⚠️ Contenido Explícito.
Cuando me desperté a la mañana siguiente un pensamiento rondaba mi cabeza: dolor.
Mi cabeza estaba como un bombo. La luz que entraba por la ventana no ayudaba en nada a la situación y lo único en lo que podía pensar era en tirarme por aquella ventana.
Me levanté y fui a tomarme un ibuprofeno con un zumo de naranja y unas tostadas que Gavi me había preparado antes de irse.
Subí de nuevo a la habitación y me quedé frita.
Me desperté empapada en sudor y me miré la hora.
Gavi llegaría en media hora.
Gracias a Dios mi dolor de cabeza se había disipado, así que preparé arroz y me tomé un vaso de Coca-Cola mientras veía la tele.
Cuando escuché la puerta abrirse vi a Gavi entrar.
Y quise morirme allí mismo.
Estaba guapísimo, acababa de cortarse el pelo un poco, traía puesto un chándal negro y cuando me miró agradecí estar sentada en el sofá, porque de lo contrario, me habría caído al suelo.
Se acercó a mí y me dio un beso, con el que pude oler esa colonia que le caracterizaba.
- ¿Qué tal la resaca princesa?
No entendía que me pasaba. Estaba un poco bastante hormonada hoy y no era algo muy normal.
"¿O quizás sí?"
Miré el calendario en el móvil y caí en la cuenta de que me faltaban 3 días para que la tomatera hiciera su aparición por aquí.
Cuando estaba acercándome a mis días, estaba hormonada las 24 horas.
Me levanté y lo abracé por detrás.
- Bien, gracias por el desayuno esta mañana. La cabeza me mataba.
- No me las des cielo.
- Ahá...
Fue lo único que alcancé a decir mientras deslizaba mi mano sobre su estómago, lo que le hizo estremecerse un momento.
- Leah ¿pasa al-
Llegué hasta abajo y apreté un poco con mi mano.
- Joder
Yo sonreí sabiendo que con eso ya estaba en el bote.
Me puse en frente de él y me agaché, quedando de rodillas.
- Leah, no sé muy bien que mosca te ha picado pero...
Sus palabras se quedaron ahí cuando bajé su ropa y agarré su miembro, empezándolo a mover de arriba a abajo, suavemente.
Soltó un gruñido y miró hacia abajo para cruzar nuestras miradas.
Entonces, la metí en mi boca y empecé a lamer de arriba a abajo.
Sentí como empezaba a ponerse duro y a mí se me escapó una sonrisa.
Él agarró mi pelo e hizo una coleta con este.
Yo subía y bajaba mi cabeza en un vaivén lento, besaba la punta y a veces, intentaba metermela hasta el fondo, lo que provocaba que se me escaparan arcadas.
- Joder Leah. ¿Qué voy a hacer con esa boquita tan sucia?
Sonreí y miré hacia arriba, encontrando su mirada penetrar la mía.
Y entonces, agarró mi pelo fuerte y empezó a mover sus caderas. Rápido. Duro.
Yo cerré los ojos sintiendo como salía y entraba de mi boca.
Él gruñía mientras follaba mi boca.
Entonces me agarró y me llevó en volandas hasta el sofá, abriendo mis piernas.
Se puso entre medio de estas y bajó mi ropa interior.
- Voy a ir rápido preciosa.- dijo y llevó su boca hasta mi intimidad ya completamente húmeda.
Yo agarré su pelo y tiré suavemente mientras gemía y apoyaba la cabeza en el respaldo del sofá.
Él seguía haciendo maravillas ahí abajo, hasta que alejó su boca un poco y escupió.
Creí que jamás iba a ponerme cachonda con un gesto como ese, pero me equivoqué.
Metió dos de sus falanges en mi interior y se mordió el labio.
- Joder nena. Siempre estás así de húmeda, y apenas te he tocado.
Yo le agarré de la cara y estampé mis labios contra los suyos en un beso salvaje, apasionado, agresivo...
Sacó sus manos, las colocó a ambos lados de mis muslos y entonces me penetró.
Yo gemí y le arañé la espalda.
Él empezó a moverse, rápido.
Me agarró del culo levantándome y andó hasta la cocina, estampándome contra la encimera y moviéndose muy rápido.
Entonces le miré y él conectó su mirada con la mía.
- Déjame montarte.
- ¿Quieres ir arriba amazonas? Muy bien. Demuéstrame como te mueves.- dijo yendo de nuevo hacia el sofá y sentándose conmigo encima.
Me incorporé un poco, me agarré al respaldo del sofá y empecé a moverme, no era un ritmo tan rápido como el suyo, pero creo que fue la primera vez que lo escuché gemir tanto.
- Eso es nena, eso es. Muévete un poco más rápido.
Hice lo que me pedía y subí y bajé a un ritmo más rápido.
Mientras me movía me tomé mi tiempo para admirarle.
Se estaba mordiendo el labio, su manzana de Adán se movía debido a la saliva que estaba tratando de tragar, sus ojos estaban cerrados y su ceño algo fruncido, su pelo se pegaba a su frente por el sudor y su cuello estaba sudado.
Y con todo aquello en mente seguí moviéndome tan rápido como mis piernas me permitían.
Las piernas empezaban a dolerme y él lo notó, así que empezó a ayudarme moviendo sus caderas a la par que yo subía y bajaba.
Lo único que se escuchaba eran mis gemidos mezclados con sus gruñidos y sus besos en mi cuello.
Terminamos llegando los dos a la vez y me permití dejarme caer encima suya para descansar.
Él acarició mi espalda de arriba a abajo.
- Menudo recibimiento eh, quiero este recibimiento todos los días.
Yo me reí, sin fuerzas.
- Cállate, porque ahora mismo me duelen las piernas como no te imaginas.
- ¿Estás bien?
- Bueno, no puedo moverme, así que no.- dije riendo.
Entonces él me cogió en brazos y me llevo hasta el baño con él.
Nos acabamos duchando juntos entre cosquillas y risas y cuando nos pusimos el pijama bajamos a comer.
Tras aquello empezamos a hacer zapping y nos empezamos una serie.
Así estuvimos toda la tarde, acurrucados entre mantas, mimos, caricias, besos, algún que otro pique por ambas partes y mucha, pero mucha paz.
Ese era el efecto de Pablo Gavi en mí.
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Lo dicho. Me pido ser la madrina de la boda, y si no, la novia, me da igual.
Nos leemosss <3
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𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionLeah acompaña a su mejor amiga a ver un partido del Barça aún sabiendo que es del Madrid. Lo que ella no sabe es que después de ese partido su mundo va a ponerse patas arriba. ¿Está segura de lo que dice?