Capítulo 11

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La familia permanecía en silencio a bordo del carruaje, mirando cada uno a diferentes partes de éste para no mirarse al rostro el uno con el otro.

Alicent aclaró su garganta y se dispuso a mirar a su esposo que se encontraba con una mano en su frente, frotándosela del dolor.

- Me debes más que esa explicación.

- Ahora no, Alicent. No me encuentro bien y los chicos están presente. Además... tú me debes una explicación de lo que acabas de hacer en el salón, ¿Recuerdas?

La mujer miró hacia la ventana, frustrada y enfurecida, más no pudo decir nada por sus hijos y por el acto de crueldad que había causado horas atrás.

- ¿Es cierto, padre?- pronunció Aemond- ¿Ella es tu hija?

- Sí- dijo ya con suspiros de agitación- ella es mi hija.

- Já. Y se supone que el insolente soy yo- dijo Aegon por lo bajo.

- Aegon...- le advirtió su madre a lo que éste levantó los hombros en respuesta.

Helaena miró a su padre sabiendo que estaba mintiendo, lo podía sentir y deducir al ver los ojos de aquel hombre que quería llevar a su hija a toda costa fuera de aquí.

La princesa no le caía mal. Sentía cierto aprecio aunque nunca la haya conocido antes.

- No me parece tan malo- pronunció ella- Tenemos a un nuevo miembro en la familia.

Todos miraron a su dirección disgustados ante los dichos de la princesa, menos su padre.

- Cierra la boca- dijo Aegon.

- Más respeto con tu hermana, muchacho- logró decir el rey.

Aegon lo miró y rió antes esas palabras, pensando en que él es el menos indicado para pedir respeto en estos momentos.

El carruaje paró y Alicent fue la primera en salir.

- No soporto más estar aquí- dijo y bajó apurada- Ayuden al rey a bajar y llévenlo al barco.

Unos guardias asintieron y se dispusieron a ayudar al rey que se movía ya con mucha dificultad.

Los hermanos bajaron también y se dirigieron hacia sus dragones.

Los sirvientes llevaron el equipaje de la familia real hacia el barco. Esta vez Aemond no viajaría en él, lo haría montando a su nuevo dragón junto con el del resto.

El amanecer se hizo presente y Aemond miró por última vez hacia la costa para emprender vuelo hacia Kingslanding. Le costó. Fue el último en salir, pero lo hizo, pensando en que cuando llegue, su vida daría un giro de 180, volviendo de nuevo a la vieja rutina sin la alegría de la princesa. Ahora tomaría de punto esa ausencia para llevar con más seriedad sus obligaciones reales. Aunque eso implique volverse más serio y más solitario de lo que ya lo había sido.

***

Daemon depositó el cuerpo de su hija sobre una habitación que dejaba ver el mar y la costa, alejado de las demás habitaciones.

Se sentó en la cama y tomó sus delicadas manos que se encontraban todavía sucias y manchadas de sangre.

Varias lágrimas bajaron por su rostro en silencio y acarició la cicatriz de sus piernas provocadas por cadenas años atrás...

"La princesa tenía 6 años y los recuerdos de la arena y el mar se hicieron presentes como flashes por sus ojos. Deseaba poder verlo de vuelta.

Bajó de su cama y se dispuso a girar el muro que se encontraba bastante pesado, logrando salir.

La Princesa de Pozo Dragón- Temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora