Capítulo 1

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En una mañana cálida, la princesa Anneliesse se encontraba mirando por la ventana pensando en cuándo su padre volvería de su viaje. Ha pasado un mes desde la última vez que pudieron verse. Su padre le había dejado dos libros enormes de lectura y varias pinturas para que pudiera decorar sus dragones de madera, pero eso esta vez no bastaba. La princesa ya se había leído ambos libros y ya no quedaban dragones que decorar.

Anne se acercó a esa pared de rocas y saludó a su querido Vermithor en alto valyrio, que pese a que no podía verlo, podía imaginar sus movimientos. Éste le contestó con un leve gruñido. Ella sonrió y se acercó a su tocador para peinarse.

Anneliesse sabía que ambos estaban en cautiverio para su bien, pero deseaba algún día escapar con él y volar por el cielo en un atardecer para apreciar la puesta de sol como lo hacía la princesa Rhaenyra en sus libros.

Ø

El pequeño Aemond se encontraba junto a su hermano y sus sobrinos en Pozo Dragon. Éste se encontraba con una mirada de tristeza y recelo al ver cómo su sobrino, el bastardo, entrenaba a su dragón con dificultad y pensaba como él podría hacerlo mejor si tan sólo su huevo de dragón no se hubiera roto.

Aemond, a sus cortos 13 años, ya aprendió a hablar Valyrio perfectamente.

Su dedicación y empeño eran destacables. Su única preocupación y mayor inseguridad se encontraba en esa cueva.

-Dracarys Vermax!- Dijo el príncipe Jacaerys y su dragón escupió fuego hacia una pobre cabra.

Al terminar el entrenamiento, Aegon se acercó a su hermano con una sonrisa.

-Nos sentimos mal por ti al ser el único que no tiene un dragón así que...

- ¿Así que?

- ¡Te conseguimos uno!

- ¿Un dragón? ¿Cómo?

- Los dioses proveen.

El príncipe Lucerys salió de la rampa de dónde había salido Vermax con un cerdo gigante con alas pegadas a los costados de éste.

-Tendrás que aprender a montarlo con cuidado. La primera vez siempre es dura.

Risas y burlas siguieron después de esto.

Aemond se disputaba a sólo mirar al cerdo con tristeza en sus ojos. Miró al pozo dragón y decidió adentrarse en él.

Miró hacia todos lados en busca de expectantes, pero nadie se encontraba ahí.

Caminó lentamente por unos pasillos y se encontró con uno de los dragones más temibles de Poniente, Vermithor, el dragón de su abuelo.

El dragón al verlo empezó a gruñir y abrió su boca a punto de tirar fuego de él, pero antes de hacerlo una dulce voz lo impidió y el príncipe quedó estupefacto. Él no oyó el canto de la princesa, por eso pensó que podría obtener la atención de la bestia.

Se adentró más y más quedando cerca de esta e intentó hablarle en alto Valyrio.

-Dohaerys, Vermithor- exclamó con una mano adelante apuntándolo. Pero la bestia ya había elegido a su dueño o mejor dicho, a su dueña.

En un movimiento rápido escupió fuego sobre el techo de la cueva y el príncipe, comenzó a correr hacia la salida, pero Vermithor escupió su fuego en esa dirección y el príncipe tuvo que cambiar el rumbo.

Al buscar otra salida, comenzó a correr en diferentes direcciones. Vermithor estaba a punto de matarlo, pero de nuevo el canto lo hizo parar y una voz decía.

La Princesa de Pozo Dragón- Temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora