Capítulo 4

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- Ya te dije, Aemond, algún día tendrás tu dragón. No hay necesidad de apurarse- el príncipe estaba recostado sobre el regazo de la princesa mientras ella le acariciaba el cabello.

- Tengo 13 años, Anne. Tendría que haber tenido mi dragón desde mi nacimiento.

- Aún así hay oportunidad.

- Tú lo dices porque ya tienes uno.

- Vermithor no es mi dragón, él sólo me cuida desde afuera, pero jamás lo he incluso tocado.

- Pero él sí te considera su dueña. Sólo responde a tus palabras y tu canto. Eres su jinete.

- ¿Qué pasa si salgo y al no reconocerme, intenta atacarme?

- Eso no pasará. Los dragones tienen una conexión con su jinete más allá de las palabras. Estoy seguro. Es por eso que no puedo reclamarlo, ya está enlazado contigo. Él era la única alternativa que tenía- Aemond agachó la mirada a lo que Anneliese hizo que se acomode para ella poder tomar su rostro.

- Aemond. Tú no necesitas un dragón para ser un gran guerrero y un respetado rey. Estoy segura que con los entrenamientos y tu inteligencia, podrás llegar muy lejos sin volar por los aires.

- No lo entiendes, Anneliesse. Yo no necesito un dragón para ser temido y respetado. Yo lo necesito para llevarte conmigo y sacarte de aquí.

La princesa sacó sus manos de su rostro y agachó la cabeza.

- Tienes que entender que si tu padre llega a volver, no podremos estar juntos por más tiempo hasta que él se vuelva a ir. Y si no es así, si decide quedarse o peor, si decide llevarte consigo, no nos volveremos a ver más.

- Si no se entera de esto, no pasará nada.

- Aún así, no sabemos con certeza eso- se acercó y tomó la mano de la princesa- Disfruto mucho pasar tiempo contigo, Annneliese. No quiero volver arriba donde todo es caótico y está lleno de riesgos y responsabilidades. Aquí me siento seguro y feliz contigo.

- Y podremos seguir siéndolo. Quizás si hablo con padre y le cuento todo lo que vivimos juntos, pueda convencerlo de que no eres malo para mí y así podremos estar juntos sin necesidad de correr riesgos.

- ¡No, Anneliese, no!, ¿no lo entiendes aún? Si tu padre se llegara a enterar de que estuve aquí. Si se llegara a enterar de compartimos tiempo juntos, intentará matarme.

- No lo creo capaz de eso sabiendo que eres mi amigo.

- No lo he visto mucho, pero todos cuentan que es un hombre temido y temperamental. Que no dudaría en enfundar su espada a cualquiera que declare su enemigo. Y ahora él ya tiene dos razones para matarme, pero eso no me preocupa. Lo que me preocupa es qué pueda hacer él contigo.

- Nada, no hará nada. Es mi padre.

- Aún así... ¿No te has preguntado por qué Vermithor gruñe e intenta matarlo cada vez que viene a visitarte? Si es tu padre y no quisiera dañarte, ¿por qué pasa eso?- La princesa entre cerró los ojos pensando.

Era verdad, cada vez que veía su padre, Vermithor enloquecía y ella tenía que tranquilizar a la bestia para que no le hiciera daño. En cambio, Aemond con pocas veces de visitas, siendo un completo extraño, se ganó el cariño del dragón y hoy en día sólo le basta con anunciarse para poder pasar.

- Él está ligado a ti. El sufrimiento y la agonía que sentías cada vez que él te encadenaba y te pegaba de pequeña para que no escaparas, fueron sentidas por él- las lagrimas de la princesa comenzaron a caer- Vermithor también está en cautiverio igual que tú; en la sombras, sin poder ver el sol. Si tú escapas, él lo hará contigo y ambos podrán ser libres.

La Princesa de Pozo Dragón- Temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora