Ajedrez.
Ni él entendía muy bien el como había llegado hasta ahí, o sea, sabia de sobra las circunstancias que lo orillaron a esto, circunstancias que el mismo acepto, y de las cuales ya no podía retractarse.
Llevaba cerca de tres minutos frente a la puerta, incapaz de abrir, incapaz de golpear, incapaz de entrar, pero sabia que tenia que hacerlo, la Profesora Frost contaba con él y ademas, el Profesor Lehnsheer esperaba a alguien, no podía dejarlo solo, ordenes del medico, pero lo que Charles no sabia, era si a quien esperaba ese hombre, era a él; ni siquiera sabia si la Profesora le había avisado que él iría en su representación.
Inhalo con mucha fuerza, casi le dolieron las fosas nasales ante el esfuerzo, exhalo, no entendía porque estaba tan nervioso, subió el puño, golpeo con delicadeza, casi como un sonido sin eco ¿Podría alguien escuchar un sonido tan ínfimo?, pero no hubo respuesta, el sentido común dijo: no hay nadie en casa, vamonos, pero su creciente espontaneidad respondió: no escucho, golpea de nuevo...
Pero esta vez, el golpe vino acompañado de la llave, sabia que debía entrar, no podía esperar mas, así que giro el cerrojo con cuidado, cerrando los ojos e implorando que el Profesor se encontrara en mejores fachas que las del día de ayer, y así, mientras abría lentamente la puerta, lo encontró tranquilamente sentado en su escritorio, escribiendo muy a gusto, callado, en calma y con un cigarrillo encendido, el humo lo rodeaba y el cenicero mostraba que no era su primer cigarro del día, ¿Cuantos se fumaba al día? ¿Quizás eso lo tenia enfermo?
Se quedó casi un minuto observándolo en completo silencio, aun sujetando la manilla de la puerta, lo rodeaba un aura de concentración y cierta melancolía, que se sintió tan mezquino por interrumpirla, pero el Profesor lo hizo por si solo. Se estiro en la silla y al girar la cabeza para relajar músculos, se encontró a Charles temblando bajo el umbral de la puerta y sujetado con firmeza al pomo. Su cara mostraba cierto terror y sorpresa, casi parecía un niño asustado a punto de contarle a un padre alguna maldad, Erik solo volteo en la silla y le envió una mirada de duda, esperando alguna respuesta que explicara su presencia en el lugar.
—¿Vienes a robarme los libros? — comento Erik
Charles soltó una sonrisa casi boba, jamas haría eso, pero entendía la broma del Profesor — usted mejor que nadie debería saber que jamas haría una cosa así
— Claro, claro — parándose — es un sacrilegio — Charles le sonrió — ¿Vas a cerrar la puerta? Entra corriente y ya esta empezando a hacer un poco frió
— Si, claro — volteándose a cerrar — ¿No que los alemanes no sienten frío? — pregunto el joven
Erik suelta una risa corta — con el tiempo veras que no soy un alemán muy común — haciendo una mueca. Charles sigue de pie frente a la puerta — ¿Y bien?
El joven abre la boca sorprendido, la elocuencia volvía a abandonarlo — si, disculpe... — tose incomodo — la Profesora Emma me dijo que no podría venir a verlo hoy, dejo pruebas sin revisar y debe terminar
— Esa mujer — negando con la cabeza — siempre ha sido tan irresponsable — vuelve a mirar a Charles — entonces... ¿Por eso estas aquí?
— Si... — algo dubitativo — pero, si le molesta... puedo irme — acercando la mano a la puerta
— ¿Por qué siempre huyes? — riendo — no muerdo... — mirándolo fijamente — si Emma te lo pidió, y tu aceptaste... me alegra mucho — Charles siente un ardor en el estomago
— B-bueno —tratando de no tartamudear — la Profesora Emma dijo que debía acompañarlo a tomar el té — se detiene — digo, si es que usted toma té — sube la bolsa a la altura de su pecho — me tome el atrevimiento de comprar un poco de mi té favorito, Earl Grey — mirando la bolsa — es muy bueno, lo he tomado toda mi vida y... — sonríe — compre unos dulces, hay una pastelería camino a mi departamento, venden unos roles de canela deliciosos, quedan muy bien con el té y... — mira a Erik — disculpe, hable de mas... y la verdad — sonríe incomodo — no se siquiera si le gusta el té o... los dulces
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Un Cambio en el Destino [CHERIK]
RomanceCharles es un Xavier. Durante toda su vida ha sido muy popular entre las personas, porque es un Xavier, porque es millonario y porque tiene un encanto innato, acompañado de un atractivo físico, poco inusual en los hombres. Sin embargo y a pesar de...