24. Siempre tú. (Final)

1.9K 213 132
                                    

Los aplausos llegaron, había mucho escándalo. Sus padres y amigos lo veían felices y le enviaban mucho amor desde las butacas. Se sentía muy complacido por la respuesta de sus seres queridos, hasta que entre tanta gente enontró sus ojitos oliva.

Estaba ¿sorprendido? ¿molesto?... No, era tristeza.

El pelirrojo se paró y trató sigilosamente de salir entre la multitud, hasta que Heidi lo tomó por la mano al notarlo diferente. Él le dijo algo y continuó caminando saliendo al fin lejos de los invitados, se dirigió al rápido hacia el pasillo y desapareció.
La chica de vestido verde claro le dijo algo a Kenny a lo que el rubio suspiró preocupado e intercambió miradas con Stan quien veía todo muy preocupado pese a estar en el escenario aún. Kenny regresó su atención a la castaña y le dijo algo a lo que ella respondió asintiendo rápido y corrió en dirección a donde se había ido Kyle.

Los aplausos no habían terminado y se suponía que debía decir unas palabras pero en lugar de eso y con la mirada de todos, bajó torpemente del escenario y siguió a la chica castaña.
Corrió por pasillos y pasillos respirando agitado y sin lograr encontrarlos por ningún lugar hasta que escuchó una voz.

— Está bien Ky, está bien. Ven aquí.

Había sollozos que desafortunadamente conocía muy bien. Se escondió detrás de una maquina de sodas sin saber si debía salir o retirarse. ¿Por qué estaba Kyle llorando?

— Es muy díficil, Didi... ¿Por qué él tiene que hacerlo todo tan díficil?

Oh.

— Voy a informar que no estás en condiciones para la ceremonia. — Dijo la chica con voz comprensiva. — Quédate aquí, enseguida regreso.

— No, no. Mis padres vinieron sólo para eso...

— Ky...

— Estaré bien, debo de estarlo...

— Cariño, dices eso porque no te has visto... Ven, vamos a limpiarte la cara.

Dejó de escucharlos cuando entraron al baño.

¿Yo lo estoy haciendo difícil?

Se frotó los ojos fuertemente y caminó resignado de vuelta al gimnasio. El profesor ya había dado las gracias a los asistentes en su lugar y ahora todos esperaban pacientemente.
Sus compañeros recogían sus instrumentos y no podía encontrar por ningún lugar el suyo. Le preguntó a varios por su guitarra hasta que llegó a Tweek quien la cargaba junto con varias extensiones y se dirigía a la bodega.

— Oh, esto es tuyo, lo siento amigo, agh, no sabía si te tardarías mucho.

— Muchas gracias. — Tomó su guitarra que ya estaba dentro de su funda y la veía con la mirada perdida.

— ¿S-Stan?

— ¿Mm? — No levantó la cabeza, seguía perdido en sus pensamientos.

— Tenía mucho miedo — Su voz temblaba y sus ojos eran enormes, casi vidriosos. — ¿Tú crees que lo hice pésimo?

— ¿Eh? ah, si, si. — Dijo distraídamente mientras volvía a mirar por el pasillo de antes.

— ¿¡De verdad!?

— ... ¿Qué?

— ¿¡Lo hice tan mal!?

— No viejo, ¿De qué hablas? eres de los mejores músicos aquí.

El rubio lo veía muy confundido y asustado. — Pero acabas de decir...

— ¿Qué llevas ahí? — Señaló una pequeña mochila que no había visto antes.

— Oh! Stripe. Saluda amiguito. — Lo acercó hacia él y pudo verlo moviendo su naricita.

Le causó muchísima ternura y sonreía complacido, hasta que recordó dónde se encontraban. — ¿Y qué mierda hace él aquí?

— Craig creía que debía escucharme tocar, es importante para Stripe acompañarnos. Agh... Voy a darle agua. Adiós.

Se alejó mientras le hacía cariñitos a su mascota. Stan lo observó pacientemente y con curiosidad. El rubio había llegado a la mesa de refrigerios y le ofrecía una tacita con agua a su cuyo. Su novio los alcanzó y asustó a Tweek por detrás haciéndolo saltar en su lugar. Craig reía y ahora lo ayudaba con la tarea de darle agua a Stripe.
Stan suspiró mientras los veía. ¿cómo algo tan dulce lo hacía sentir tan miserable?

Siempre has sido tú. (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora