Narra Gavi
El partido había acabado con una victoria algo floja de nuestro equipo.
Había estado todo el partido buscando a mi chica en las gradas y no había aparecido, cosa que no me olía nada bien.
Así que en cuanto salí de vestuarios me fui corriendo a casa.
Estaba llegando a la puerta cuando vi varios coches de policía con las luces encendidas y una ambulancia.
Se me vino el mundo abajo.
Me bajé del coche y entré después de empujar a varios oficiales.
Miré la escena que tenía frente a mí.
La cocina estaba hecha un desastre, por no hablar del salón.
La puerta enorme de cristal que daba al jardín estaba rota y había millones de cristales desparramados por el suelo.
Me acerqué y vi sangre en algunos de ellos.
Creo que me bajó la presión porque me tuve que agarrar a la pared para no perder el equilibrio.
Un oficial se acercó a mí y me agarró del hombro.
– ¿Vives aquí?
– Sí señor. Soy dueño de la casa.
– ¿Y la chica?
– ¿La chica? ¿Qué ha pasado con mi chica? ¿Dónde está? ¿Está bien?
– Chico tranquilízate, la chica está estable, ha sufrido algunas heridas, por suerte no muy graves, pero ha tenido que ser atendida antes de que perdiera más sangre.
– ¿Qué ha pasado?
– Han entrado a robar y se han topado con la chica, que por cierto, ha sido muy valiente.
– ¿Valiente?– dije incrédulo.
– El ladrón venía con armas blancas y le hemos encontrado en la piscina, desmayado.
En ese momento quería coger a Leah y besarla por toda la cara.
Necesitaba verla.
– Quiero verla.
De camino al hospital avisé a los demás que también habían estado preocupados al no verla venir al partido.
Cuando llegué me dejaron entrar y la vi tumbada en la camilla, viendo la tele.
Sus ojos se encontraron con los míos y yo empecé a llorar.
Me senté a su lado y besé su mano.
Ella no apartó su mirada de mí, pero no me dijo nada.
– Dios Leah, que susto me has dado, no sabes lo preocupados que estábamos todos, ¿cómo estás cielo?
Entonces abrió la boca y me quedé pálido.
– ¿Quién eres?
Tragué saliva y la miré fijamente.
No.
No.
No.
No.
Esto sí que no.
Miré su mano, llena de cortes y volví a llorar aún más fuerte.
– Cielo...
– Es broma Gavi, estoy bien
La miré y me lancé a sus brazos.
Ella me correspondió emitiendo quejidos de dolor, por lo que me aparté rápidamente.
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𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo Gavi
Novela JuvenilLeah acompaña a su mejor amiga a ver un partido del Barça aún sabiendo que es del Madrid. Lo que ella no sabe es que después de ese partido su mundo va a ponerse patas arriba. ¿Está segura de lo que dice?