8. ¡Fuego!

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La excursión llegó. El día era tranquilo hasta ese momento, todos subían por la montaña y el profesor les daba indicaciones mientras lo hacían.
Avanzaban despacio porque Cartman tardaba mucho en escalar la pendiente que en ocasiones se volvía más rocosa. No importaba cuantas veces él y Kyle pelearan, siempre volvían a hablarse e insultarse tarde o temprano. Stan y Kenny estaban muy acostumbrados a su dinámica rara, por lo que no era sorpresivo nunca pedirse disculpas, sólo se volvían a hablar.

— ¡Sube rápido culo gordo o nos quedaremos atrás!

— No me apresures, judío de mierda.

— Estúpido, nos van a dejar y no sabremos por dónde ir después, sólo no te atrases ta-n-to ¡aaghh! — Había tropezado con una piedra grande y su tobillo sufrió las consecuencias doblándose. — ¡Ahhhhg!

— ¡Kyle! — Butters corrió y se hincó frente a él. — ¿Te lastimaste? — El rubio rápidamente quiso levantarlo del piso, pero Kyle no cooperaba.

— Nonono, Butters, Butters, ¡duele! — Se resistió a ser levantado y se sobó por encima de la bota.

— Ocupa vendas. — Dijo Kenny muy tranquilo. — Pero... las tiene el profesor y él ya está muy adelantado.

— Dejémoslo aquí, ya no tiene salvación. — Bromeó Cartman, a lo que Kyle sólo le lanzó una mirada asesina.

— Ven, inténtalo de nuevo. Kenny ayúdame. — Ordenó Butters.

Kenny obedeció de inmediato, ayudó a levantarlo de un brazo mientras que Butters del otro. Cuando estuvo de pie intentó dar un paso, pero comenzó a soltar lágrimas de dolor y a quejarse más fuerte.

Stan se acercó a ellos, después de observar toda la situación, decidió actuar al fin. Cuando estuvo frente a Kyle se giró y se agachó. — Aquí — Dio dos palmadas en su espalda señalándola. — Recárguenlo, lo voy a cargar.

Kenny sólo sonrió y asintió, entonces dejaron a Kyle sobre su espalda. Butters cuidaba que no se lastimara aun más al subir.

— Debes sujetarme con tus brazos para ayudarme a levantarte. — Le recordó Stan. Tenía voz suave y manos firmes que lo esperaban para sujetarlo.

El pelirrojo obedeció y pasó sus brazos por encima de los hombros de su amigo. Stan los tomó y cruzó, indicándole así que se aferrara a él de esa manera. Kyle ahora se encontraba abrazándolo. Stan tomó sus piernas y lo levantó lentamente. — Listo, continuemos.

Kenny no disimulaba la felicidad en su sonrisa, lo veía a él, después a Kyle y al agarre que tenían. Tomó la mochila del pelirrojo y caminó a lado de Cartman seguido de Butters.
Recorrieron un gran tramo hasta que a lo lejos visualizaron al profesor y sus demás compañeros, eso los alivió y comenzaron a andar más lento.
Stan recordó todas las veces en las que había cargado de esa manera, eran más de las que podía contar. Recordó también las veces en las que fue Kyle quien lo cargó a él. Solía ser divertido cuando eran niños, habían comenzado a hacerlo para alcanzar las galletas que su madre escondía en la alacena. Eran un muy buen equipo cuando las robaban con esa técnica. Y hubiera sido más fácil pedírselas a Shelly o a su padre, pero había algo de diversión en ser cómplices y tener esos secretos solo para ellos.
O cuando jugaban a los superhéroes, Kyle debía simular volar y como era algo imposible, Stan estaba ahí para simular bien ese poder en su personaje. Algunas veces solo se cargaban porque el otro se cansaba de caminar y era una opción rápida de solucionarlo. Pero ahora... Ahora era diferente. Algo se sentía diferente. Algo lo hacía sentir completamente nervioso y mareado. Las náuseas venían cada que sentía el peso en su espalda o sus manos aferrándose a su pecho. Se sentía... Bien. Muy bien. Stan tragó saliva y quiso concentrar su atención a la manera en la que Cartman luchaba con el camino rocoso o la manera en la que Butters recolectaba objetos perdidos entre la hierba y Kenny parecía totalmente tranquilo con ello.

Siempre has sido tú. (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora