Capítulo 31

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Aemond se separó lentamente de su amada, tomando unos segundos para despabilarse puesto que sin querer, había logrado quedarse unos minutos dormido.

Al estar completamente consciente, una sonrisa salió de sus labios al ver que todavía Anneliesse seguía en sus brazos.

Suspiró y ese suspiro provino de la idea que no estaba soñando, de que no se lo estaba imaginando.

Ella estaba en sus brazos, completamente desnuda y cansada después de un momento íntimo lleno de pasión.

¿Por cuánto tiempo el príncipe esperó que eso pasara?, dudando en si alguna vez eso fuera posible, pero decidido en que si el destino no le otorgaba una segunda oportunidad, la tomaría él mismo.

Por suerte todo se dio improvisadamente, siendo la princesa la que había llegado hasta él accidentalmente para unir ese amor que se tuvieron por años.

No quería que ese instante se terminase jamás pero, no todo podía ser perfecto y antes que los guardias vuelvan a tener movimiento en el castillo, debían despertarse.

Aemond besó la frente de la princesa tres veces, logrando que ésta se moviera un poco sólo para aferrarse más al cuerpo del príncipe.

- Anneliesse, despierta- susurró él acomodando sus cabellos- debemos irnos.

- ¿Hmm?- pronunció ella frotando sus ojos.

Al aclarar su visión y ver a quién tenía al lado, los recuerdos de ese momento vinieron en seguida y sonrió para tapar su rostro con el vestido.

- ¿Qué pasa?- dijo el príncipe riendo.

- No me mires, tengo vergüenza.

- ¿Tienes vergüenza?

La princesa sólo asintió debajo de aquella tela y el príncipe sonrió para acariciar su espalda desnuda.

- Bueno, no tuviste vergüenza a la hora de dominarme como si fuera un dragón.

Anneliesse se descubrió rápidamente y lo miró conteniendo una risa.

Aemond la tomó del rostro riendo y estampó un beso en los labios que permanecían estáticos con una leve sonrisa en ellos.

- Me cambiaré.

Acarició su mejilla y se reincorporó para buscar una por una aquellas prendas que se encontraban dispersadas por todo el balcón.

Anneliesse observaba cada movimiento mordiéndose el labio, admirando como cada tela se deslizaba por el cuerpo del príncipe.

- ¿Qué me miras así?, vas a lograr que me avergüence yo también.

Abrochó su pantalón y abrochó también los broches de su chaqueta.

Anneliesse se reincorporó con dificultad, sintiendo sus piernas más pesadas de lo normal. Se sostuvo de aquel muro con una mano mientras que con la otra posicionó aquel vestido sobre su frente, ocultando sus partes más íntimas.

Aemond se acercó al instante y estiró una mano para ayudarla.

- ¿Te ayudo?- preguntó.

- No, tranquilo, puedo sola. Sólo voltéate.

- ¿Por qué?, Ya he visto todo- esbozó una sonrisa de costado para acercarse aún más a ella.

- Noo. Sólo date la vuelta- le pegó con la manga del vestido.

- Está bien, está bien.

El príncipe se volteó y posicionó ambas manos en su frente, esperando por ella.

La Princesa de Pozo Dragón- Temporada 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora