Despertó justo como había quedado dormido, sólo que ya no estaba su amigo a su lado.
Tardó en abrir sus ojos del todo, pero cuando lo logró, se sentó en la cama y notó que Kyle le había dejado el cambio de ropa que alguna vez él mismo olvidó en su casa.
Se dio un baño rápido y medio dormido, no necesitaba la guía de Kyle para eso, había ido tantas veces a su casa que era prácticamente como si fuera suya también. Cuando terminó, regresó a la recámara, tomó su mochila con sus cosas y bajó las escaleras.
Encontró al pelirrojo ayudando a su madre con el desayuno, servía batido en los vasos y cortaba fruta. Kyle era muy hacendoso, era realmente educado y respetaba mucho a sus padres.— ¡Buenos días, Stanley!
— ¡Hola, Stan!
— Buenos días Sra. Broflovski, buenos días, Ike. — Saludó con su típica sonrisa alegre.
Kyle le sonreía y le señalaba dónde sentarse con la mirada. Sentía muchas náuseas, pero aun así desayunó e intentó conversar con los demás en la mesa. Terminaron y se dirigieron a la escuela. En momentos recordaba lo cerca que habían estado la noche anterior y lo bien que se sentía. Durante el recorrido su amigo no paraba de hablar, pero él tenía ya minutos en los que había dejado de escuchar. Estaba muy atento a sus ojos, el verde vivo y determinado contrastaba sus mejillas rosas por el frío que las tocaba o su cabello rojo cobre asomándose por debajo de su ushanka... Entonces en medio camino vomitó sobre las botas de su amigo.
Kyle de inmediato se sorprendió y paró de caminar para atenderlo. — ¡Viejo! ¿Estás bien? — Dijo espantado. Tenía una mano en su espalda dándole golpecitos pequeños.
Stan se enderezó y con la mirada baja comenzó a sacudir su vomito. — Agh...
— Ten — Ofreció un pañuelo que había sacado rápidamente de su abrigo.
Stan lo tomó. Se agachó y comenzó a limpiarle las botas que habían sido salpicadas. Había sido un reflejo inconsciente, pero se veía muy ridículo completamente sucio de su abrigo y barbilla.
— ¡No, idiota! — Se quejó Kyle, disgustado. — ¿Qué te ocurre? Levántate ¡es para ti no para mí! — Lo tomó de los brazos y ayudó a estabilizarse.
Ahora estaba más avergonzado y no sabía dónde esconder la mirada. Si pudiera verse a sí mismo se habría dado cuenta que su cara estaba completamente roja como un tomate y sus labios temblaban mucho.
— Sube la cara — Lo sujetó de un hombro y comenzó a limpiar su boca, barbilla y chamarra. Con mucho cuidado y delicadeza, a pesar de lo asquerosa de la situación.
Pero eso no ayudaba nada a mejorar la situación. Stan sintió u estomago revolverse de nuevo. — Amigo, n-no... — Se quitó de su agarre y giró vomitando ahora en la nieve.
— Mierda... ¿Te sentó mal el desayuno? — Preguntó muy preocupado. — ¿Estás enfermo? Regresemos a casa por medicamento.
Stan negó con la cabeza, se enderezó y evito su mirada. Comenzó a caminar con más prisa de lo normal, dejándolo pasos atrás. — Estaré bien.
— ¡Chicooos! — Kenny corría hacia ellos con una sonrisa de oreja a oreja, dejando a Cartman detrás de él, quien se quejaba por eso.
— ¡Hola Ken! — Lo saludó Kyle mientras el pelinegro se limitaba a saludarlo sólo con su mano.
Pero una vez llegó hasta ellos, la sonrisa del rubio se reemplazó por una cara de desconcierto. — Amigo qué mierda. — Dijo mientras observaba el desastre en el piso detrás de ellos.
Stan continuó caminando, ignorando la situación, Kyle decidió hacer lo mismo, pero Kenny y Eric, que ya había llegado con ellos también, no lo iban a olvidar tan fácil. — ¿Eso lo ocasionó la señorita estricta o el judío? — Cartman se burlaba con una sonrisa en sus labios.
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Siempre has sido tú. (Editada)
FanfictionStan adoraba la relación que tenía con su super mejor amigo, sin embargo una situación con Cartman y Heidi ocasionó que las cosas se tensaran entre ellos. Ahora todo lo que Kyle hablaba era sobre la pobre chica que era manipulada por su exnovio, dep...