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Bajó sus besos por mi mandíbula y clavícula mientras sus manos recorrían mi cintura y espalda hasta llegar al cierre del vestido, el cual bajó provocando que este cayera directo a mis pies dejándome el torso completamente desnudo frente a ella.
Me cubrí rápidamente los pechos con mis brazos y miré al suelo haciendo que mi cabello cubriera mi rostro. Lisa lo descubrió he hizo que la mirara, acunó este con sus manos y dejó un pequeño beso en mis labios.

–¿Qué pasa? Si quieres que pare lo haré-habló la mayor con tranquilidad

–No es eso, solo me da un poco de vergüenza, ¿y si no te gusto cuando me veas?-pregunté en un hilo

–Eso es imposible, eres perfecta, me gusta cada parte de ti, cada centímetro de tu piel, todo-volvió a dejar otro beso–¿quieres que continúe o qué lo dejemos aquí?-aparté los brazos lentamente dándole la respuesta que tanto deseábamos.

Juntó nuestros labios otra vez, acelerando el ritmo a cada segundo. Le rodeé el cuello con mis brazos mientras mi acompañante sujetaba con fuerza mis caderas apretándome contra ella. La pelinegra me elevó del suelo y envolví las piernas alrededor de sus caderas sintiendo nuestras pieles chocar. Caminó hasta la cama y me dejó delicadamente sobre esta colocándose entre mis piernas; los nervios de la primera vez se agolparon en la parte baja de mi vientre provocando un intenso cosquilleo. Repartió besos por mi rostro, cuello, mandíbula y clavícula hasta llegar a mis pechos. Tomó uno de estos con su boca ocasionando que un pequeño gemido saliera dolorosamente de mi garganta al sentir su lengua recorriendo mi pezón; mordió suavemente y cambió al otro repitiendo el mismo prosedimiento y convirtiéndome en un mar de gemidos descontrolados.

Al finalizar su labor dejó besos húmedos entre mis senos, en mi abdomen y se detuvo en el borde de mi ropa interior, la sacó tan lento que fue tortuoso cada uno de los segundos que sus dedos rozaron con delicadeza mi piel ardiente por la necesidad de su toque, sus dígitos varios grados de temperatura por debajo de mi cuerpo desesperado recorrieron mis piernas hasta desaserse del pequeño trozo de tela soltándolo en alguno de los muebles antes de regresar y volver a su posición anterior arrodillada entre mis piernas. Encajó su cadera en la mía jadeando ambas ante el repentino pero delicioso contacto; intenté moverme para crear fricción entre nuestras intimidades, mas me sostuvo con fuerza contra la cama y empezó a besar el interior de mis piernas recorriéndolas además con la humedad de su lengua acelerando mi, ya inconstante y sofocada, respiración, cuando llegaba hasta los muslos da una pequeña mordida haciéndome apretar las sábanas entre mis manos y hacía lo mismo con la otra pierna.

–¡Lisa!-gemí al sentir que mordía la cara interna de mis muslos–Por favor-rogué tragándome la poca dignidad que me queda, no aguanto más las punzadas que mi excitación refleja en mi centro.

La mayor obedeció y plantó un beso en mi intimidad y gemí aún más fuerte por la estimulación dada, entregándome al placer ciego que ella me da, que la calidez de sus labios y de su boca le proporcionan a mi botón de placer con el simple hecho de estar ahí, de respirar sobre él, con la simple expectativa y el deseo y placer que está causa. Lisa comenzó a jugar con mi clítoris a su antojo, se divertía como si de un juguete nuevo se tratase, lo presionaba, besaba, succionaba y de vez en cuando lo lamía provocando que me convirtiera en un desastre entre jadeos y gemidos con su nombre.
Pausó lo que estaba haciendo y subió hasta la altura de mi rostro, llevó dos de sus dedos a mi boca, me encargué de lamerlos como si fuera una paleta, los envolví con mi lengua y los presioné con mis labios sin dejar de mirarla a los ojos; sus orbes se ocurecieron permitiéndome ver mi reflejo en ellos, su deseo de hacerme gritar, de amarme, de poseerme de todas las formas que le sean posibles y me estremecí. Cada uno de mis músculos se tensó al caer en cuenta de lo que estamos haciendo, pero el dolor en mi intimidad fue suficiente para desechar esos pensamientos.

–¿Lista?-preguntó y colocó uno de sus dedos en mi entrada acariciando mi clítoris con el pulgar, asentí aún dudosa y Lisa me besó mientras se introducía de forma lenta y gentil, callando mis gemido en su boca. Empezó a moverlo lentamente para que me acostumbrara, jugaba con mis pechos, con la zona de pulso en mi cuello, los besaba a su gusto mientras yo me retorcía debajo de ella.

–Más-pidí de forma desesperada moviendo las caderas en su contra, introdujo un segundo y tercer dedo–Más rápido-aumentó el ritmo de las embestidas mientras besaba y lamía mi cuello. Sintí las paredes de mi vagina apretarse contra sus dedos indicando que estaba llegando al climax. Tan solo se necesitaron un par de segundos y unas cuantas envestidas más en el punto correcto para corrió en la mano de Lisa soltando un gemido más alto y agudo que el resto de los que habían sonado en mi melodía hasta ahora. Cuando logré calmar un poco mi respiración y los espasmos de mi cuerpo cambié las posiciones quedando con la mayor debajo de mí, ahora yo tendría el control.

–¿Qué haces bebé?-indagó con algo de dificultad la pelinegra ya que yo me divertía con mi lengua sobre su cuello, noté su respiración volverse más pesada ante mis acciones haciéndome sonreí, al parecer no lo estoy haciendo tan mal.

–No es justo que yo sea la única que disfrute aquí-ronroneé y desabroché su sostén lanzándolo a algún lugar en el suelo. Lili quizo protestar pero fue interrumpida por un gemido desgarrador que se escapó de su garganta cuando mi boca traviesa comenzó a darle atención a sus pechos. Al terminar besé los labios de la pelinegra y como no tengo experiencia alguna en estas cosas y no quiero arruinar nuestra primera vez juntas opté por algo menos arriesgado; entrelazé mis piernas con las de la mayor y movií mi cadera haciendo que ambas intimidades chocaran provocando que lo único que escucharan mis oídos fueran sus gemidos agudos y necesitados. Lisa comenzó a moverse también contra mi, en la habitación solo se escuchaban los constantes gemidos y roces entre ambas pieles, rasgué la piel de su abdomen dejando caer la cabeza hacia atrás mientras sus manos se apoderaban de mi cintura marcando un ritmo frenético en nuestros movimientos. Minutos después llegamos al clímax cayendo agotadas sobre el colchón.

–Te amo Rosé, perdón por no decirlo tan seguido-susurró Lisa besando suavemente mis labios al mismo tiempo que me envolvía con su cuerpo, sonreí dejando un beso en su mejilla.

–Yo ambién te amo Lis-musité de vuelta acomodándome en el pecho de mi novia mientras ella me acariciaba el cabello. Segundos más tarde caí rendida en los brazos de Morfeo, completamente agotada después de la inigualable noche de amor y pasión de la que fuimos protagonistas.

Fin


Holis🙋
Muchas gracias por el 1k de lecturas, realmente me emociona que pudiera llegar hasta ahí incluso antes de finalizar. Así que para celebrarlo decidí adelantar la actualización, espero que les haya gustado este final aunque aún falta el epílogo, por favor déjenme saber sus opiniones 🥺. Los amo😍🥰.

Bye bye 🙋.

My girl (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora