Capítulo 38

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- No estoy jugando, Aemond. De verdad se ha ido y me ha dicho que te deje un mensaje.

Fue lo que dijo el príncipe mayor que trataba de controlar su respiración después de correr hasta el castillo.

En el camino, Aegon pensó en todas las posibilidades y sabía lo que posiblemente habían hablando con la princesa y entendió que lo mejor sería que su hermano se abstenga a seguirla, puesto que todavía no sabía toda la historia completa.

Sabía que Otto podía haber tenido un segundo plan por si el suyo no llegase a concretarse, pero lo que no sabía, era que lo ejecutaría lo antes posible.

Aemond lo miró negando con la cabeza y se dio la vuelta para volver a examinar la habitación.

- Pero ella dijo que iba a quedarse. ¡No pudo haber hecho esto justo ahora!- dijo lanzando un objeto contra la pared.

- Tranquilízate, Aemond.

- Tú la viste, ¿Dónde?- dijo aproximándose hasta él.

- La vi por la ciudad y...- Aemond quiso sobrepasarlo, pero fue detenido por él- ¡espera Aemond!, hay algo más.

- ¿Qué?- dijo apresurado.

El mayor se giró y miró hacia la puerta, decidiendo cerrarla para no ser escuchados, luego volvió hacia su hermano.

- Parece que Otto sabe lo que hemos hecho.

- ¿Qué?, ¿Cómo?

- No lo sé, pero parece que Anneliesse lo descubrió y decidió irse para evitar problemas. Me dijo que volvería para cuando las cosas estén bien para ambos, que sigamos con el plan.

- ¡Pero las cosas ya están bien!. Tengo que ir por ella ahora mismo- dijo caminando de vuelta hacia la salida, pero al ver la puerta abrirse, se frenó en el lugar.

Otto se adentró a la habitación y cerró la puerta para mirar a ambos con cara seria, haciendo que los príncipes acomodaran su postura.

- Aquí están.

- Abuelo, ¿Dónde está Anneliesse?- preguntó Aemond.

- Se ha ido, es evidente.

- Pero dónde.

- No lo sé, sólo me dijo que se iría para evitar conflictos, debido al acto de traición que acaban de cumplir ambos anoche.

Los príncipes abrieron sus ojos de sorpresa y se miraron de reojo ante esas palabras, tragando saliva ante esa declaración.

- ¿Cómo lo sabes?- preguntó el menor.

- Eso no importa, pero lo que sí debo decir es que me siento completamente decepcionado de ti, Aemond, jamás pensé que harías una barbaridad como esa.

"Maldita sea", dijo Aemond en su mente varias veces. Su abuelo los había descubierto y sabía que nada bueno saldría de esto.
¿Qué excusa podría poner?, ¿Qué tendría que decir?, Fue lo que se preguntó, rendido ante cualquier pretexto que no empeorara más las cosas.

Más allá de esas palabras, algo razonó en él. Sentía un gran respeto por su abuelo al que sin violencia, podía ponerlo a la defensiva.

Es que a pesar de ser invisible para el resto, su abuelo parecía el único que lo veía como un estratega serio, que se había ganado el respeto por haber conseguido un dragón muy importante para su causa. Sus palabras y dogma habían hecho del joven príncipe una máquina de odio y un soldado movido por el rencor, omitiendo el hecho de que ese odio no se debía sólo por su hermano, sino también por su querida amada que fue separada de su lado.

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⏰ Última actualización: Feb 05 ⏰

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La Princesa de Pozo Dragón- Temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora