Epílogo

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Mis emociones se convirtieron en una enredadera al verlos a todos ahí, el orgullo en los ojos de mis padres, la admiración en la mirada de mi hermano, el amor que se desborda por los hermosos orbes café de mi bellísima novia, y la compañía en este escenario de mi mejor amiga, prácticamente podría decirse hermana a la que su novia acompañaba junto a mis padres también.

–Estamos aquí reunidos en este día sumamente importante para estos jóvenes-las primeras palabras del discurso sonaron a través de los altavoces acallando los murmullos de la multitud de ollentes–Hoy iniciarán una nueva etapa en sus vidas y debemos sentirnos orgullosos de formar parte de su crecimiento y formación-la directora hizo señales hacia uno de los profesores para que trajera los diplomas–Queremos darles a todos las gracias por estar presentes en esta XXXII ceremonia de graduación-concluyó empezando a llamarnos de uno en uno

Los siguientes cinco años fueron de los más emocionantes de mi vida, aunque también de los más complicados. Me independicé de mis padres, mas mantengo el contacto prácticamente diario con ellos; comencé a trabajar en una pequeña editorial como traductora en lo que cursaba mi carrera en la universidad, que afortunadamente aunque no en la misma carrera compartí con mis dos mejores amigas; me mudé con Lisa a petición de ella solo unos meses después de mi graduación de bachillerato y todo fue hermoso. Pero también comenzaron las peleas con la convivencia, los estudios y el trabajo ocupaba gran parte de mi tiempo, ella dejó su trabajo en el colegio y empezó como directora de la mayor sucursal de su familia aquí en Madrid. La presión a la que las dos estuvimos sometidas durante los primeros meses fue enorme, demasiados cambios en tan poco tiempo; aún así logramos sobreponernos y aprender de la otra, aprendimos a compartir nuestras preocupaciones y nos apoyamos mutuamente, aprendimos que siempre tenemos que hablar las cosas que nos preocupan y no dejar que situaciones o personas sin importancia dañaran nuestra relación.

–¿En serio era necesario gastar tanto en unas vacaciones de primavera? Podríamos haber venido en verano por más tiempo-me quejé sujetando su brazo mientras mantenía mi cabeza recostada en su hombro; por más que lo pienso sigo sin entender su afán de viajar aquí en esta época del año.

–¡Oh, vamos Rosie!-se quejó como bebé dejando un beso mi coronilla–acabas de graduarte como la mejor abogada de tu promoción-recordó con voz orgullosa haciéndome sonreír–eso merece ser celebrado-habló sacando su celular y tomándonos una foto, esa es una obsesión suya, dice que tiene que tener fotos de los momentos más importantes para poder enseñárselas a nuestros hijos y nietos dentro de algunos años.

–¿Recuerdas esta plaza cariño?-inquirí separándome de ella y avanzando con rapidez hacia el centro del lugar–Fue donde nos conocimos-agregué mirando de un lado a otro, todo está exactamente igual que hace seis años, tal parece que no ha pasado el tiempo–o más bien donde encontré a una sexy turista perdida y sin saber como comunicarse con los demás-bromeé sintiéndola acercarse.

–Por supuesto que lo recuerdo amor-musitó rodeando mi cintura desde atrás y descansando su mentón en mi hombro descubierto después de dejar un pequeño beso ahí–y exactamente porque aquí fue donde nuestra historia comenzó-se separó provocando que me girara para reclamarle, mas cuando la ví arrodillándose cada una de las palabras que iba a pronunciar se quedaron atascadas en mi garganta–quise que fuera el inicio de este nuevo capítulo-sonrió sin romper la conexión de nuestras miradas sacando una cajita roja del bolsillo de su chaqueta–¿Me harías el honor de convertirme en tu esposa?-las lágrimas que habían estado picando en mis ojos desde el momento en que me dí cuenta de sus intenciones salieron libres al escuchar su pregunta.

–Sí, sí y un millón de veces sí-asentí lanzándome sobre ella terminando ambas en el suelo de la plaza. Parecemos dos idiotas en esta situación, pero Lisa ha sido todo para mí, mi amiga, mi profesora, mi novia, mi amante, ahora mi prometida y en un futuro mi esposa y la madre de mis hijos. No logro contener la emoción dentro de mí y creo que le quedó bastante claro cuando luego del cuarto beso no me detuve.

–Estaría... bien... si... pudiera... ponerte... el... anillo-comentó de forma entrecortada mientras nos besábamos, reí separándome por fin sosteniéndome con ambos brazo a los lados de su cabeza, planté un último beso en sus labios y me puse de pie ayudándola después a levantarse–Ahora estamos oficialmente comprometidas-comentó seguido de que nos pusiéramos los anillos besando el dorso de mi mano, yo las entrelacé atrayéndola más cerca de mi cuerpo hasta volver a besarla.

Después de eso seguimos el recorrido hasta el muelle donde nos encontramos con Felix que ya tenía el barco preparado. Embarcamos y zarpamos navegando mar adentro, nos detuvimos cuando ya habíamos perdido de vista la ciudad y tomamos una ligera merienda en cubierta al lado de la piscina donde al terminar nos sumergimos tomando un baño, cabe recalcar que a estas alturas ya los bikinis no fueron necesarios.

–¡Te toca cocinar a ti, yo ya lo hice ayer!-chillé con un puchero en mis labios, Lisa nunca quiere hacerse cargo de la cocina, supuestamente porque yo lo hago mejor, pero descubrí gracias a mi querida suegra y a la abuela que a Lis nunca le ha gustado cocinar y solo aprendió para no morirse de hambre viviendo sola.

–Pero también lo puedes hacer hoy, prometo limpiar toda la vajilla-dijo desechando el tema, la miré con el ceño fruncido y las manos formando una jarra a los lados de mi cuerpo.

–¡Lisa!-vociferé enojada perdiendo la paciencia al mismo tiempo que golpeaba el suelo con el pie.

–Vale-suspiró resignada e inflé el pecho de autosatisfacción–pero primero tendrás que atraparme bebé-me sacó la lengua echándose a correr, vaya, muy madura la niña; rodé los ojos caminando a su encuentro, de que cocina hoy, cocina hoy.

Al llegar a la popa me detuve admirando a la mujer más hermosa con el escenario más hermoso de fondo. Recostada allí, sobre la barandilla, con esa expresión relajada en su rostro, con los colores rojizos del cielo impregnados en su piel mientras el sol se oculta en lo más lejano del horizonte reflejándose en las pequeñas ondas del mar. Recosté mi cuerpo a la pared de metal mirando el anillo de compromiso por un segundo antes de suspirar.

My girl-murmuré y sonreí observándola, me acerqué colgándome de sus hombros desde atrás dejando un sonoro beso en su mejilla, la escuché reír entrelazando nuestras manos sobre su pecho–you always be mine.

Holis🙋.
Ahora sí me despido de esta historia para siempre, gracias a los que llegaron hasta aquí por sus votos y comentarios. Espero verlos en mis otras historias 😁. Los amo🥰😍.

Bye bye 🙋.

My girl (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora