Siempre has sido tú. (Editada)

12. Descubrí un tesoro.

Si tenía novia, los pensamientos raros por su mejor amigo desaparecerían. Era el mejor plan que podía haber pensado... Si es que hubiera pensado en uno.
Solamente lo decidió y estaba terco por volverlo realidad. Había pasado media tarde en su habitación decidiendo qué ponerse para la fiesta, pero tenía planes más importantes que sólo verse bien, por lo que terminó saliendo con cualquier cosa que encontró realmente.

En casa de Clyde le preguntó a todo mundo por ella, y después de un tiempo buscándola y de preguntar a todo mundo por ella la encontró bailando con Bebe, la tomó por el brazo y la apartó. — Tenemos que volver, ahora. — Dijo con ojos serios pero muy desesperados.

Wendy lo observó atenta por unos segundos y después sólo pudo reír a carcajadas hasta quedarse sin aire incluso. Cuando terminó tenía lágrimas en los ojos y observó al pelinegro frente a ella. — ¡Tienes una nuez por cerebro si crees que caería en una broma como esa! — Continuó riendo.

— No estoy jugando.

La de cabello negro lo analizaba confundida — ¿Por qué haríamos tal estupidez?

— Yo he- yo he sentido celos por ti...

La chica se cruzó de brazos y lo vio con ojos entrecerrados. — ¿Cuándo? — Decía con una sonrisa burlona.

Él odiaba mucho cuando hacía esa cara de presumida, lo hacía sentir tonto.— Creo que-

— ¿Cuándo tengo citas ocasionales con Tolkien? — Interrumpió. Stan sólo negaba con la cabeza — ¿Cuándo los compañeros porristas me cargan al hacer malabares en prácticas?

— Yo... no veo las prácticas.

— Lo sé. — Sonrió y mordió ligeramente sus labios. — Cariño, tú sientes celos cuando convivo con Ky. — Subió las cejas. — Pero no es por mí, dulzura.

Stan tenía sus cejas muy cerca de sus ojos y su boca formando una línea. No. No era eso. Sabía bien que no era eso. — Él es mi mejor amigo. — Dijo en un intento por detenerla.

Pero era demasiado tarde, Wendy sabía algo que él mismo no lo hacía. — Mira eso. — Señaló hacia el fondo de la sala, donde entre tanta gente estaba el pelirrojo frente a Heidi brincando, bailando y tomándose de las manos mientras sonreían y cantaban.

Apartó la mirada para regresar a Wendy quien esperaba paciente mordiendo su labio mientras sonreía burlona.

— Ahora, mira esto. — Sin previo aviso y sin pedir permiso tomó a Cartman que era justo quien caminaba cerca de ellos. Lo sujetó de la camisa y le plantó un beso tronado en la boca. Cuando terminó, el castaño estaba embobado y la veía perdidamente mientras Stan los veía a ambos muy asustado. Wendy se acercó de nuevo a él satisfecha de probar su punto. — Una de las dos situaciones hizo que se moviera todo tu mundo, la otra únicamente te sorprendió... Stan, jamás te he visto más interesado en alguien que no sea él, ni has tenido celos a menos que se trate de él. Fui tu novia ¿quién mejor que yo para saber eso? — Subió una mano y acarició su mejilla mientras le sonreía con ternura. — Sé que tú también lo sabes, sólo tienes mucho miedo y eso está bien... No te obligues si no estás listo, pero tampoco vayas por ahí luchando contra ti mismo. Intenta dejarte fluir ¿de acuerdo? — Le sonrió de nuevo y lo acarició del brazo antes de incorporarse de nuevo a la fiesta.

La siguió con la mirada en todo su recorrido hasta que llegó al cabello cobre de su amigo de nuevo, sus rizos no paraban de bailar junto con él.
Sonreía de oreja a oreja y tenía los ojos cerrados mientras parecía estar cantando. Stan suspiró una, dos, tres veces al verlo a lo lejos. ¿Y qué si era su mejor amigo? ¿No tenía eso más sentido? Era a quien más conocía, a quien más admiraba y con quien más contaba... Tal vez siempre estuvo destinado a quererlo de esa manera, tal vez tenía más sentido quererlo sólo como un amigo. Stan lo vio brillar frente a él y todo dejó de tener sentido. Nadie más importó, Kyle parecía estar iluminado por una luz brillante que salía de él. Era como si estuviera observando algo tan familiar, pero tan reciente. Había descubierto un tesoro que siempre estuvo frente a él.