𝓒𝓸𝓵𝓵𝓪𝓫𝓸𝓻𝓪𝓽𝓲𝓸𝓷 | ᴋɪꜱʜɪʙᴇ ʀᴏʜᴀɴ |

𝟏𝟔

Rohan salió disparado de la puerta a la que conducía ese recuerdo, y no en sentido metafórico. Fue como si el propio recuerdo lo hubiese repelido y lanzado hacia fuera. Tuvo que agarrarse a duras penas al suelo para no caer por el vacío de los recuerdos de Kairi. No sabía todavía si podía morir en ese lugar, pero era mejor no probarlo.

Cuando se sentó en el pasillo, calmando su respiración, se pudo dar cuenta que la pared ya no era blanca y lisa como cuando entró en aquel mar de vivencias, sino que estaba agrietada y sucia, cayéndose a pedazos. Por algunas zonas se podía ver incluso la sección de pasillos que había detrás. La puerta, por su parte, estaba astillada, llena de moho y arañazos. Giró su vista hacia la derecha, viendo como gradualmente la pared y las puertas volvían a su forma original.

Ahí se podía ver el deterioro de la mente de Kairi. Ese había sido su punto de quiebre.

Quiso volver al recuerdo para saber como continuaba, como era que habían llegado a ese punto y como terminaba, cuando por primera vez su cerebro pareció saber juntar las únicas dos piezas de ese rompecabezas desde que llegó allí.

Esa era el propósito del stand enemigo. Quería que él se quedara mirando sin parar los recuerdos. Quería que le resultaran más interesantes que su propia vida y así no volver a la realidad.

Seguramente por eso había escogido específicamente los recuerdos de Kairi para ello, porque eran los únicos que no había tenido la oportunidad de estudiar aunque fuera por encima.

Caminó con lentitud para asomarse al vacío. Ahora se sentía terriblemente mal por estar cotilleándolos por su permiso. Era raro sentirse mal por eso, al fin y al cabo, siempre lo hacía con todos los que conocía.

·····

Avanzó entre los pasillos, lentamente, mirando las puertas, las diversas fechas, y tras dar una vuelta completa (por la 'sección' de la adolescencia), solo pudo encontrar una puerta con una fecha y hora específicas.

Entró con lentitud en el lugar, viendo a la Kairi adolescente, sola, en un cuarto completamente destrozado. Seguramente sería el suyo por los deberes tirados por el suelo y por el vestido destrozado que había apartado en una esquina.

Estaba llorando en silencio, hecha una bola en el suelo, vestida con una ropa informal y que no combinaba.

Luego de un rato, se levantó y salió por la puerta. Rohan la acompañó, apareciendo en una tienda de segunda mano aparentemente.

—Ya te lo he dicho. Esto no es suficiente para pagarlas — dijo el hombre, ya notablemente irritado por la presencia de la fémina detrás del mostrador.

— Es lo que me dieron por ellas — respondió Kairi, mostrando de nuevo el dinero.

— ¿De verdad te crees que las cosas funcionan así, niña? Me habría arruinado hace mucho tiempo.