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¿Te gusta la comida?-inquirió sacándome de mis pensamientos, asentí con una pequeña sonrisa llevándome otro pedazo de panqué a la boca, las dudas sobre la noche anterior no me dejaban mantener mis ideas en la Tierra, perdía el hilo de todas las conversaciones que Lisa intentaba entablar conmigo y eso me frustra aún más, si supiera que en mi mente ella es el único tema que abunda, que invadió tanto mi realidad como mi fantasía no volvería a dirigirme la palabra, bufé recostando mi frente contra la mesa, supongo que la pelinegra recogió los platos porque ya no estaban donde los había visto por última vez, aunque no sé exactamente cuando lo hizo–¿Aún te duele la cabeza?¿quieres que te traiga algo para aliviar el dolor? mi abuelo nos enseñó un método muy bueno para eso-comentó acariciando mi espalda, apoyé mi mejilla sobre la mesa mirándola, negué como pude y le dediqué una sonrisa siendo correspondida de la misma forma–Te dejé ropa en la habitación, toma un baño caliente, te ayudará a recuperarte-me ayudó a ponerme de pie dejándome al pie de las escaleras ya que aún me tambaleo un poco.

–Por cierto tu español es muy bueno, te escuchas muy sexy hablándolo-alagué con los últimos grados de alcohol recorriendo mi sangre, de seguro ya me volví loca, sonreí mordiéndome el labio inferior mientras la miraba fijamente a los ojos para después darle la espalda y subir al segundo piso sentándome en el suelo nada más cruzar la esquina y saber que no podía ser vista por ella; suspiré y escondí la cabeza entre mis rodillas, me daba vueltas todo dándome sueño, no estaría mal dormir un poco ¿le molestaría a Lisa que tamara una siesta en su pasillo? por una parte mi cerebro me pedía que me quedara y por otra me decía que no es buena idea, en fin, decidí hacerle caso a esta última opción y me levanté como pude dirigiéndome al cuarto, al ingresar en este me percaté del short negro y el polo holgado de color azul marino que se encontraban sobre la cama junto a un conjunto sencillo de ropa interior, la tomé y entré al baño poniendo el agua a tibiar, cuando esta ya estuvo lista me di una ducha larga eliminando los restos de la resaca, me vestí, peiné y volví a bajar esta vez con el cabello mojado. Busqué a la mayor por toda la planta baja sin encontrarla hasta que escuché la puerta principal ser abierta, me giré viéndola entrar con las llaves de un auto en sus manos–¿Dónde estabas? pensé que te habías ido-pregunté cuando estuvo frente a mi, ella sonrió encogiéndose de hombros.

–Estaba a punto de hacerlo, voy al mercado a comprar algunas cosas que podrían ser de ayuda para preparar la cena esta noche, tus padres salieron de la ciudad hasta el lunes por lo que me pidieron que cuidara de ti hasta entonces-vaciló por un momento antes de volver a hablar, yo me quedé viéndola sin decir nada ¿es posible que esté aún más hermosa que hace solo un par de horas?–¿me quieres acompañar? podríamos pasar por un helado después-propuso rápidamente conectando nuestros ojos unos segundos antes de retirarlos, por lo que pude percibir, incómoda.

Claro y si quieres puedo ayudarte a cocinar también, aunque no lo hago a menudo me gusta hacerlo-acepté siguiéndola hacia la salida y luego al vehículo, me abrió la puerta del copiloto y después de subir lo hizo ella del lado del piloto encendiendo el motor y poniéndonos en marcha llegando al mercado unos veinte minutos después. Compramos carne, vegetales, especias, algúnos bálsamos, hierbas aromáticas, chocolate, vainilla y un ingrediente secreto del que Lisa no me quizo hablar «es un secreto, sola las mujeres de la familia Manoban lo conocen... quizás algún día te lo diga» fue todo lo que me contestó cuando le pregunté–¿Ocurre algo? has estado callada desde hace un rato-indagué y se detuvo a un lado de la carretera, desde que fuimos al parque por el helado no ha pronunciado ni una palabra, el tiempo que estuvimos caminando por el lugar y el de viaje después de eso se las pasó en silencio.

El martes mis padres darán una fiesta para nuestros colaboradores aquí en España y yo quisiera... que fueras mi acompañante en la fiesta, mis padres y mis abuelos están locos por conocerte-¿es posible que se vea tan hermosa balbuceando? no pude evitar soltar una pequeña risa por lo tierna que estaba siendo en este momento, Lalisa Manoban es una caja de sorpresas, una que me tiene jodidamente atrapada con cada truco nuevo que deja escapar de ella, una hechicera y yo no soy más que un simple experimento que falló a su favor–Yo podría hablar con tus padres y pedir permiso en la escuela también, si aceptas no creo que haya algún otro inconveniente.

–¿Les has hablado a tu familia de mi?¿cuándo?-fue lo único que retuvo mi cerebro de toda la pedida que realizó, creo que me he enamorado aún más de ella.

Desde las vacaciones, les conté sobre una chica que se acerca a las extrañas para ofrecerle sus servicios de guía turística, que es capaz de hacerte ver la belleza de cualquier cosa, incluso de una simple piedra, que sus padres son como si fueran míos también, que terminó siendo mi alumna la primera vez que trabajo como maestra, que es hermosa incluso cuando ni siquiera se puede mantener en pie debido a la borrachera-contó jugando con un mechón de mi cabello, bajé la cabeza avergonzada de sus palabras, no me parece para nada divertido el estado en el que me recogió ayer y mucho menos no poder acordarme de lo que hice o dije–No han dejado de preguntarme por ti desde la primera vez que te mencioné y tampoco han dejado de insistir en que quieren conocerte, mi abuela ha comprado cientos de regalos para cuando te vea, dice que nada es suficiente si es para ti, así que te lo vuelvo a pedir ¿me permites deslumbrar a todos con tu belleza en la fiesta?-volvió a preguntar extendiendo su mano frente a mi, la tomé y le regalé una sonrisa.

Me encantaría.

My girl (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora