.

Los pasillos del colegio están repletos de personas, tanto trabajadores como estudiantes. La ansiedad regresó a mi cuerpo y era como si todos supieran lo que está pasando, como si el simple hecho de estar caminando juntas, lado a lado, nos delatara. Los saludos cotidianos me parecían forzados, los buenos deseos me parecía intencionados, estoy paranoica y lo sé; como también sé que necesito tranquilizarme y reunirme con Jennie, ella es capaz de hacerme entrar en razón. Necesito adaptarme a la nueva situación lo más pronto posible, de todas formas solo será por unos meses.

Las clases me estaban resultando demasiado agobiantes, verla allí, tan sexy, tan segura de sí misma,y su inglés por Dios, es capaz de hacer arder cada célula de mi ser con escucharla pronunciar tan solo una palabra. Así que decidí huir del salón y refugiarme en el baño, al menos por lo que durara la clase. Mojé mi cara con agua del grifo para bajar la temperatura, al incorporarme la ví acercarse a través del espejo sonriendo automáticamente.

–Hola-rodeó mi cintura desde atrás descansando su barbilla sobre mi hombro, nos miramos a los ojos a través de nuestros reflejos y mordí mi labio inferior por instinto. Me giré en el lugar pasando las manos por su cuello antes de dejar un pico en sus labios.

–Hola-murmuré a una distancia casi nula entre ambas jugueteando con los cabellos de su nuca entre mis dedos.

–¿Quieres ir esta noche a mi casa? Podemos tener un maratón de películas-propuso besando mis mejillas y la punta de mi nariz haciéndome reír–Han pasado un par de meses desde que nos hicimos novias y aún no has visitado mi casa, extraño verte por allí y desayunar juntas-puchereó escabullendo sus manos dentro de la blusa del uniforme, un escalofrío recorrió mi espina dorsal al sentir el frío de sus dedos contra mi piel caliente. Tragué duro intentando regular mis latidos, últimamente me está costando mucho regular mis reacciones cuando estamos solas.

–Está bien, pero yo elegiré las primeras películas-advertí apuntándole con el dedo.

–Por mi como si las eliges todas, a mi me basta con tenerte a mi lado y dormir abrazada a ti-me abrazó enterrando la nariz en la curvatura de mi cuello. Estuve ansiosa el resto del día, a la espera de lo que ocurriría esta noche; la pelinegra, como ya es costumbre, le había pedido permiso a mis padres antes de hablar conmigo, así que mi madre me ayudó a preparar algunas cosas para llevarme a su casa. Pasó a buscarme en la noche prometiendo que me regresaría al día siguiente; al llegar comimos la cena que ya había preparado, tomé una ducha y después fue su turno–¿Qué película veremos cariño?-inquirió gateando sobre la cama hasta llegar a mi lado, me recosté en su pecho tomando el control remoto e iniciando el vídeo.

–¿Recuerdas La doncella?-pregunté y la sentí asentir–Pues esa, es que la otra vez no pude terminar de verla, creo que ni a la mitad de la peli llegué, me quedé dormida-comenté encogiéndome de hombros–Espero que no te moleste.

–Claro que no, yo tampoco terminé de verla, en cuanto te dormiste te llevé a la cama para que descansaras bien-contó peinando mi cabello con sus manos, luego el silencio reinó siendo solo audible los sonidos de la televisión.

Casi a la mitad del filme me arrepentí de haberlo elegido, m propia desición se estaba volviendo en mi contra, las escenas de la película estaban subiendo de tono y no es nada oportuno para mi libido. La temperatura de mi piel se elevó drásticamente y la incomodidad en mi entrepierna se hizo presente al igual que un poco de dolor en esa zona; apreté las piernas para tratar de aliviar el dolor pero solo fui consciente de la humedad que ahora se extendía por todo mi sexo. Me giré unos centímetros mordiendo mi labio inferior; ella al sentir mi mirada se giró también quedando con mis orbes conectados a los suyos.

Acerqué nuestros rostros relamiendo mis labios, sentí mi respiración pesada cada vez que nuestros alientos chocaban. Tomé una gran bocanada de aire antes de sujetar su cuello y unir nuestras bocas en un beso desesperado; su lengua recorrió mi labio inferior pidiendo entrada, la cual le concedí al instante jadeando cuando se encontró con la mía. Me armé de valor impulsándome hasta sentarme sobre sus piernas rodeándole la cadera. Incliné mi rostro para profundizar el beso, mas Lisa me detuvo empujándome suavemente por los hombros.

–Lo siento Rosé, no puedo hacer esto.

My girl (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora