17. ¿Mentiste?

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El domingo lo pasó en las nubes y sonriendo todo el día. No importaban las estupideces que dijera su padre o la peleas que este y su madre tuvieran.
Aceptar sus sentimientos hacia su pelirrojo era lo más bonito que pudo pasarle y nada lo arruinaría.
La tarde se fue en suspiros mientras estudiaba con su guitarra. Cantaba la canción que le había compuesto a Kyle una y otra vez. Se sentía tan bien expresarse a través de la música.
El lunes se levantó más temprano de lo usual y preparó el desayuno y un almuerzo para compartir con su mejor amigo. Solían compartir almuerzo de pequeños, sus madres los preparaban y era una de las cosas que más les gustaba hacer juntos, pero ahora quería ser él quien cocinara, quien le dedicara un platillo exclusivamente para él.

Al llegar al instituto todo lucía con un optimismo impresionante, los compañeros de clase no eran irritables, el clima estaba delicioso y se sentía la persona más feliz de toda la ciudad.
Kyle les había dicho que asistiría ese día a clases. Lo iba a ver, lo iba a escuchar... Su corazón palpitaba emocionado y sus ojos brillaban.

Se encontraba en su casillero tomando libros cuando pudo percibir un aroma imposible de no reconocer. Giró hacia su derecha y ahí estaba él justo cerrando su casillero también. Llevaba su ushanka y parecía muy concentrado en sus libros. — ¡Kyle! — Sonreía con la energía de un niño.

Kyle le sonrió de regreso, aunque su sonrisa seguía siendo limitada. Tweek se acercó corriendo hacia ellos. Lucía igual de ansioso que siempre, sólo que tenía mucha alegría de ver al pelirrojo. — Creí que te habías hecho algo, agh, ¡la última vez estabas llorando y después no supe nada!

Stan miró rápidamente la cara inexpresiva del pelirrojo, luego la del rubio y por último la de Craig que había aparecido sin notarlo.

— Él no era quien lloraba, cariño. — Dijo Craig, rompiendo con el silencio incomodo que se producía.

Tweek parecía confundido y no entendía qué ocurría. — Pero él... — Vio como Craig le comunicaba algo con los ojos y cambió de oración — Ah! Si, si, él no era, es que- es que yo vi a alguien... ¿quién era? mmn — Simuló estar pensando.

— Era yo — Dijo su novio.

El rubio contenía una sonrisa, luchaba mucho por no reírse por el inesperado comentario. Frente a él, Kyle se resistía de igual manera y eso contagió a Craig quién sólo sonreía.

— Los vemos en clase, búscame si necesitas algo ¿de acuerdo? — Tweek se puso serio y con tics en los ojos. Seguía preocupado.

El pelirrojo asintió y caminó detrás de ellos hacia el salón. Stan lo detuvo tomándolo de la mano y se colocó frente a él. — Sabes que puedes contarme cualquier cosa, ¿verdad? — Preguntó preocupado.

— Sé eso. — Respondió Kyle con ojos cálidos. — Vamos a clases. — Le dio una leve caricia en su mano con el pulgar. Lo soltó y volvió a caminar.

Lo siguió por el pasillo observando y analizándolo. Quería obligarlo a hablar, pero se convenció en que, siendo su mejor amigo, tarde o temprano se acercaría y conversarían sobre qué le ocurría. Porque ellos siempre hablaban todo. Siempre contaban con el otro. E incluso cuando peleaban, siempre conversaban sobre sus más íntimas incomodidades o inseguridades. Stan confiaba en él. Y confiaba en que Kyle contaba en él de la misma manera.

Al entrar al salón Heidi gritó de alegría y se abalanzó sobre Kyle. Pero esta vez, la atención de Stan se centraba en su mejor amigo y no en ella. Kyle no parecía devolver la misma energía... No había chispas en sus ojos ni alguna señal de reciprocidad al sentimiento. Sólo la abrazaba como lo había visto abrazar a mucha gente, incluso a Cartman en sus cumpleaños. Kyle no devolvía los sentimientos de la chica. y pensar en eso hizo que en Stan una sonrisa triunfante se asomara en su rostro.
Era egoísta, pero no podía evitar la alegría al notar que la chica no era correspondida.

Siempre has sido tú. (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora