Gavi me besaba con una ferocidad enorme, hasta que escuché la puerta de la casa abrirse.
Entonces, lo empujé mandándolo a la otra esquina, lo que le hizo emitir un gruñido.
Yo me estaba lavando la cara cuando Sira abrió y nos miró a ambos.
Después abrió mucho la boca y miró a Gavi.
– ¿Qué coño te ha pasado en la cara Gavira?
Me sequé y los miré.
Sira me miraba con detenimiento y después volvió a dirigir su mirada a Gavi.
– Le has pegado.– dijo mirándome.– ¿Qué ha hecho?
Empecé a negar con las manos.
– No no no, yo no he sido, lo juro.
– Dice la verdad.– dijo Gavi
– Tú a callar.– ordenó Sira y después volvió a mirarme.
– Se ha peleado
– ¿Con quién?– quiso saber Sira.
En esto Noa entraba por la puerta para coger algo del cajón.
– Se ha peleado con Will.
– ¿QUE QUÉ?– Dijo Noa en shock.
– ¿Will? ¿Quién coño es ese?– dijo Sira.
– Es el rollete de Leah
Le pegué una colleja a Noa por ser tan bocazas. No era mi rollete, ni quería que lo fuera.
Sira me miró en shock.
– No es mi rollete.– dije seria.
Gavi me sonreía mientras Noa y Sira debatían. Quería borrarle la sonrisa de la cara.
Noa y Sira salieron hablando de no sé muy bien que.
Me acerqué a Gavi, quien seguía sonriendo.
– Me da que se le da el sexo mejor que a ti.– le guiñé el ojo viendo como se le borraba la sonrisa y salí del baño.
Leah 1 - Gavi 0
– Gavi, ¿cómo vas a aparecer así en España? Tienes los labios hinchados y una herida, por no hablar de tus nudillos.– señaló Sira.
– Los labios están hinchados por otra cosa distinta.– dijo Gavi y me miró de reojo.
Sabía que estaba mirándome así que no iba a mirarle.
Noa y Sira empezaron a cocinar y me ofrecí a ayudarles, pero me negaron la amabilidad y me dijeron que pusiese la mesa.
Hice caso y puse las cosas en la mesa.
Sentía la mirada de Gavi quemar cada parte de mi cuerpo.
Estaba enfadado, lo sabía, pero me iba a hacer gracia verle aguantarse el enfado.
La cena pasó sin mucho interesante que contar.
Cuando llegué a mi cuarto tras lavarme los dientes Gavi estaba semidesnudo y tumbado boca arriba mientras miraba el móvil.
Cuando entré, apagó el móvil y lo tiró por ahí.
Me senté en la cama y saqué el bote de pastillas y lo abrí.
Gavi fue más rápido y entonces me arrebató el bote.
– ¿Qué cojones es esto Leah?
– Son pastillas para dormir. Las tomo todas las noches desde hace 5 meses.
Él me miró y tiró el bote por ahí.
– Ey, ¿qué coño te pasa?
Agarró mi cara y me besó con deseo y ganas contenidos.
Correspondí su beso mientras me tumbaba en la cama y se ponía encima para seguir besándome.
Bajó los besos por mi cuello y yo cerré los ojos ante el contacto.
Hacía mucho que no me tocaban y el hecho de que Gavi estuviera aquí, en Nueva York dándome besos por el cuerpo iba a acabar con mi poca coherencia e integridad mental.
Subí mis manos y las apoyé en su espalda para acariciarla de arriba a abajo.
Él seguía besando mi cuello y oliéndome.
Lo empujé un poco y lo senté en la cama. Cuando levantó la vista de mi cuerpo tenía las pupilas dilatadas y se mojaba los labios.
Me senté encima y sin decir nada, lo abracé.
Él correspondió mi abrazo y me quitó la camiseta del pijama.
Lo dejé hacer y la tiró por ahí.
Entonces empezó a bajar sus manos por mis costillas y cadera.
– Espero ser el único que ha visto este lunar de aquí nena.– dijo llevando uno de sus dedos hasta el lunar de al lado de una de mis tetas.
– Puede.– dije sonriendo.
Me miró serio.
– Es broma. Está claro que eres el único.
Sonrió y agarró mi nuca para volver a besarme.
La oscuridad de la habitación nos envolvía, solo podía observar su figura y estaba maravillada por ello.
Se tumbó sin apartarme de encima y me estrechó contra él, para arroparnos a ambos después.
Y volví a quedarme dormida al instante, sin necesitar las pastillas.
Narra Gavi
La luz de la ventana empezaba a molestarme, así que agarré un pequeño cojín que había cerca y me lo puse en la cara.
Podría haberme levantado para bajar la persiana, pero tenía a Leah encima y la verdad es que estaba muy cómodo, si la despertaba volvería a poner distancia entre nosotros, y me cabreaba eso que flipas.
Acaricié su espalda desnuda, sintiéndome en casa.
Llevaba 6 meses anhelando tocarla así, verla dormir...
Sé que no ha tenido nada con ningún tío durante estos 6 meses, y eso solo podía hacer dar saltos a mi corazón.
Joder, la había echado tanto de menos que ayer casi me la tiro en el jodido baño.
Miré su cara, tenía los ojos cerrados y sus largas pestañas era lo que más llamaba la atención ahora mismo, tenía el pelo en la cara y se lo aparté con mi mano, su boca estaba abierta y quise besarla.
Así que lo hice.
La besé y ella empezó a moverse mientras soltaba alguna queja en sus sueños.
La miré sonriendo.
Parecía una niña pequeña cuando dormía. Nada la perturbaba y su ceño lucía tranquilo.
Aquel Will me había hecho perder los estribos la otra noche. Nadie iba a ponerle una sola mano encima y mucho menos tratarla como lo había hecho aquel gilipollas.
Se tenía bien merecida la pelea.
Leah se removió y cuando abrió los ojos me miró mientras se sobaba los ojos.
– Buenos días bella durmiente.– sonreí y la miré.
Ella me dio una pequeña sonrisa y después se levantó para ponerse la camiseta, quitándome así las buenas vistas.
La miré mientras se ponía la camiseta y casi me atraganto.
Se había hecho un piercing en el ombligo.
Joder. Joder. Joder. Joder.
Acababa de cagarla.
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Gavi y Leah viven en mi cora 4evah
Nos vemos en el siguienteee ♡︎
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𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo Gavi
Genç KurguLeah acompaña a su mejor amiga a ver un partido del Barça aún sabiendo que es del Madrid. Lo que ella no sabe es que después de ese partido su mundo va a ponerse patas arriba. ¿Está segura de lo que dice?