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Acababa de terminar mis exámenes y por desgracia tenía que esperar hasta por la tarde para poder saber si todo había salido bien o no.

Sira y Gavi se habían ido hace una semana.

Los echaba de menos por aquí.

Noa estaba tirándome indirectas de que iba a abandonarla por el "sueño español" con nombre "Pablo"

Mañana volvería a España y no sabía muy bien que iba a encontrarme al volver.

Aún así, las maletas ya estaban hechas, y el billete de avión también. Ya era tarde.

Noa no paraba de recargar la página de las notas cada dos por tres y a mí estaba a punto de darme un ataque.

Le dije de salir a tomar un batido y ella aceptó un poco a regañadientes.

No estaba haciendo tanto frío estos días así que el tráfico y las colas eran el doble que antes.

Noa me había preguntado si quería que Will fuera y siendo sincera no quería, pero tenía que hablar con él antes de irme.

Así que cuando llegamos a la cafetería él estaba sentado con su móvil, que dejó cuando nos sentamos.

Él me miró fijamente y yo le ignoré.

Noa se ofreció a ir a pedir y recoger los pedidos y así aprovechaba para ir al baño.

Cuando nos quedamos solos miré a Will.

– Will, quiero que sepas que has sido un amigo genial.

Él me miró sin entender nada, entonces continué.

– Me voy a España mañana por la mañana.

Él me miró sorprendido.

– ¿Mañana? ¿En serio? ¿Te vuelves a ir solo por el imbécil ese?

– El imbécil ese tiene nombre, se llama Gavi y sí, me vuelvo a España porque allí es donde debo estar.

– Esto es absurdo

– Absurdo es lo que tú has estado haciendo durante todos estos meses. Sabes que no iba a tener nada con nadie y pensaste que ibas a ser la excepción. Nunca fuiste una excepción Will, fuiste una opción.

– Ya. Claro. Él que estuvo aguantando todos tus putos llantos fui yo.

– Nadie te obligaba a escucharlos Will, si lo hiciste fue porque quisiste y que yo sepa, si tanto aguantabas, haberte alejado

– Eres una egoísta Leah.

– No soy una egoísta. Soy justa.

– ¿Justa por qué?

– Porque jamás iba a intentar remplazar al amor de mi vida para acabar haciendo infeliz a otra persona con el final de la relación. Siempre va a ser él Will. Siempre.

– Va a romperte el corazón.

– Te equivocas. De eso ya me encargué yo la última vez que nos vimos.

Will se levantó para irse por donde había venido y Noa y yo nos tomamos el batido para irnos a casa después.

El avión iba a despegar en cualquier momento. Noa había querido acompañarme al aeropuerto y había estado repitiéndome todo el rato que le escribiese de vez en cuando y que iba a echarme de menos.

Cuando me despedí con ella y me dirigí a la zona de embarque y entregué mi billete me sentí liberada.

Cuando me monté en el avión me quedé dormida y no me desperté hasta que tocamos la pista de aterrizaje.

𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora