3. Si no te acercas tú, lo haré yo.

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Estuvieron distanciados poco más de un mes. Se evitaban en los pasillos y en las clases. Durante ese tiempo Kyle se dedicó a salir aún más con Heidi y Wendy, ellas lo distraían de las tardes libres y los descansos en el colegio. 

Kenny también estuvo con él por mucho tiempo, solía ayudar a llenar el espacio que Stan solía tener en su vida, pero al final del día, era difícil sentir su ausencia.

Al final del día no hubía llamadas por la noche, de esas a las que estaban tan acostumbrados, ni mensajes de texto de buenos días, ni chistes que encontraban en Internet y decidían compartirse mutuamente.
Entonces para él los días empezaban a ser tristes... la verdad era que lo extrañaba mucho.

En todo ese tiempo, Kenny también les preguntaba si ya se habían arreglado. Insistió mucho y todo el tiempo les decía lo harto que estaba de ellos. Los comparó con niños pequeños y los insultó llamándolos inmaduros. También a menudo los amenazaba con encerrarlos dentro del casillero del gimnasio y dejarlos salir hasta que volvieran a hablar.

Ese día, Kyle extrañó un poco más a Stan. Su programa favorito estaba en la televisión y Ike se pasó todo el desayuno hablando de los detalles y chistes más destacados. Tan pronto como terminó su pan con mermelada se dirigió hacia la escuela en su bicicleta, aunque todavía se sentía muy vacío. 

Y Kyle extrañaba mucho la voz de Stan, su risa, cómo lo veía lleno de alegría con sus ojos brillantes o ver programas de televisión con él, salir a caminar, hablar por teléfono durante horas hasta quedarse dormidos...

Nunca habían pasado tanto tiempo sin hablar, por muchas discusiones que tuvieran...¿Pero qué pasaba con ese apodo de roba novias? ¿Por qué todos estaban obsesionados con ese tema? No le había robado la novia a nadie, porque él no las veía así. Él no podía. Eran sus amigas. 

¿Era tan malo cuidarlas cuando lo necesitaban? Su paseo en bicicleta había terminado y estaba parado frente a la escuela. Un día mas.

Vio a lo lejos el auto estacionado de Randy y al pelinegro salir de él. Cada vez que Kyle lo admiraba desde lejos, su corazón se rompía por sentirse tan distante, y se preguntaba si Stan estaba pasando por lo mismo o si simplemente no le importaba. Solía verlo desde la distancia todo el tiempo, a menudo se encontraba suspirando y a Kenny riéndose de él o a Heidi preocupándose por su ausencia mental, pero esta vez, Stan le devolvió la mirada desde la distancia, algo que no esperaba en absoluto. Se congeló y rápidamente apartó la atención de él, entrando al edificio, desviando la mirada hacia su teléfono celular, fingiendo estar ocupado. Fingiendo que tenía muchas cosas que revisar y muchos mensajes que contestar... 

Caminó hacia su casillero automáticamente. Lo abrió, metió dos libros, sacó tres más y lo cerró. — ¡Ahhhhhhh! — Dio el grito más agudo que pudo, a diferencia de su rutina diaria, esta vez al cerrar el casillero se encontró con dos enormes ojos azul verdosos detrás de él que lo observaban ansiosamente y muy de cerca.

— ¡Ahhh! Lo siento mucho Kyle, lo siento, no quise asustarte, ¡lo siento!

— Tweek... — Suspiró y trató de recomponerse colocando una mano sobre su pecho. — Tweek, casi me das un infarto...

— Quien tiene la conciencia tranquila no se asusta fácilmente. — Mencionó Craig, cuya presencia Kyle no había notado hasta ese momento.

— Hola también, Craig, ¿qué pasa?

— Estamos repartiendo invitaciones — Habló Tweek, tratando de crear una sonrisa. — Clyde dará una fiesta el sábado. Su padre no estará allí. Dijo que mencionara eso...

Craig simplemente asintió ante lo que dijo su novio y levantó todas las tarjetas. Le ofreció uno a Kyle. Eran muy adorables cuando coordinaban sin darse cuenta.

Él les sonrió y miró la invitación. Aunque estaban en secundaria, Clyde hacía estas invitaciones decoradas y Kyle no estaba muy seguro si eran una parodia o si realmente lo hacía genuinamente... Pero eran lindas de todos modos.

— ¡Stan! — El corazón de Kyle dio un vuelco cuando escuchó ese nombre y se concentró más en su tarjeta. — Clyde te invita a su fiesta el sábado. Dijo que no habrá padres. — Repitió Tweek esta vez para el pelinegro.

— Oh, claro.

Casi estaba conteniendo la respiración, pero un pensamiento lo atravesó. Stan fue quien me ofendió, no yo a él. No tengo que esconderme así ni demostrarle nada.

Siempre has sido tú. (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora