Una simple colaboración en contra de la voluntad de ambos para evitar echar sus nombres a perder.
¿Qué es lo peor que puede pasar?
- Jojo's Bizarre Adventures no es de mi propiedad. Hago esta historia sin fines de lucro y como mera diversión
- La i...
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– ¿Otra vez vas a llevar esa ropa?
Kairi miró hacia bajo, observando su vestuario.
– Esta camiseta no la uso desde hace dos semanas.
– Mentira. Esa camiseta la llevas usando tres días.
– Ayer y antes de ayer use otras camisetas. Están en mi canasta de la ropa si quieres comprobarlo.
– ¿Tienes tres camisetas iguales?
– No son iguales, son parecidas.
– ¿Y qué me dices del pantalón? Ese si que lo usaste ayer.
– No estaba sucio. Perdona que no tenga una vestimenta distinta para cada día del año, Rohan-sensei — dijo sarcásticamente, llevándose una mano al pecho para dramatizar. El varón la miró, y se levantó de su escritorio para salir del estudio —. ¡Eh! ¿A dónde vas?
– A ver tu armario. Verte cada día es como ver a los estudiantes de secundaria que tienen que llevar el mismo uniforme siempre.
La fémina se apresuró en terminar los trazos de la página en la que estaba trabajando para levantarse también e ir tras él. Cuando llegó a su cuarto, vio como el mangaka miraba con disgusto sus ropas en el armario abierto de par en par. Se puso a su lado, y tuvo que admitir internamente que desde ese punto de vista era algo triste.
Como si de una caricatura se tratara, todas sus camisetas y chaquetas eran prácticamente iguales, con apenas unas pequeñas diferencias en la forma o el color entre una y otra. Predominaban principalmente el color marrón y blanco, con unas pocas excepciones en vaqueros azules que compró porque estaban de oferta y unas camisetas de diversos colores que recibió como regalo de cualquier tontería.
– Cuando terminemos de trabajar nos vamos a comprar ropa antes de que nos reunamos con el editor mañana. Considerate afortunada de que vaya contigo.
– Me considero desafortunada de que estemos en esta situación para empezar.
Y efectivamente, en cuanto terminó de repasar la última página del capítulo de esa semana, la arrastró en contra de su voluntad a la zona de tiendas de Morioh. La llevó de un lado a otro, probándole y sugiriéndole prendas y prendas.
No es que Rohan no tuviera un buen gusto por la moda. A Kairi le encantaba ver con que vestimenta le sorprendería cada mañana cuando se lo encontraba en la cocina para hacer el desayuno, pero aquello definitivamente no era lo suyo. Le gustaba llevar el estilo simplón que llevaba siempre, sin caer en excentricidades. Como mucho llevaba de vez en cuanto un colgante o se recogía el cabello en una cola. No le gustaban los pendientes porque se le solían enganchar en el pelo, y tampoco las pulseras porque le incomodaban a la hora de trabajar. Una vez intento llevar una cadena para las gafas y acabó con su primo llevándole a una peluquería para que le arreglaran el trozo de pelo que se había arrancado por intentar quitárselo.