Siempre has sido tú. (Editada)

2. Estás siendo muy irritante.

Kyle permaneció ubicado justo en el mismo lugar donde su mejor amigo lo había lastimado. Decidió no entrar al salón detrás de él porque no tenía sentido si ya iba a terminar la clase, y no podía dejar de pensar en lo último que había escuchado del pelinegro.

Cuando se dirigía al baño para lavarse la cara y calmarse, vio a Heidi hablando con Cartman en el patio a través de una ventana. Heidi estaba llorando y Cartman estaba de rodillas. Se preguntó si sería apropiado acercarse a ellos y defenderla... Los estudiantes comenzaron a salir de las aulas y entrar a otras diferentes. Los pasillos estaban llenos de gente y poco a poco la perdió de vista.

Mientras buscaba con su mirada, accidentalmente se cruzó con los ojos azul oscuro de su mejor amigo. El pelinegro tenía las cejas bajas y los ojos llenos de molestia. Kyle lo ignoró, el que se estaba comportando como un idiota no era él, sino Stan.

Se giró y encontró a Heidi parada muy cerca de él. — Oye, te estaba buscando, ¿está todo bien? Te vi afuera. ¿Te lastimó el culo gordo?

— No, no.... Simplemente se disculpó y me pidió que volvieramos, de nuevo. Él estaba muy dolido y, no sé, me duele mucho verlo así. — Dijo con ojos muy compasivos.

— Lo siento mucho, Didi — Respondió con una mueca de lástima. — ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

Ella lo vio y pensó por un momento, acarició la tela de su falda y asintió. — ¿Podrías... acompañarme a casa? Me siento vulnerable.

— Por supuesto. — Él le dedicó la sonrisa más cálida que pudo darle y ella se la devolvió, pero mostrando una propia con dientes y mejillas sonrosadas.

Cuando Heidi hacía eso, él creía que era la compañera más tierna y dulce de toda la clase, además de inteligente. Ella junto con Wendy eran lo mejor que había descubierto en la escuela secundaria. Los tres rápidamente se habían convertido en amigos cercanos.

Wendy era competitiva, en ella había encontrado una rival académica y compañera en ideologías políticas muy competente, mientras que Heidi le mostraba perspectivas con mucha sensibilidad, la chica era muy empática, dulce y cariñosa.

Kyle se había rodeado de chicos toda su vida, y aunque adoraba a sus amigos, no podía negar lo diferente y muy cómodo que se sentía con las chicas. Era un ambiente completamente nuevo al que estaba acostumbrado y realmente lo estaba disfrutando mucho. Las chicas eran muy buenas amigas.

Cuando entraron a la salón de clases, todos ya estaban sentados. Heidi estaba ansiosa por tantas miradas hacia ella, así que agarró la manga de su abrigo y él la dejó hacerlo. Kyle no era fanatico del contacto físico, pero quería hacerla sentir segura.

Caminaron hacia su escritorio, él tomó asiento frente a ella y con Wendy del lado izquierdo, Stan del lado derecho y Kenny detrás de Stan. Desafortunadamente, las clases aún no habían comenzado y tuvo que soportar la tensión entre él y su mejor amigo por su pasada discusión que niiquiera había sido discusión.

Por otro lado, Stan estaba tan molesto que no podía prestar atención a la clase cuando había comenzado, y se encontró con pensamientos frenéticos yendo y viniendo. Desde que habían ido a la secundaria todo era tan diferente, el cuarteto de amigos no salía tanto como antes ya que Kenny trabajaba cuando no estudiaba, Cartman pasaba tiempo con Butters y su mejor amigo solo hablaba de Heidi o Wendy. 

Stan se encontró con sentimientos de molestia al pensar en Kyle. Había algo en él que empezaba a irritarle mucho. Al principio no le importaba que su exnovia y su mejor amigo fueran cercanos, pues él pensaba en ella como una relación de infancia y primeriza, aunque la quería mucho como a una amiga. Stan solía creer en eso, hasta que empezó a verla charlando con el pelirrojo todos los días.

¿Estaba celoso de que Wendy pasara tanto tiempo con Kyle? ¿Era por eso que su mejor amigo lo había estado molestando tanto?... Claro, tenía sentido. Entonces la solución era recuperar a Wendy y todo volvería a ser como antes y su amistad con el pelirrojo volvería a la normalidad. ¿No?

— ¿Marsh? — Una voz lo despertó de su mundo mental.

Encontró su cabeza girada hacia su izquierda, donde había tenido su mirada fija en Kyle todo el tiempo. Su amigo sólo lo observaba con la cabeza ligeramente ladeada hacia él y una expresión en su rsotro de confusión. Por un largo momento reflexionó en lo que estaría pensando el rostro pecoso frente a él y se encontró notando con exageración los diferentes tonos de verde que tenían sus ojos... Nunca había notado los detalles en su mirada y cómo sus cejas temblaban levemente cuando Stan lo miraba por mucho tiempo.

— ¡Stan Marsh! — La maestra continuó llamándolo.

Giró hacia el frente horrorizado, cortando su distracción, y encontró que el pizarrón estaba lleno de problemas matemáticos que normalmente no entendía... y que ahora mucho menos podía entender.

— Te estoy pidiendo la respuesta al ejercicio 5, muéstrame tus apuntes.

Miró su libreta y estaba vacía, ¿cuánto tiempo había estado perdido en sus pensamientos? — ¡Tengo que irme, lo siento! — Torpemente y con los ojos de todos sus compañeros observándolo, se dirigió hacia la puerta casi corriendo.

Una vez en el pasillo pudo observar a Cartman fuera de la enfermería usando su teléfono. Estando frente a su amigo pudo visualizar los golpes que había recibido. Kyle era muy bueno peleando estando enojado y nadie quería ser el pobre idiota que recibiera un golpe de él.

— ¿Viniste a burlarte de lo que me hizo tu novia judía? Agh, carajo, arde tanto... — Dijo mientras sostenía una compresa de gel frío en una de sus mejillas.

— Pendejo... ¿Estás bien?

— ¿Y tú estás ciego?

Stan suspiró. — De todas maneras, fuiste tú quien empezó-

— Déjame en paz hippie, no quiero tus sermones maricas. — Parecía muy dolido. — Ese judío me la robó y lo único que hice fue cagarla. La lastimé... Bueno, tú entiendes, él también te robó a Wendy.

— Rompimos hace años, idiota.

— Claro, pero ¿por qué no han vuelto? Siempre lo hacían. — Hubo silencio entre los dos hasta que continuó. — No lo hacen porque ella pasa todo el tiempo con él.

— No me importa con quién pase el tiempo Wendy, sólo somos amigos.

— Mhm... Por supuesto, cómo tú digas...

Sus sentimientos siempre habían sido confusos cuando se trataba de Wendy y Kyle. Pero Cartman estaba hablando de algo que él mismo también había considerado y que le preocupaba. Además, era muy incómodo que lo presionara sobre ese tema. No había nada que lo confundiera más, que el hecho de que alguien más le dijera lo que él mismo sentía.

— Bah, quédate ahí quejándote o lo que sea. No me importa. — Respondió con mirada desinteresada.

— No olvides lo que te dije Staan.

Fue lo último que escuchó mientras se dirigía hacia su izquierda, hacia la sala de música. Aún faltaba tiempo para que comenzara, ya que ni siquiera había terminado la clase de matemáticas de la que se escapó.

Se sentía un lío de confusión y fastidio, así que decidió matar el tiempo con una guitarra que estaba arrinconada.

Jugaba con ella y tocaba sin dirección, hasta que los sonidos que creaba comenzaban a tener sentido. Tomó una libreta y comenzó a escribir las notas que le gustaban, las que no, y a arreglar la armonía. Ahora estaba inmerso y entusiasmado en su propio mundo musical. Pero luego levantó la cabeza y se encontró con una mirada de sorpresa, así que dejó su guitarra a un lado como si el instrumento de repente le quemara las manos.

— ¡No no! por favor no seas tímido. — El maestro le sonrió con alegría. — ¿Esa melodía es tuya?

— Perdón por tomar la guitarra sin permiso.

— Mhm, en otras circunstancias me hubiera molestado, pero sé que sabes tocar y la tratas decentemente. Lo que sea que estuvieras tocando tenía mucho sentido... De hecho te voy a pedir dos melodías más y que les crees letras, podrías llevarte la guitarra a casa con la condición de que me muestres diariamente en qué condiciones se encuentra. ¿Qué opinas?

— ¿Usted está... castigándome?

El profesor, riendo, intentó calmarlo. — ¡No! No es eso. He visto tu potencial desde hace mucho tiempo, y quiero que explores esa posibilidad. Sería enriquecedor para ti y para mí. Podría presentarte en el próximo recital y eso aumentaría el prestigio de mi clase.

No parecía del todo convencido, pero no tenía nada que perder intentándolo. — Bien. — Se encogió de hombros y metió la guitarra en la funda. — ¿Cómo creo una letra adecuada?

— Inspírate con algo que sientes. — Dijo facilmente el hombre. — Lo primero que se te cruce a la mente.

Fueron interrumpidos por los alumnos que se acercaron directamente a tomar asiento o que saludaban al profesor. Era una de las pocas clases que tenía sin el pelirrojo y eso le daba al menos un descanso de pensar en él.