13. Dulce melancolía.

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Randy había pasado por ellos a casa de Clyde. Era muy tarde cuando Stan le mandó un mensaje de texto y aunque en un principio se negó, no tenía de otra.

— Stanley... Tu mejor amigo se ve hecho mierda. — Comentó cuando vio a su hijo ingresar al auto, ayudando a su mejor amigo en que se sentara.

Stan se pasó al asiento de en frente al del copiloto. — Papá...

— ¿Te dejó la novia, muchacho? — Continuó su padre. Miraba por el retrovisor al pelirrojo quien tenía una sonrisa ebria y luchaba por mantenerse despierto.

— No se preocupe señor Marsh, sólo bebí jugo y nono, ninguna novia me dejó. — Dijo mientras reía.

— Claro... Bueno, tírate ahí en los asientos, tardaremos en llegar a la granja.

— ¿P-Por qué no lo llevamos a su casa?

— ¿Staaan? ¿crees que soy conductor personal? Son mejores amigos, sólo duerman juntos y listo. — Randy dio un resoplido — Él ni siquiera se está quejando.

Tenía miedo de voltear y ver a Kyle disgustado. Sin embargo, cuando giró su cabeza para enfrentarlo lo encontró acostado y dormido.
Sentía cómo se le aceleraba el corazón dentro del pecho, su amigo lucía tan pacífico y adorable. Tan lindo...
Sus cejas pobladas estaban relajadas y sus pestañas reposaban serenas en su rostro sonrojado. Admiró sus hombros grandes, su cabello despeinado, su nariz ligeramente larga y con el principio del puente levemente quebrado. Veía sus manos y recordaba lo cálidas que eran, quería tomarlas, acariciarlas, sentirlas cerca de él... Tragó saliva cuando su mirada subió de nuevo y llegó a los labios. Eran carnosos y parecían muy suaves. No podía dejar de pensar en cómo se sentiría estar cerca de ellos. Recordó cómo se había sentido al cargarlo en el campamento y estaba ansioso por volver a tenerlo así de cerca.
Un suspiro ruidoso y fuerte golpeó su realidad... ¿Era tan difícil que el pelirrojo sintiera lo mismo?

— ¿Stan? — Su padre lo despertó de sus pensamientos y su rostro se volvió rojo.

— V-Vigilaba que no se vomitara encima. — Devolvió la mirada hacia el frente de inmediato.

Durante el resto del camino se dedicó en escuchar música con sus audífonos y a ver por afuera de la ventana. Trataba de distraerse y no inundarse con pensamientos que giraran en Kyle. Cuando llegaron, Randy lo ayudó cargando a su amigo ebrio de un brazo mientras él lo cargaba del otro, después Stan lo subió a su recamara y lo acostó en su cama. Kyle estaba ligeramente despierto, pero parecía que en cualquier momento volvería a caer dormido. Tenía su cabello alborotado y sus ojos hinchados. Se sentó mirando hacia todos lados.

— Mi papá no quiso llevarte a tu casa, lo siento... Pero llamé a tus padres. — Kyle lo observaba con los ojos casi cerrándose. — Parecían molestos, pero los tranquilicé un poco... Puedes dormir ahí, yo dormiré aquí — Señaló el piso y comenzó a colocar cobijas y almohadas.

Ahora no había manera en la que pudiera dormir donde mismo después de su reciente revelación, era mejor si permanecían distanciados.

Se dirigió a la cocina donde sus padres discutían en voz baja. Entró sin mirarlos y tomó un vaso con agua.
Cuando estuvo de nuevo en su recamara encontró a Kyle donde mismo, pero con los ojos cerrados ¿Se había dormido sentado?
Stan dejó el vaso en el mueble de noche junto con pastillas para la cabeza y miró a su amigo.
Lo ayudó a acostarse, pero Kyle abrió los ojos del todo y lo miró fijamente.

— ¿Eres... Stan? — Le sonreía mientras lo veía directo a los ojos. — ¡Hola Stan!

Estaba tan ebrio y aun así su sonrisa lucía preciosa...
Hace unas horas había aceptado por completo sus sentimientos y ahora estaban en esta situación. Su corazón no podía con tanto.

Siempre has sido tú. (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora