𝟏𝟐

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 — Que coñazo

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— Que coñazo. ¿Me repites por qué estás aquí? — preguntó Jotaro, viendo como la mangaka usaba su stand para trabajar el doble de rápido en las hojas que había esparcido sobre la mesa baja del salón de su casa.

— Rohan está raro. Parece que lo han cambiado por una copia mala. No quiero estar cerca de él. Si le miro a la cara otra vez creo que no resistiré las ganas de partírsela.

— ¿Y tienes que venir a mi casa a trabajar?

— Me niego a que vuelva a fastidiar el manuscrito de esta semana.

— Al menos esto es mejor a que esté cerca de él — comentó el psique de Rohan, llevándose su fantasmal mano al puente de la nariz.

De repente, tanto Black Keys como Kairi dejaron de dibujar, y miraron en la dirección donde se encontraba Rohan con confusión.

— ¿Has sentido eso?

— ¿Sentir el qué? — cuestionó Jotaro, deteniendo su marcha hacia su estudio donde iba a trabajar él también.

— Es como si...

Black Keys se acercó a donde estaba el fantasma, intentando volver a percibir aquella presencia.

— Como si alguien estuviese hablando en otra habitación, y solo llegas a escuchar la voz, pero no la entiendes.

El varón se puso inmediatamente alerta, manifestando él también a Star Platinum para que captara con sus sentidos alguna anomalía. El stand dilató y achicó sus pupilas, enfocando toda la habitación.

Rohan se movió hacia él, esperando que captara su movimiento de alguna forma, resultando en que se pusiera en guardia.

— Star Platinum ha detectado algo moviéndose. Está en esta sala. Pase lo que pase mantente alerta. Es como si tuviera un camuflaje óptico a nuestros ojos.

El psique se acercó hacia Jotaro, esperando que hiciera algo, moviendo sus brazos y hablando.

— Otra vez. Otra vez esa sensación — habló Kairi, alejándose de la mesa para aproximarse a Jotaro.

— Está delante de mi.

Ambos se quedaron congelados, esperando alguna respuesta ofensiva, pero en su lugar, solo obtuvieron silencio. Nada. Ningún ataque, ningún movimiento, ningún sonido. Nada.

— Jotaro, me voy a acercar. No te muevas — dijo la mangaka, que hizo que Black Keys se aproximara hacia donde estaba el varón.

— ¡Estoy aquí! ¡Maldita sea! — exclamó el psique, lanzándose directamente a por el stand.

Lo que no esperaba Rohan, es que al momento de tocarlo, lo siguiente que pudo apreciar es que su visión ahora era más sombría, como si llevara unas gafas de sol. Se miró las manos, y vio que eran de un color oscuro, como si las cubriera una tela fina.

𝓒𝓸𝓵𝓵𝓪𝓫𝓸𝓻𝓪𝓽𝓲𝓸𝓷 | ᴋɪꜱʜɪʙᴇ ʀᴏʜᴀɴ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora