Gavi estaba que no paraba.
No se había separado ni un segundo de mí desde el día del intento de robo.
Los chicos habían venido unos días después a verme mientras Gavi dormía un poco.
Creo que no le veía dormir desde aquel día y me mataba.
Aquella noche me tocaba fregar los platos así que me levanté de la silla y cogí todos los platos para meterlos dentro del lavaplatos.
Vi a Gavi levantarse y seguirme para después coger asiento en la silla de la cocina.
Cuando terminé de meter los platos en el lavavajillas me giré y lo encontré dando cabezadas.
Xavi lo había dejado tener unos días de descanso hasta que la cosa se suavizara un poco.
Pero él estaba hecho un asco.
Me acerqué y le agarré la cara con cuidado.
Se asustó y abrió los ojos para mirarme después.
– ¿Estás bien? ¿Pasa algo?
– Te estás muriendo de sueño cielo.
– Que va.
– Gavi, ya has puesto las alarmas y hemos arreglado todo el estropicio de ese día, yo ya estoy bien... Ya puedes estar tranquilo.
No me dijo nada.
Lo agarré haciendo que se levantase y andara conmigo hasta la habitación donde Luna estaba tumbada a los pies de nuestra cama.
Tumbé a Gavi y le quité la camiseta y este se dejó hacer.
Me permití observar su espalda desnuda y todos los lunares que había en ella.
Puse uno de mis dedos en su espalda y seguí el recorrido de sus lunares embobada.
Subí mi dedo por su garganta y su mandíbula para volver a bajar a su espalda.
Adoraba su cuerpo y siempre que podía se lo hacía saber.
Me relajaba acariciarle la espalda y mucho más saber que él se sentía seguro cuando lo hacía.
Observé lo poco que podía ver de su cara. Tenía barba de pocos días y tenía el pelo más largo que de costumbre, lo que hacía que se le rizara hacia arriba.
No me iba a cansar nunca de observarle y admirarle. Porque la verdad es que era digno de ello.
Empecé a besar su espalda y los lunares que iba encontrando por mi recorrido.
Iba a hablar con él, pero entonces me di cuenta de que estaba dormido, tranquilo y en paz.
Y sonreí.
Ver a Gavi en el campo era una pasada, pero fuera del campo era algo totalmente distinto, siempre estaba relajado, en paz y nada le perturbaba, hacía muchas bromas y le encanta pasar tiempo libre jugando a la consola, con Luna, conmigo, yendo a pasear con los chicos...
Era tan libre y tan normal en esos momentos, que siempre le veía en paz.
Igual que ahora. Sus rasgos faciales estaban relajados, tenía ojeras y su ceño no estaba fruncido como llevaba estándolo desde hace días.
Me acurruqué a su lado y empecé a mirar el techo.
Era impresionante lo mucho que había cambiado mi vida de unos meses a otros.
Creo que nunca había estado tan segura de que quisiera alguien y mucho menos de que alguien me amara con esa intensidad con la que Gavi lo hacía.
Pensando en todo esto me quedé dormida abrazándole.
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𝐑𝐄𝐌𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 +18 | Pablo Gavi
Teen FictionLeah acompaña a su mejor amiga a ver un partido del Barça aún sabiendo que es del Madrid. Lo que ella no sabe es que después de ese partido su mundo va a ponerse patas arriba. ¿Está segura de lo que dice?