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Oscuridad

Debía decir algo, tenía que decir algo, actuar, reaccionar ¡Muévete, Charles, por Dios!

— Papá... —fingió no titubear— ¿Que...? —tose incómodo y termina carraspeando más fuerte de lo que realmente quería— ¿Qué pasa? —mostrando una sonrisa falsa

— ¿Qué pasa? —repitió su padre molesto— ¡Eso quiero saber! —sentenció parándose de la silla de donde claramente llevaba ya varios minutos esperándolo.

La mano de su esposa en su hombro lo calmo medianamente, mientras el joven temblaba como hoja a merced del viento y aunque quiso culpar a la corriente que se colaba por el pasillo, sabía que esa no era la razón. Aún ni siquiera cerraba la puerta del departamento, con suerte había cruzado el umbral y todo seguía en la máxima penumbra, lo que implicaba que sus padres habían llegado hace muy poco, o habían decidido esperarlo a oscuras para recalcar la gravedad de la situación, y para introducir más drama a la escena, por supuesto. El Xavier recorrió el departamento con la mirada de manera veloz, buscando cualquier cosa que lo pudiera delatar, y solo una cosa lo hizo preocuparse; el teléfono.

— ¡Te hice una pregunta, Charles! —exigió su padre, el joven volvió la vista veloz a ambos

— Estaba... —vuelve a toser y cierra la puerta a sus espaldas, para luego encender las luces del salón— estaba en casa de mis jefes, recogiendo mi cheque... —lo sacó veloz de su chaqueta para mostrar la evidencia, debía bastar con eso.

— ¿A si? —consultó su padre— ¿Todo el fin de semana? —alzando una ceja, su madre solo lo miraba.

Su excusa no había bastado— bueno... estuve ocupado —se maldijo al instante, era una persona con un coeficiente bastante alto, podría haber formulado una mejor respuesta, pero nada mejor emergió.

— ¿Haciendo qué? —el interrogatorio se volvía cada vez más tenso, y al ver la mirada de duda de su hijo, Brian lo supo, tendría que presionarlo mucho más para sacarle la verdad— piensa bien tu respuesta, Charles...

— Brian... —su mujer habló con calma detrás de él— primero déjame hablar a mi... —su esposo volteó a verla— me lo prometiste... —rogó algo incomoda.

El padre asintió a medias— está bien... —volviendo a sentarse, viendo como su mujer se volteaba hacia su hijo.

Charles sintió el escalofrío más grande recorrer su espalda, ahora sí que estaba en problemas— Charles... —dijo a secas y el joven sintió las piernas temblar— quiero pedirte perdón... —su mirada se cargó en culpa y el joven sintió el golpe más bajo en el estómago.

— ¿Qué? —fue lo único que pudo articular, su cerebro en verdad estaba bloqueado, al parecer no funcionaba bajo ese tipo de presión— ¿De qué hablas?

La mujer inhalo con pesar, y luego exhalo muy lento por la boca— todo lo que sucedido con Moira, fue un error... —el joven elevó ambas cejas en señal de sorpresa— no debí actuar sin tu consentimiento, o siquiera sin haber consultado lo que sentías... —haciendo una mueca de pesar— saque conclusiones apresuradas y te obligue a algo que no querías, que no deseabas y además, te humille frente a completos extraños... —sube la mirada con decisión— realmente lo lamento y espero puedas perdonarme, no fue con mala intención, lo juro...

En verdad estos días incomunicados le habían hecho ver su gran equivocación, y estaba segura que su hijo no le había vuelto a hablar desde esa fatídica noche, porque estaba furioso con ella y quería hacérselo saber, e igualmente, una parte de ella le decía que si Charles se había desaparecido este fin de semana, era solo para castigarla, para preocuparla y no porque estuviera en algo raro o poco habitual en él, no creía eso, no como Brian pensaba, ella conocía a su hijo y sabía que él no actuaba con esa clase de... peligrosa espontaneidad.

Un Cambio en el Destino [CHERIK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora