Al final los chicos habían conseguido que fuera a la playa, aunque el resultado no había acabado especialmente bien.
Me había quemado y eso solo significaba una cosa.
– ¡Ah! ¡Ah! ¡Dios! Despacio Gavi, por favor.
– No puedo hacerlo más despacio Leah.
Sus manos esparcían la crema en mi espalda y aunque lo estaba haciendo lento dolía como el infierno.
Luna nos ladraba desde los pies de la cama, me estiré un poco y la subí con nosotros.
Mientras Gavi masajeaba mi espalda, Luna lamía toda mi cara.
Yo no sabía si reír o llorar.
Gavi bajó sus manos hasta mis piernas y empezó a esparcir la crema allí.
Cerré los ojos un poco más aliviada de que mi espalda ya no estuviera siendo maltratada.
Luna se acercó a Gavi y le ladró.
– Oye, no me ladres eh, que antes que tuya es mía, asquerosa.– dijo mirando a Luna.
La perra no paraba de ladrar.
Gavi gruñó y alejó las manos de mi cuerpo y los ladridos cesaron.
– Esta bola de pelo sabe demasiado, ya no la quiero.– Dijo Gavi mirando a la perra con cara de asco.
Yo reí.
Estos últimos días habían estado peleando por quien tenía más amor para darme.
Lo más gracioso había sido ver a Gavi picarse con un perro.
– Luna. Es MI novia ¿vale? MI novia. Tú fuiste adoptada por mí, tendrías que quererme más a mí.
Gavi se había tumbado en la cama a mi lado y con la perra en brazos.
Yo no podía parar de reírme con estas discusiones.
Luna le ladraba y Gavi le soplaba en la cara, lo que hacía que esta ladrara el doble.
El timbre sonó y Gavi dejó a Luna en el suelo y fue a la puerta a abrir.
Escuché voces en el piso de abajo y me puse una camiseta de Gavi para poder bajar.
Cuando llegué Ansu estaba bailoteando en medio del salón este me vio y se acercó a mí para abrazarme hacerme bailar con él.
Pero apretó un poco el agarre en mi espalda y yo chillé de dolor.
Entonces vi a Gavi llegar hasta donde nosotros y apartar a Ansu y después agarrar mi cara.
– Siéntate en el sofá y no te muevas.
Y ahí que iba. Parecía una mandada.
Pedri se sentó a mi lado y puso uno de sus brazos sobre mis hombros con cuidado.
– ¿Puedo contarte algo?
– Sabes que sí Pedri.
– Vale, va a sonar raro o algo, y tampoco lo tengo muy... claro.
– Suelta Pepi.
– Estoy conociendo a una chica.
Lo miré abriendo los ojos y lo abracé.
– Eso es genial Pepi.
Pedri se rascaba la cabeza y sus mejillas se pusieron rojas.
– ¿Cómo se llama?
– Sus amigos le llaman Nara, aunque su nombre entero es Ainara.
Fui a abrir la boca pero me miró fijamente.
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𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo Gavi
Novela JuvenilLeah acompaña a su mejor amiga a ver un partido del Barça aún sabiendo que es del Madrid. Lo que ella no sabe es que después de ese partido su mundo va a ponerse patas arriba. ¿Está segura de lo que dice?